Paco de Lucía. Nuestra música
Esta madrugada ha fallecido Paco de
Lucia, probablemente el más universal de los músicos españoles contemporáneos,
no tanto por el reconocimiento y la difusión que ha tenido en todo el mundo,
sino, sobre todo, por la esencial universalidad de su trabajo, que recorre el
universo estético de la música en un doble sentido: verticalmente, enlazando la
más vieja traición con la esencialidad contemporánea, y horizontalmente,
unificando lenguajes de tierras dispares.
Curiosamente, coincide su fallecimiento,
no en el día, pero sí en el año, con el 40 aniversario de su descubrimiento
como artista por parte de un público ajeno al estricto flamenco, terreno en el
que ya gozaba de merecida fama desde que había acompañado a Camarón en sus
primeros discos. En 1974 Paco de Lucía publicó “Entre dos aguas”, que habría de
convertirse en su estandarte, y realizó una importante gira por toda España,
operación de promoción que fue activamente apoyada, quiero recordarlo aquí, en “Para
vosotros, jóvenes”, el programa diario que dirigía en Radio Nacional Carlos
Tena y en el que colaboraba, junto a Adrián Vogel, Gonzalo García Pelayo, Jorge
de Antón, Julio Palacios, Aurora de Andrés y tantos amigos.
Personalmente realicé para Disco Expres
la crónica del recital que celebró en el Teatro Alcalá Palace de Madrid el 25
de junio. Me ha parecido pertinente recordar, aquí y hoy, aquel momento. Paco
de Lucia ha fallecido a los 66 años. Tenía entonces 26.
DISCO EXPRES. 12 JULIO 1974
Decir que el
recital de Paco de Lucia en el Cine Alcalá Palace de Madrid fue impresionante
es decir poco. Pero de todas maneras hay que decirlo: Fue impresionante la
actuación y fue impresionante ver a dos mil personas, jóvenes en su mayor
parte, de pie, aplaudiendo hasta romperse las manos a un guitarrista joven,
español y flamenco.
La actuación fue
realmente como la esperábamos. Hace ya años que Paco de Lucia lleva actuando y
grabando discos en nuestro país, y aunque uno no sea un flamencólogo, no era la
primera vez que tenía ocasión de escucharle. Cuando se está ante un músico como
Paco de Lucia no se sabe qué admirar más, si su increíble técnica, esa
velocidad que puede llegar a ser aturdidora, o la facilidad con que controla ese
virtuosismo, su capacidad de utilizarlo para encontrar una emoción absoluta,
total. Paco de Lucia no es un guitarrista frío a pesar de ser un guitarrista
perfecto, sus interpretaciones están llenas de calor, de sinceridad, lo cual es
mucho más que simple técnica. Aún sin pronunciar sino breves palabras en el
recital (no más de diez y de una sola tacada), puedo afirmar que pocas veces me
han «dicho» más cosas desde un escenario. La música puede ser tierna, dulce,
alegre, amarga, violenta y arrebatadora, sólo hace falta un músico como Paco de
Lucia.
Pero siendo todo
esto destacable, creo que lo más importante de este recital es el público. Allí
había dos mil personas, y casi otras mil se habían quedado en la calle Alcalá
sin entradas. Una pequeña parte eran aficionados al flamenco, público maduro,
pero la gran mayoría era gente muy joven, el mismo público que podemos encontrar
en los recitales de Mayall, de Rory Gallager o de los mediocres, aunque
famosos, Emerson Lake and Palmer. O, en otro género, el mismo que hace poco
acudió a escuchar a Daniel Viglietti. Para todo este público tan distinto la
actuación de Paco de Lucia ha sido una total revelación. Era normal que
estuviéramos ansiosos de escuchar a esas grandes figuras de la música pop, a
esos seres casi mitológicos que nuestra condición de espectadores de segunda
nos había impedido disfrutar hasta ahora, y es lógico que acudiéramos a los
locales donde actuaban y los desbordáramos, pero lo que parece menos lógico es
que fuéramos incapaces de apreciar algo que, por estar en casa, nos era mucho más
desconocido. Paco de Lucia ha venido a demostrar que el público joven español
no sólo está preparado para escuchar música española o en español, sino que es
capaz de sentirla suya, de emocionarse con ella, en la misma medida en que lo
hace con 1a música universal.
Hay público para
todo, ya lo sabíamos, pero hasta ahora el público estaba muy encasillado. El
clásico en una parte, el de jazz en otra, el flamenco en otra, los cantautores
por su lado y el publico rock en ninguna porque no había recitales rock. Estas
actuaciones están demostrando que no hay que estar tan encasillados, que de
hecho no lo estamos, que los jóvenes no nos conformamos con el sitio que
teníamos reservado y que hemos tomado al asalto el flamenco, el jazz y lo que
nos pongan por medio.
Y todo ello sin
mixtificaciones, sin mezclas fáciles y oportunistas. Hemos sido capaces de
admirar y aplaudir a Paco de Lucía sin necesidad de que se disfrace de nada,
sin que nos pongan melotrones para
entenderlo. Hilario Camacho, a una pregunta sobre la pureza del flamenco de
Paco de Lucia contestaba ese día: «A mí me importa un comino que sea puro o no,
lo que me importa es que me llega, que es bueno, que me emociona». Y efectivamente
resulta así.
Los puristas se
pueden rasgar las vestiduras, pero Paco de Lucía no dejará de ser puro por
ello. Paco de Lucia nos llega, demostrando que el flamenco puede ser un arte de
hoy, de mil novecientos setenta y cuatro y que para ello no hace falta traicionar
nada. Paco de Lucia es un clásico que viaja en avión, que tiene televisor,
tocadiscos, que sabe lo que sucede en el mundo, y que lo expresa con su música.
Su flamenco no está anquilosado como quisieran algunos arqueólogos del arte, es
una música de hoy, y como también decía Hilario Camacho, su «Rumba, no tiene
nada que envidiar a Saratana ni a nadie, en cuanto a modernidad».
Con este recital
de Paco de Lucra, que no es sino uno más de los cuarenta que está dando en toda
la península, el guitarrista ha venido a descubrirnos un tipo de música que no
por ser nuestra es peor, sino al contrario. Sabemos que no se puede despreciar
la buena música extranjera, sea en inglés, francés o en el idioma que se quiera,
son aportaciones culturales distintas que debemos de recoger para incorporarlas
a las propias, porque no vivimos solos y quienes nos influyen nos ayudan, pero
desde el día 25 de junio sabemos también que lo nuestro es tan bueno, o mejor,
que cualquier importación, y, yo apuraría más, ahora sabemos que para ser
internacionales no hay que imitar a nadie, que si queremos que nuestra música
cuaje fuera de nuestras fronteras va a ser precisamente a base de mostrar
nuestras más genuinas y auténticas raíces musicales engarzadas en el tiempo
actual. Cosas como esta de Paco de Lucia.
Porqué, y con
esto acabo, la actuación de este músico de 26 años nacido en Algeciras es, ante
todo, una invitación; una puerta abierta para que nos introduzcamos en nuestra propia
música, que no acaba en él, sino que se prolonga, en Manolo Sanlucar, en Ramón
dé Algeciras y en los dos guitarristas que también actuaron en el recital; en
Menese, Morente, El Lebrijano, Camarón, Gerena, y muchos otros en otros
terrenos musicales que no pertenezcan al flamenco también debemos descubrir. Lo
que escuchamos la otra noche era la música de siempre de nuestro país, pero era
también, y esto creo que es más importante, la música de la juventud española
de 1974. NUESTRA MÚSICA.
Que buen comentario de Hilario
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