En
memoria de Ronnie Gilbert (1926/2015)
Nunca fui antiamericano porque siempre
supe que había americanos como Ronnie Gilbert.
Ni siquiera en los tiempos más
sectarios, cuando el antiamericanismo era carne ideológica de cualquier rojo
del mundo que se preciara. Porque existían en América muchas Ronnie Gilbert.
Por supuesto que estaba contra la guerra
de Vietnam, el racismo, el bloqueo de Cuba, las bases en España y todo aquello
del american way of life, símbolo de
adocenamiento, comodidad y venta a plazos que entonces era moda foránea y hoy
está instalado en nuestros cerebros. Me manifesté en contra de ello, repartí
panfletos, pinté yakees go home en
las paredes y me acordé mil veces de la familia de Johnson o Nixon. Pero nunca
fui antiamericano. Siempre supe que en el vientre de la bestia, en las tripas
mismas del sistema resistían americanos como Ronnie Gilbert. Y tantos otros que
hoy no nombraré.
En 1968, casi da vértigo escribirlo, un
amigo mayor que yo, Fernando Santos Fontela, que con el seudónimo de Ramón
Padilla había publicado un libro que sería fundamental para mi formación, “Canciones de protesta del pueblo
Norteamericano”, me prestó el primer disco que escuche en mi vida de The Weavers.
Y allí estaba Ronnie Gilbert, dándole con el flaco Pete Seeger, el gordo Lee
Hays y el elegante Fred Hellerman las buenas noches a Irene por recado del
viejo Leadbelly. Me dejaron fascinado, y la clara voz femenina del cuarteto, una
clara y cálida voz de contralto, transparente y perfectamente modulada, se
instaló en mi memoria para siempre.
The Weavers fueron el primer grupo
norteamericano que consiguió el éxito universal interpretando música folklórica
y canciones de contenido social y político del todo el mundo. No tengo el libro delante, pero aún recuerdo con que
retintín un tanto amargo le contaba Seeger a Padilla el nacimiento del grupo.
Todos sus integrantes eran veteranos músicos comprometidos, cantantes
habituales en manifestaciones, huelgas y centros sindicales. Militantes del
canto y de la política, tenían que ver, no obstante, cómo a la hora de montar grandes
recitales solidarios o para recoger dinero se les ignoraba para aprovecharse de
la fama de los que, menos politizados, disfrutaban de mayor éxito. Crearon
entonces The Weavers, que
inmediatamente triunfaron al mayor nivel con un repertorio insólito hasta ese
momento en un grupo estadounidense. Sus
versiones de "Darling Corey",
"Greensleeves". "Kisses Sweeter Than Wine", "Around the World", "Rock Island Line", “Suliran”, “tzena, tzena,tzena” o “Wimowhe”,
entre tantas otras, son memorables.
Especial emoción me provocó escucharles
aquella vieja canción de la guerra civil española que mi padre me cantaba en la
infancia. Por lo bajines. Quizás al tiempo que me contaba ycontaba de aquellos
americanos de la Brigada Abraham Lincoln que atravesaron el océano para pelear
por la República. Como Ronnie Gilbert.
Pero Joe McCarthy debía ser un canalla
pero no un tonto. Pronto se dieron cuenta los inquisidores de que cantando lo
que cantaban The Weavers no podían ser trigo limpio. Conocieron las
prohibiciones, los boicots, los juzgados y las listas negras. El macartismo
acabó con el grupo, que se disolvió siguiendo cada uno su camino.
Ronnie Gilbert se casó, tuvo una hija,
se trasladó a California, estudió sicología, trabajo de terapeuta, participó
como actriz en importantes proyectos de teatro alternativo y siguió cantando
contra la guerra, por la causa feminista, a favor del mantenimiento del
planeta, por la solidaridad internacional. Como siempre.
Cuando en los años ochenta, ella andaba
ya por la sesentena, conoció a una joven cantante, Holly Near, buena como ella,
contestataria como ella, regresó a los estudios de grabación y realizó, en dúo
y en solitario algunos de sus mejores trabajos musicales.
En 2004, reiniciando su vocación de
pionera, se casó en San Francisco con Donna Korones, que había sido su
compañera de vida y manager durante tres décadas. Fue uno de los primeros
matrimonios homosexuales de Estados Unidos. Ronnie Gilbert tenía 78 años.
Ronnie Gilbert falleció el pasado
sábado, 6 de junio de 2015, a los 88 años de edad. Nunca he sido antiamericano
porque supe de Ronnie Gilbert. Los que luchan toda la vida siempre me han
conmovido.
Que año!!!
ResponderEliminar¡Qué maravilla!
ResponderEliminarConocí a 'The Weavers' a través de los dos discos que por intermediación de Joaquín Díaz se editaron en España. Ambos con la misma portada de un banjo, una en blanco y la otra en negro, que aún conservo. Los escuché asombrado cientos de veces. Luego retomaron mi interés musical 'Nuestro Pequeño Mundo', que para mí fue una conmoción con mis apenas 14 años, y desde entonces fui asiduo seguidor de aquellos grupos posteriores, como Carcoma, Jubal, etc. De aquellos años viene mi interés por el folklore en general y por los cantautores.
Gracias, Antonio Gómez, por recordarme aquellos años que tan a buen recaudo guardo en la memoria y por todo lo que aprendo de tus escritos.