Raimon en
Económicas. Un recital histórico
Madrid, 18 de mayo de 1968
Tal día como ayer, 18 de mayo, pero de 1968, hace nada
menos que cuarenta y seis años, tuvo lugar el famoso concierto de Raimon en la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense de Madrid, que
además de la importancia que pudiera tener para la historia de la canción
popular del Estado Español se convirtió en el acto más representativo y
destacado de la participación patria en aquel mayo revolucionario que sacudió al
mundo en tal mes y año. Me apetece recordarlo, y para ello he recuperado dos
textos de muy diferente fecha que creo complementarios.
El primero de ellos es contemporáneo del recital,
publicado a comienzos de junio de aquel mismo año en la revista DISCÓBOLO, en
la que yo había comenzado a escribir apenas a comienzos de 1968 y en la que ya
había salido una crónica del recital. En este caso se trata de una especie de
reportaje-diario-entrevista en la que se describen las actividades de Raimon
previas y posteriores a la actuación a lo largo de la semana que pasó en
Madrid. Leído ahora me llama la atención que sea, sin duda, el artículo más de “fan”
que he escrito en mi vida. Hay que entenderlo, yo era un jovenzuelo de 19 años, que acababa de
comenzar a publicar, que conocía por primera vez a un artista del prestigio y
la categoría de Raimon (También en esa misma semana a Pi de la Serra y Paco Ibáñez).
Babeaba.
También me sirve la relectura de este viejo artículo
para comprobar la relatividad de la memoria. En mi cabeza han quedado muy
claras las cosas que cuento en el segundo escrito, pero se me han borrado por
completo alguna de las que aparecían reflejadas en aquella crónica-diario. Por
ejemplo, ni recuerdo de que Raimon también actuara en el colegio mayor
Chaminade durante aquella semana, o que le prohibieran un recital junto a Paco
Ibáñez en la Escuela de Arte Dramático. Al transcribirlo no he corregido ni una
coma ni una concordancia errónea, ni un tiempo verbal, que como se verá,
estaban bastante destemplados.
El segundo escrito se publicó en EL MUNDANO con motivo
del 40 aniversario del recital, y en él relato con mayor o menor
apasionamiento, lo que no pude contar en el momento de los hechos: las
circunstancias y el significado político de aquel recital.
No he encontrado en youtube ningún vídeo en el que
Raimon interprete “18 de maig a la villa” (al comienzo de estas notas aunque
está enlazado el audio), pero sí una curiosa versión a cargo del británico James Hollingsworth.
Como ilustraciones musicales, incluyo el disco en el
que recogió su recital también en Madrid de 1976, que también tuvo problemas con
la prohibición de tres de las cuatro actuaciones que estaban previstas y que
podría servir de banda sonora de estos recuerdos. Cierro con dos canciones míticas,
“Al vent” y “Diguem no”, ilustradas con unas estupendas fotos de Manuel de Cos de la primera actuación del cantautor en Madrid, en Noviembre de 1965 en el Club de Amigos de la Unesco de
Madrid, también problemática.
DISCÓBOLO. 8 JUNIO 1968
Después
de tres años de ausencia, Raimon por fin ha actuado en Madrid. Ha sido la Unión
del Departamento de Actividades culturales quien se encargó de enviar a uno de
sus miembros a Barcelona a hablar con el cantante y acordar con él las fechas
de la actuación; después, hablar con el decano de Económicas y el Rector de la
Universidad fue el siguiente trámite y, por fin, el jueves día 16, Raimon se
encuentra en Madrid dispuesto a pasar una larga semana que acabará haciéndose
agotadora. Ya dimos un anticipo de su actuación y hoy vamos a resumir aquí el
diario de estos ocho días de Raimon en Madrid.
VIERNES, 17
Ocho
treinta de la noche. Ensaya en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas y
vigila la instalación de los micrófonos y los altavoces en el hall de la facultad. Se entrevista también
con los delegados de actividades culturales de varios centros con los que
revisa la confección del programa que se entregará a la entrada del acto en el
que se encuentras traducidas todas las canciones que va a cantar.
A
la salida de la facultad aprovechó la ocasión para aclarar algo su tan
comentado cambio de casa grabadora.
--Bueno, verás, mucha gente estaba
creída que nuestra mejor ayuda era tener una casa grabadora para nosotros
solos, que en este caso era Edigsa; pero llegó un momento en que el cambio era
aconsejable.
--¿Con
que discografía estáis ahora?
