ASI ES ESTA ESPAÑA QUE VOTA A LOS QUE
VOTA
A
menudo me asombro de los resultados electorales, tanto los que avanzan las
encuestas como los que luego dan las urnas. ¿Cómo es posible que tal partido se
hunda pero emerja a su lado uno nuevo que enarbola la bandera sumergida?, y aún
más incomprensible: ¿En que cabeza cabe que se siga votando siempre a los
mismos, o a los similares, sin que ninguna razón o realidad nos quiten las
orejeras? ¿Es concebible que la humanidad, y España en ella, viaje en cangrejo
y no, al menos, en tortuga?
Estos
días pasados ha salido la encuesta del CIS, de la que sólo leo y escucho
comentarios sobre los avances y retrocesos de estos y aquellos, sumas y restas
de porcentajes, especulaciones sobre gobernabilidades y otros mamoneos. No está
mal, te indican por donde circulan los partidos políticos en esta carrera mediática
y electoralista por llegar a su meta: el Poder.
Sin
embargo, hay en los barómetros del CIS otros datos, a mi parecer, más significativos,
que apuntan al fondo de la cuestión: aquellos que retratan la composición y el
pensamientos social de los españoles a través de los temas que más preocupan a
la ciudadanía. Creo que se deben analizar y tener en cuenta a la hora de
valorar el clima político en el que vivimos. Al fin y al cabo, son esos
ciudadanos los que eligen al Alcalde y el Alcalde a esos ciudadanos y tal.
Deberíamos fijarnos algo en ellos.
Las
coordenadas que dan esos datos sobre la sociedad española son aterradoras.
Excepto aquellos temas que les afectan directamente, y son pocos (Paro, 60%
/problemas de índole económica, 23%/ Sanidad, 9.9%)), o aquellos otros con que
nos bombardean los medios, insistentes y repetitivos como loros mal criados
(Corrupción, 35,1%/ Los políticos y los partidos, 24,3%, Catalunya, 14,9%), el
resto de los problemas que uno consideraría menos coyunturales pero
fundamentales, le importan un pito a los españoles.
Cuestiones
a mí entender esenciales, como la situación crítica de sectores productivos tan
fundamentales como la agricultura, la ganadería o la pesca, sencillamente no
preocupan a nadie; ni a uno. Tampoco inquieta a ninguno de los encuestados (que
ya sabemos que no son todos, ojo) la obligada solidaridad, no ya económica,
sino moral que deberíamos sentir ante la situación que viven los
“refugiados/as”.
Y
atención a las que tan sólo preocupa al 1% o menos de los encuestados:
Los
problemas relacionados con la mujer (0,2%. Eso sí, la "violencia" contra la mujer
preocupa, ¡nada menos¡ que al 4,6% de los españoles) Infraestructuras (1%).
Vivienda (1%). Las guerras en general (0,2%). El racismo (0,1%). El medio
ambiente (0,8%). Los servicios públicos (0,4%). La administración de la
Justicia (0,2%). La reforma laboral (0,1%). La monarquía (0,2%). Y en fin, para
qué seguir: No sabe no contesta (1,9%).
¿A
alguien le puede sorprender que la España así retratada, por borrosa que pueda
ser la imagen resultante, vote lo que vota, apoye lo que apoya? Por supuesto
que sabemos de la capacidad alienante y manipuladora del Poder, sus medios de
comunicación, sus programas educativos y su aparato legal y administrativo,
pero no me parece excusa para justificarlo.
¿No
será que lo que hay que cambiar no es tanto el Parlamento (que hay que
cambiarlo, ¡faltaría más!) cómo la
sociedad que lo elige?
¿No
deberían los partidos y sus cargos electos (al menos los que se proclaman de
izquierda, que tienen el cambio en su ADN) esforzarse en la potenciación y
participación en las numerosas organizaciones sociales de todo tipo que
trabajan directamente sobre el terreno y volcar más sus esfuerzos en
transformar esta sociedad que retrata la encuesta, egoísta, insolidaria,
seguidista y alienada, en lugar de andarse autodestruyendo en competiciones
electoralistas estériles, tan a menudo oportunistas, sectarias y demagógicas,
en la única búsqueda del voto nuestro de cada día?
El 25 de junio de 20013 un grupo de
portugueses
interrumpieron e hicieron callar
al primer ministro,
el conservador Pedro Passos
Coelho cantándole
“Grandola Vila morena”.
¿Para cuándo un “Canto a la Libertad” en la
Carrera de San Jerónimo.
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