Gerry Adams. Entrevista. 1994
El ambiente que no falte
En 1994 tuve la oportunidad de
entrevistar a Gerry Adams para El Periódico de Catalunya. Aunque se trate de
una entrevista coyuntural, centrada en la situación política de Irlanda del
Norte en aquellos momentos, pienso que es pertinente reproducirla aquí y ahora.
Especialmente por cuanto puede servir para reflexionar sobre las maneras y los
métodos de llevar adelante un proceso para la finalización del terrorismo.
También para expresar mi estupor por el
hecho de que Arnaldo Otegui continúe aún en prisión.
Gerry Adams había sido encarcelado en
1972 (siendo liberado para participar en uno de los muchos intentos de
negociación entre el IRA y el gobierno británico), tras cuyo fracaso volvió en
1973 a presidio, en el que permaneció hasta 1977, siendo detenido de
nuevo en 1978. Nada más ser puesto en libertad ese mismo
año fue elegido Vicepresidente del Sinn Féin, partido legal pese a ser
considerado el brazo político del IRA, del que Adams sería elegido en 1983 Secretario
General, cargo desde el que promovió la renuncia del IRA al terrorismo
y la actuación política institucional.
Para la fecha de la entrevista, mayo de
1994, estaban recientes los acuerdos entre los gobiernos británico e irlandés que
habrían de conducir al alto el fuego proclamado por el IRA apenas un par de
meses después. Se iniciaba así un largo proceso de negociaciones que no
alcanzaría su meta, tras numerosos avances y retrocesos, hasta las elecciones
de 2007.
El presidente
del Sinn Fein es posiblemente el personaje bisagra sobre el que puede girar la
paz en el Ulster. Tras el acuerdo anunciado en otoño por los gobiernos de
Londres y Dublín, Gerry Adams, presidente de aquel movimiento irlandés, ha
insistido durante su estancia en Madrid en exigir nuevas explicaciones sobre el
documento antes de pronunciarse definitivamente sobre el mismo.
-¿En qué estado se encuentra la oferta de
negociación realizada por Londres y Dublín el otoño pasado?
-El tema sigue,
no acabará hasta que no haya un acuerdo de paz. El acuerdo entre Londres y
Dublín no es un acuerdo, es un paso hacia un acuerdo. Así que queda un camino
por recorrer, el conseguir la paz tiene que ser visto como un proceso.
-Pero parece ser que no se ha avanzado mucho. ¿Qué
clarificaciones pide el Sinn Fein?
-La declaración
es un documento ambiguo, así que queremos aclaraciones acerca de algunas partes
del texto. Ambos gobiernos han hecho interpretaciones contradictorias acerca
del documento. Hemos pedido clarificaciones de Dublín y las ha dado, y estamos
procurando que Londres nos de algunas clarificaciones similares. Finalmente,
como la declaración sólo es un paso, a pesar de que podía ser significativo,
tenemos que saber cuáles serán los próximos pasos. Lo que estamos buscamos es
saber qué pretende Gran Bretaña a largo plazo.
-¿Hay una salida política al problema del Ulster?
-Hacer la paz
requiere un diálogo sin condiciones, requiere el compromiso por todas las
partes para buscar una solución, requiere un proceso completo. Los principios
democráticos que dominarían un acuerdo deberían basarse en el hecho de que los
irlandeses puedan acceder a la autodeterminación. El Gobierno británico afirma
que no tiene ningún interés en Irlanda. Eso está bien. Añera hay que intentar
elaborar una base para establecer una Irlanda estable. Vamos a ver si es
sincera esa posición y de acuerdo con ella las gentes de toda Irlanda pueden
tener la capacidad de gobernarse a sí mismas. La manera en que decidamos
hacerlo es asunto nuestro, ÍTQ de los británicos. El Sinn Fein insistiría en
que el acuerdo tiene que ser capaz de conseguir la alianza de todas las organizaciones.
Queremos una democracia que funcione, que refleje la diversidad del pueblo
irlandés. Éstos son los principios amplios de Un acuerdo.
-¿Cómo se combinan en el panorama político irlandés
los elementos religiosos, nacionales y de clase?
-El elemento
religioso es una dispersión de la realidad. Necesitamos una situación en la
cual la religión pueda ser un asunto de conciencia personal y que haya una
garantía de libertades civiles y religiosas, y eso es lo que pasaría en una
Irlanda nueva, porque la división no es religiosa, es política. Una parte de
nuestra gente, los unionistas, tienen una relación con los británicos porque
creen que eso defiende su posición. Es una minoría, pero significativa.
-¿Y la mayoría?
-La gran mayoría
de la gente se relaciona mucho más con el pueblo de Irlanda, así que tenemos
que remover las causas de la división política. El elemento sectario religioso
fue planteado y es utilizado por los británicos para causar la división, así
que tenemos que construir una sociedad que lo supere. No tengo ninguna duda de
que si los británicos cambiaran su posición y la gran mayoría de los irlandeses
estuviera a favor de eso, los unionistas variarían también su posición, porque
son víctimas de la historia. Son como los blancos en Suráfrica, si Mándela y De
Klerk hubieran esperado a que la derecha se pusiera de acuerdo nunca habrían
progresado, así que el Gobierno británico tiene la responsabilidad de llevar la
situación hacía adelante y los republicanos irlandeses tienen la responsabilidad
de buscar un acuerdo nuevo y trabajar por la unión.
-¿Recibió algún tipo de apoyo en su reciente visita
a Estados Unidos?
-Sí, el hecho de
haber sido invitado a EEUU y que me dieran visado tras 20 años de no hacerlo
indica que hay un apoyo. La visita fue muy positiva y había signos muy
optimistas. Pienso que también es importante que los ciudadanos de EEUU hayan
podido recibir información directa, que es su derecho.
-¿Variaría el proceso de paz en el Ulster si los
laboristas llegaran a Downing Street?
-En los próximos
dos años no habrá elecciones en Gran Bretaña, así que la paz no debería esperar
tanto tiempo, pero de todas formas si fuera elegido un Gobierno laborista
permitiría un desarrollo muy interesante, porque' teóricamente su posición está
a favor de la unidad irlandesa y tenemos un Gobierno irlandés que está preparado
para aplicar esta política. El Sinn Fein quisiera apoyarla.
-¿Qué tipo de relación existe entre el Sinn Fein y
el IRA?
-El IRA es una
organización distinta, El Sinn Fein es un partido político abierto,
comprometido con la lucha política. Estamos organizados en conferencias
públicas, con líderes públicos. El IRA es una organización armada, aceptada,
naturalmente, en el contexto de la ocupación militar. Nosotros aceptamos que
los ciudadanos tienen el derecho a la resistencia armada, pero eso es una
cuestión táctica. Eso es asunto de los ciudadanos y durante siete años el Sinn
Fein ha desarrollado una estrategia que procura buscar un fin a los conflictos
armados para que haya una desmilitarización. Lo que el Sinn Fein quisiera ver
es un fin del IRA y de la lucha armada y que salieran el Ejército británico y
los escuadrones de la muerte de los unionistas. Ésa es nuestra mayor
reivindicación.
-Tras esta visita a Euskadi y Madrid ¿cree que hay
alguna relación entre la situación del País Vasco y la del Ulster?
-La visita fue
demasiado corta y tenía que trabajar demasiado. En cualquier caso, es difícil y
erróneo indicar paralelismos entre luchas diferentes, con condiciones
diferentes, problemas diferentes y tácticas diferentes. Pero seguramente hay
similitud en los fines.
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