--Estamos con Discophon, que ha creado
una nueva sección que se llama “Inici”, y que llevaremos Quico (Pi de la Serra)
y yo. En ella vamos a intentar que graben todos aquellos que tengan algo
interesante que decir con su canción, ya sean catalanes, gallegos, cascos o
castellanos.
Tras
esta conversación, que continuaríamos en los días sucesivos, nos separamos. A
cenar y a dormir luego.
SÁBADO, 18
Durante
toda la mañana del sábado está descansando en su hotel, mientras en la Facultad
se preparan para el acto vespertino. Raimon llega a la Facultad a las cinco de
la tarde. Después de revisar someramente las instalaciones pasa a descansar a
unas habitaciones del decanato. Se entrevista con el decano de la Facultad, que
le anima a seguir y le desea suerte en la actuación.
No
voy a hablar aquí de la actuación, pues ya se ha tratado en esta revista y son
conocidos hasta los mínimos detalles. Tras acabar el recital, Raimon pasa de
nuevamente al decanato y charla con el decano, que le felicita por su actuación
y le agradece su permanencia en Madrid y en la Facultad. A la puerta de la
habitación donde se encuentra hay una gran cantidad de personas, amigos,
intelectuales y periodistas que quieren hablar con él. Se establece una
amigable charla de la que los periodistas intentamos sacar alguna impresión.
--¿Cómo
has encontrado al público de Madrid?
--Extraordinario. Nunca hubiera esperado esta
acogida que me ha sorprendido felizmente. No me podía esperar que en Madrid
fuera tan conocido cuando hacer tres años que no actúo, cuando mis canciones no
se oyen por la radio o la televisión y cuando mis discos son distribuidos muy
irregularmente. Ha sido una de las actuaciones de mi carrera a la que ha
asistido mayor cantidad de público y que se ha sentido más identificado
conmigo. Estoy emocionadísimo.
Por
la noche cenamos juntos en compañía de los delegados de actividades culturales
en un restaurante de Cuatro Caminos.
DOMINGO, 19
Desde
las cuatro de la tarde hasta las ocho y media está reunido con el grupo “Canción
del Pueblo” escuchando sus canciones y discutiendo sobre los problemas de la
canción popular.
--Me resultaba difícil creer que en Madrid hubiera
un grupo que intentaba hacer cosas serias, pero realmente me alegra haberos
encontrado, y ahora que os conozco y que me he enterado que también hay un
grupo de gallegos que canta, me gustaría cumplir una vieja idea. Yo todos los
años suelo tener una semana en el Romea, y a ser posible me gustaría reunir a
principios del año que viene a gente de las cuatro regiones: Pi de la Serra y
yo, dos o tres vascos de “Ez dok amairu”, algunos gallegos, dos o tres de vosotros
y, a poder ser, Paco Ibáñez. Porque desde luego una cosa es evidente, si
tenemos algo importante que hacer sólo lo podemos hacer si estamos todos unidos
trabajando en el mismo sentido. Desde ahora espero que estemos constantemente
en contacto.
Por
la noche cena con varios directivos de la Editorial Ciencia Nueva, que tiene el
proyecto de editar una biografía de Raimon con textos de canciones y con
estudios sobre las mismas que haría el
escritor catalán José María Carandell.
LUNES, 20
Se
reúne en su hotel con Pi de la Serra, que llega de Barcelona.
MARTES, 21
Se
reúne en su hotel con Paco Ibáñez, que viene de actuar en Barcelona.
MIERCOLES, 22
Por
la mañana mantenemos una pequeña charla en su hotel en la tratamos
principalmente de la canción.
--¿Qué
opinas de la canción catalana?
--En un principio la canción catalana era un
intento de hacer arte en una lengua un poco dejada de lado, que parecía
arrinconada. Naturalmente, cuando se consiguió se vio que no era eso, sino una
lengua viva que el pueblo hablaba y entendía. El pueblo pasó a exigir algo más,
que aparte de hablar en su lengua se hablara también de problemas que le
interesaban. Algunos esto no lo entendieron, y se quedaron atrás. Actualmente
la canción catalana es un panorama tan extenso como en cualquier otra lengua y
tiene los mismos problemas. Mucha gente que antes cantaba en castellano ha
visto que ahora es negocio hacerlo en catalán, y ha empezado a aprovecharse de
esta circunstancia, creando, pues, una diversidad de géneros, también con las
mismas falsedades que antes hacían en castellano.
--¿Qué
opinas del Grup de Folk?
--Es un movimiento interesante. Son gente
joven que todavía puede dar mucho de lo que llevan entro, aunque creo que han
cargado demasiado las tintas en la imitación de modelos americanos en sus
canciones, quizás como una reacción a la anterior canción catalana, que era
demasiado francesa, aunque son igualmente perniciosos ambos extremos.
