Meditación
electoral de una noche de verano
¿De
verdad alguien en su sano juicio puede pensar que Podemos, con el 13% de votos
que le augura la encuesta de hoy puede aspirar, como aspiran Pablo Iglesias y
su cúpula dirigente, a ser la única fuerza capaz de dar la vuelta a la tortilla
en solitario? ¿Solos? ¿Sin nadie más en común? ¿No es el suyo un paraguas
demasiado pequeño para que se cobijen bajo él las fuerzas del cambio? ¿No sería
bueno, aventuro, que alguien más aportara sus propios paraguas para que así, paraguas con
paraguas, juntemos los metros de lona suficientes para enfrentar del aguacero que nos
amenaza?
Sí,
ya sé. Las encuestas están manipuladas. Sobre todo cuando los sondeos se nos
ponen de cara y no nos dan los resultados que nos gustaría obtener. Lo he leído
en numerosos comentarios, sobre todo de fieles seguidores del solos Podemos.
“¿Pero cómo es posible que no vayamos a Poder, si somos los únicos que Podemos,
los destinados a Poder? Alguien tiene que tener la culpa. Faltaría más que
ahora nos convirtiéramos nosotros en perdedores desnortados y caducos que no
saben leer el lenguaje de las masas? Las
encuestas están manipuladas”.
De
acuerdo, las encuestas están manipuladas. Los malvados estadísticos y el
perverso Diario.es, tan socialista él, tan favorable a Ahora en Común, tan
acérrimo enemigo de Podemos, les han quitado puntos para ponérselos en las cuentas
de ¿PP? ¿PSOE? ¿Ciudadanos? Desde luego a Ahora en Común no le han regalado ni
una brizna de porcentaje, porque aún no han computado. Espero que hasta aquí
podamos estar de acuerdo. La casta ha llamado a Juan Tamariz y han escamoteado
votos a uno y se lo han dado a los otros. Pero las preguntas siguen siendo
inquietantes. ¿Han trasvasado un 5% de los votos? ¿Acaso un 7%, un 8%, un 9%,
un 10%? Mucho más deben haber cambalacheado la encuesta, porque hay 14 puntos
porcentuales de distancia con el PSOE y 17 con el PP. Saca la bota, María, que
me voy a emborrar, que esta noche me emborracho yo, me mamo bien mamao, pa no
pensar.
Pongámonos
serios, por favor, que la cosa no es de broma. Ese dato del 13,1% que le augura
la encuesta a Podemos está en absoluta consonancia con los resultados que
obtuvieron en las autonómicas, que como media en las comunidades en que se
celebraron fue del 13,14%. Y eso no son encuestas, sino datos reales. Es verdad
que algunos, con un centralismo mental preocupante, se fijan en el 18,59% de
Madrid, o, si son de miras más amplias, en el 20,51 de Aragón o el 19,02 de
Asturias, poco en cualquier caso, pero se olvidan de que también existen
Valencia (11,23). Cantabria (8,83), Castilla la Mancha (9,73) o Extremadura
(7,99). O, incluso, el 14,84 de Andalucía. También es consecuente con la
evolución de las expectativas de votos que las distintas encuestas le vienen
dando a Podemos. Como la del CIS, en la que desde enero, fecha del máximo
acercamiento a su objetivo celeste, se puede observar una bajada permanente de
más de siete puntos porcentuales. Ya, ya sé que las encuestas, además de
manipulables, no son un dato real y no deben adorarse a pies juntillas sino ser
ante ellas saludablemente escépticos. Lo pienso sin ironía alguna. Los sondeos
no constituyen una realidad, pero indican tendencias que, por lo general,
suelen ser bastante aproximativas y se deben tomar en cuenta.
Seamos
serios y responsables. Nos jugamos muchos en el envite y, a ser posible, me
gustaría no tener que volver a cantar otra vez el perdimos, perdimos, perdimos
otra vez de Les Luthiers.
Basta
ya de escaramuzas, paraguas y chascarrillos de pico de oro y pongámonos a tomar
impulso todos juntos, a ver si la fuerza reunida nos alcanza, no digo ya para
asaltar los cielos, pero, por lo menos, para llegar al purgatorio.
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