Por
la noche actúa en el Colegio Mayor Chaminade, ante cerca de cuatrocientos
jóvenes que, al igual que en Económicas, corean y acompañan sus canciones. Ante
la petición unánime del público, Pi de la Serra, que se encontraba presente, se
ve obligado a interpretar dos canciones entre el clamor y los aplausos del
público, que pide más, aunque no puede interpretarlas.
JUEVES, 23
Se
suspende su recital en la Escuela Superior de Arte Dramático, lo que da motivo
a algunos conatos de protesta por parte de los estudiantes congregados a la
puerta de dicho centro. Raimon come y pasa el día fuera de Madrid en compañía
de Pi de la Serra, de un delegado de Actividades Culturales y, naturalmente, de
su esposa. Por la noche se reúne con varios amigos en casa del escritor y
crítico de arte Valeriano Bozal.
VIERNES, 24
A
primera hora de la tarde se entrevista con el pintor Juan Genovés, autor de un
poster conmemorativo de su estancia en Madrid. Pi de la Serra se va a
Barcelona, donde actúa por la noche. Enterado de la suspensión del recital que
tenía que dar por la noche junto a Paco Ibáñez, así como el recital por la
tarde del grupo “Canción del Pueblo” en el Club de Amigos de la Unesco, al que
pensaba asistir como espectador, Raimon decide marchar a Barcelona. A las nueve
sale en coche hacia Játiva, a pasar el día siguiente en compañía de su madre
para llegar el domingo a Barcelona, suspendiendo un tanto bruscamente su
estancia en Madrid, llena hasta ese momento de una intensa actividad.
En la foto:
1) Annalisa Corti, esposa de Raimon,
2) Arturo Mora, principal organizador del recital, delegado de la Escuela
de Ingenieros Industriales.
y 3) éste cronista, aún con pelo.
RAIMON
EN ECONÓMICAS. 40 AÑOS
EL MUNDANO. 18 MAYO 2008
Tengo
razones personales para recordar el 18 de mayo de 1968, tanto por haber
asistido al famoso recital de Raimon en la Facultad de Ciencias Económicas y
Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid --cuyo 40 aniversario se
cumple hoy y se que se conmemorará con un nuevo recital dentro de unos días--, como
por haber contribuido a su organización.
Aquel
día había reunión de la célula del PC en la que militaba, y yo me la salté para
ir a escuchar a Raimon. Mi libertinaje político-musical no sentó nada bien a
mis camaradas, ante los que tuve que hacer en la siguiente reunión la
correspondiente autocrítica. Debí decir algo así como que reconocía que había
faltado a mí deber de comunista por preferir la música a la disciplina
partidaria, pero era mentira y, además, yo tenía razón. Era mentira porque no
me arrepentía en absoluto, y la razón estaba de mi parte porque el acto de
económicas era mucho más importante “políticamente” que la reunión con mis
camaradas, en la que seguramente se debió discutir algo así como cual debía ser
el contenido del mural que habría que colgar en las escaleras de la escuela el día
siguiente, o sí había llegado el momento de hablar de una vez con Luis Mendo a
ver si se conseguía captarlo, que el futuro guitarrista y compositor era
“simpatizante”, pero no “militante”.
Pero
es que hace 40 años las cosas eran así, por mucho que cueste creerlo a quienes
no lo vivieron, y ya se sabe que la autocrítica era para los comunistas como la
confesión para los católicos: una forma de exorcizar los pecados, religiosos o
revolucionarios, y de reafirmar la fe en Cristo o en Lenin, según del lado del
que te viniera el dogma.
1968
fue un año de cuidado. En el mundo, en Europa, en España, en Madrid, y en su
universidad, que es donde transcurre esta historia.
Desde
el 66 se habían ido creando en las universidades de toda España el Sindicato
Democrático de Estudiantes, que en el 68 ya era un moviendo fuerte, con
presencia en todo el estado. Siguiendo el modelo que tanto éxito había dado (y tantos
detenidos le había costado) a Comisiones Obreras, que venían existiendo desde
las huelgas asturianas de 1962, el movimiento universitario, al igual que el que
estaba naciendo en los barrios, combinaba las formas de lucha ilegales
(panfletos, sentadas, manifestaciones, asambleas…) con las legales
(participación en las elecciones a delegados de curso o facultad, organización
de actos culturales…). Con ello se rompía la tradición organizativa que hasta
entonces había mantenido las organizaciones antifranquistas, como sucedía en la
universidad con la FUDE (Federación Universitaria Democrática Española),
centradas en la clandestinidad y la militancia estricta, pero permitió que el
SDEU fuera una organización numerosa (entonces se hubiera dicho “de masas”),
abierta y apartidista, aunque el peso lo llevaran los partidos clandestinos, a
la que cualquier podía pertenecer más o menos sin tapujos.
Para
conseguir que esa táctica de lucha abierta resultara un éxito eran necesarios
actos públicos, multitudinarios y legales, a ser posible, que dieran
visibilidad a la lucha, afianzaran la confianza de la gente y demostraran la
fuerza del sindicato. En ese contexto (joder, me está saliendo esto como un
antiguo análisis para la célula), se pensó en organizar en Madrid un recital de
Raimon, sin duda el más representativo de los cantautores del momento y el que
mayor cantidad de gente podía reunir.
Para
1968, Raimon, que había comenzado a cantar en 1961 y había grabado sus primeras
cuatro canciones (“Al vent” incluida)
en 1963, era el cantante de mayor reconocimiento, no sólo en Catalunya, sino en
el conjunto del estado y en el extranjero. Ya había protagonizado recitales
multitudinarios de gran repercusión, como el del Instituto Químico de Sarría en
1966 o el del Palau de la Música Catalana en 1967. Además, había actuado ya en
Francia, entre otros sitios en el Olimpia (1966), Alemania, Bélgica, Cuba,
Estados Unidos, México, Suiza y otros países, en alguno de los cuales se habían
publicado sus discos. En Madrid tan sólo había actuado anteriormente en una ocasión,
en un conflictivo concierto en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid. En el
terreno compositivo, aparte de sus canciones iniciales, que se habían
convertido en auténticos himnos generacionales, había publicado ya sus “Cançons de la roda del temps” (1966),
sobre poemas de Salvador Espriu, una obra cumbre, a mi entender, de la música
popular, con la que queda desmentida su imagen posterior de cantante
“panfletario”, que sólo un indocumentado puede sostener, en la que rompía la
estructura habitual de las canciones y experimentaba sonidos hasta entonces
inéditos, que luego sería calificados como “mediterráneos”.
El
recital de Económicas se encargó de organizarlo el comité de los delegados de
actividades culturales del SDEUM, del que yo formaba parte como delegado de la
Escuela de Ingenieros Técnicos, es decir, de peritos, industriales (ahí es
nada). No obstante, quien realmente se ocupó del tema fue Arturo Mora, delegado
de Ingenieros Industriales, que fue quien viajó a Barcelona a contactar con
Raimon y convencerle y quien más activamente participó en la organización.
Arturo era del PCE, con el que rompió durante su posterior estancia en la
cárcel, de la que salió para morir pocos años después en un accidente de coche.
No recuerdo exactamente a quienes estaban en aquel comité, aunque parece que
por allí andaba el posteriormente profesor y dirigente de la Liga Comunista
Revolucionaria Jaime Pastor, el luego escritor y periodista Gregorio Morán,
entonces delegado de culturales de la Escuela de Arte dramático, creo recordar,
y otros cuyos nombres tampoco nos dirían nada hoy en día.
El
recital fue extrañamente autorizado por el rector correspondiente, que o bien
pensaba que sería un mero acto cultural o simplemente quiso dar una muestra de
aperturismo. Pero el tiro les salió por la culata.
Raimon
ha dejado contado en El País cómo viajó hasta Madrid con su mujer, Annalisa, en
un 600 y cómo se hospedaron en un pequeño hotel del centro de Madrid. Era el
Hotel Madrid, de la calle Carretas, que también utilizaba Paco Ibáñez en sus
viajes a Madrid. Recuerdo que allí se reunió Raimon el día anterior con los
integrantes del grupo madrileño de cantautores “Canción del pueblo” (Hilario
Camacho, Elisa Serna y Adolfo Celdrán, entre otros), pero, en cambio, tengo muy
confuso el recital del día siguiente. Raimon, por ejemplo, aseguraba en La
Sexta que al final se había previsto cantar la Internacional, pero que no se
pudo porque nadie se la sabía. Estoy seguro que nadie se la sabía, pero en
cambio no tengo yo recuerdo de esa previsión de cantarla. Sí que me acuerdo
perfectamente, en cambio, de que se repartieron unas hojas ciclostiladas con
las letras de las canciones en versión catalana y castellana, cuya portada figura aquí; unos papeles que,
por cierto, nos sirvieron para ocultar la cara ante cualquier flash que
estallara ante los que estábamos sentados alrededor del cantante en las escaleras,
junto a Annalisa, que nunca se sabía qué policía podía estar detrás de la
cámara.
Lo
que sí recuerdo perfectamente es la sensación que me provocó el acto, que fue
mucho más que un recital. Posteriormente he vuelto a visitar la facultad de
Económicas, y con los años su entrada siempre me ha parecido pequeñísima, pero
aquel 18 de mayo, absolutamente abarrotada de estudiantes, con pancartas con
las más diversas consignas que colgaban de las barandillas, como recuerdan las
fotos, resultaba realmente enorme y reconfortante. Cuentan las crónicas que
acudieron 6.000 personas, quizás una miseria ahora, pero una barbaridad para
aquellos años, aunque podían haber sido más o menos y el efecto sobre cada uno
de los que lo vivimos hubiera sido
similar. Es curioso que el mejor retrato de aquel acto lo realizara el propio
Raimon en su “18 de maig, a la villa”,
que, por otra parte, refleja perfectamente mis propias sensaciones de aquella
ocasión, o, al menos, lo que yo recuerdo de aquellas sensaciones:
“Y la ciudad era
joven/ aquel 18 de mayo/ Sí, la ciudad era joven,/ aquel 18 de mayor/ que no
olvidaré nunca.// Por unas cuantas horas/ nos sentimos libres,/ y el que ha
sentido la libertad/ tiene más fuerzas para vivir.// De muy lejos, de muy
lejos,/ llegaban todas las esperanzas,/ y parecían nuevas,/ recién estrenadas:/
de muy lejos las traíamos.// Por unas cuantos horas/ nos sentimos libres,/ y el
que ha sentido la libertad/ tiene más fuerzas para vivir.// Una vieja
esperanza/ encontraba la voz/ en el cuerpo de miles de jóvenes/ que cantaban y
que luchan.// No lo olvidaré nunca,/ no lo olvidaré nunca,/ aquel 18 de mayor/
en Madrid”.
Ese
sentirse libre durante unas horas que canta Raimon es la sensación fundamental
que yo tengo en mi memoria del recital. Sentirse libre y, además, acompañado en
esa libertad por miles de personas de las que, sin conocerlas, sabías que,
excepto los policías infiltrados que hubiera, que os puedo asegurar que serían
unos cuantos, pensaban y sentían como uno mismo. Y todo ello alrededor de un
cantante y unas canciones que podían gustarte más o menos (a mí personalmente
me parecían y me siguen pareciendo excelentes), pero que, en cualquier caso,
reflejaban las mismas ansias, las mismas esperanzas, los mismos deseos y
aspiraciones que uno mismo podía tener. Una sensación así no es la simple
identificación con un músico al que admiras o la emoción ante unas canciones
que te gustan. No es comparable con la identificación que se da con un cantante
de éxito comercial que llena plazas de toros. Entre otras cosas, porque en
aquel sitio y en aquel momento, los participantes también compartían la
sensación de peligro que significaba vivir y luchar en una dictadura, con la
posibilidad de ser apaleado, detenido, torturado, o, como aquel mismo año le
sucedió a Enrique Ruano, tirado por una ventana. Esa identificación entre los
asistentes, y a su vez entre estos y el cantante, que visto desde ahora no dejo
de reconocer que tenía mucho se sentimiento cuasi-religioso, provoca unas
sensaciones, que, os lo aseguro, se vive pocas veces en la vida, y aquel 18 de
mayo se vivió. Fue, ante todo, algo que nos dio “más fuerzas para vivir”.
1) Gregorio Morán, delegado de actividades culturales de la Escuela de Arte Dramático. Escritor, politólogo y periodista.
2) El cronista con pelo.
Que mi modesto Blog (El Mundano) esté a la altura de una publicación de referencia como Discóbolo es motivo de orgullo y satisfacción. Pero lo es mucho mas haber contado con tu colaboraciones y sobre todo tu amistad. Un abrazo enorme amigo.
ResponderEliminarLa verdad, compañero, es que en unos años en los que lo que hacía en el periódico me aburría irremediablemente, encontré en El Mundano una forma de escribir libremente y sobre temas que nos interesaban. Te lo agradezco yo a ti, y así quedamos empatados en peloteo.
EliminarUn poco tarde leo este Blog cumplidos los 50 que comenzará mis estudios de CCPP en Galerias Castañeda. Así llamabamos entoces a la inaugurada 3 años antes Facultad de Ciencias Políticas,Económicas y Comerciales
ResponderEliminar