Tres letras para
tango y tal
Pedro Arjona
En estas cosas literarias siempre me han gustado las
imposturas y quienes las realizaban. Las suplantaciones, las imitaciones, las
confusiones, las citas y eso de escribir a la manera de. Tal vez por eso un día
me puse y casi de un tirón salieron estas tres falsas letras de tango que hoy
reproduzco, que no dejan de ser un juego pero que a mí me divirtió escribir y
que espero os divierta si las leéis.
Cuando Carlos Montero empezó a cantar los estupendos
tangos de Manzi y Discépolo “a su manera”, aseguraba que quería demostrar que
la música porteña no era sólo el tópico del cornudo y abandonado que tanto
abundaba en los malos tangos, que por supuesto también los hay. A la hora de
parodiarlo, homenajearlo o lo que quiera que sean estas letras, precisamente
llegó el tópico y se quedó en ellas. Dos vueltas de tuerca al tema, desde dos
puntos de vista distintos, el melodramático y el cínico, que sirven para contar
una ambivalente historia de adulterio, y una especie de ensalada de citas
tangueras, formada con poca intervención propia sobre 17 versos de otros tantos
tangos ilustres, componen el programa.
La ilustraciones son de Pedro Arjona, que la realizó
para el programa “Cruzando el charco/España en Solfa) y que ya han aparecido en
el fragmento del espacio que ya colgué, pero que allí aparecían brevemente y
que aquí creo que se podrán degustar con más tiempo y atención.
No lleva banda sonora, que tampoco es cosa de andar dando pie a las comparaciones siempre odiosas.
UN HOMBRE
SOLITARIO Y TRISTE
Un hombre solitario v triste
rememora la historia de un amor,
que una sombra de ayer le ha disparado
una bala de plata al corazón.
La
noche ya llegó y yo no dormía,
la
luna era un farol en el parqué,
los
muertos de la tele me envolvían
en
un vacío inmenso de mujer.
Soñé
que estaba solo al mediodía
colgando
de una luna de papel,
que
el mundo era una lucha sin medida,
sin
meta, sin remedio y sin porqué.
Un hombre solitario y triste
rememora la historia de su amor,
y este hombre, doliente y humillado,
envejece a la luz de una ilusión
Miré
la puerta abierta y no volvías,
luego
quise olvidarte y no olvidé.
Tu
recuerdo en mi noche es una herida
de
caricias tatuadas en la piel.
Tu
boca es una sombra ya en la mía,
tu
beso es un recuerdo a sal y miel,
tus
abrazos la guerra ya perdida
de
un niño castigado en la pared.
Un hombre solitario y triste
rememora la historia del amor,
fugitivo de
un tiempo ya pasado
agoniza a la luz de algún farol.
UN HOMBRE
CORNUDO Y APALEADO
Te
fuiste aquella noche en que, dormido,
soñaba
que eras bálsamo de amor,
que
tus manos aladas de caricias
^
me
alegraban con su tacto el corazón.
Nuestro
amor será eterno, me juraste,
para
siempre nos ha unido la pasión.
Seguiremos,
me dijiste, lo recuerdo,
aunque
el mundo se nos hunda alrededor.
Tú te fuiste aquella noche y yo roncando
soñaba ilusionado eterno amor.
Sólo a un paria cornudo y apaleado
le ilusiona la mentira que soñó.
Te
fuiste aquella noche traicionera
en
que el amor en su combate nos rindió.
Fue
el capítulo postrero de una historia
que
una vez a este imbécil cautivó.
No
supe que tu amor era un engaño
y
lo eterno una efímera ilusión,
una
sola bombilla de diez vatios
que
arrincona la luz en un rincón.
Tú te fuiste aquella noche y yo roncando
soñaba ilusionado eterno amor.
Sólo a un paria cornudo y apaleado
le ilusiona la mentira que soñó.
Te
fuiste aquella noche y yo dormía.
No
sospeché siquiera tu traición.
Por
la mañana me levanté y no estabas
sólo
encontré tu nota en el salón:
“Mi
marido me espera, me decías,
no
volveré jamás, esto acabó.
No
me llames, lo nuestro ha sido solo
desatino,
desmadre y confusión.
Tú te fuiste aquella noche y yo roncando
soñaba ilusionado eterno amor.
Sólo a un paria cornudo y apaleado
le ilusiona la mentira que soñó.
TANGOLLAGE
En
nombre de otras horas de garufa[1]
amigo
acercate, tené compasión,
sírvase
usté algo que quiera tomar[2]
y
a la guitarra le ponga un crespón,[3]
que
quiero en su pecho mi pena volcar[4]
y
no encuentro barra que aguante al llorón.
Me mamo bien mamao pa no pensar[5]
que un chamuyo misterioso me acorrala el corazón.[6]
Yo se que un hombre no debe llorar,[7]
pero esta noche he llorado por la ausencia de un
amor.[8]
Gime
ya, bandoneón, tu tango gris,[9]
y
hazme olvidar los ecos de su voz[10]
que
hoy me toca emprender la retirada[11]
y
por eso emborracho el corazón.[12]
porque
el dolor en mi alma quiero ahogar[13]
para
olvidar hondas olas de dolor.[14]
Me mamo bien mamao pa no pensar
que un chamuyo misterioso me acorrala el corazón.
Yo se que un hombre no debe llorar,
pero esta noche he llorado por la ausencia de un
amor.
Este
tango malevo y engañoso
no
es el sur que hay después del paredón[15]
no
es el timbre que vos ya descargaste[16]
ni
es Malena cantando su canción.[17]
Es
tan solo una broma para amigos
que
aman tanto los tangos como yo.
[1] El ciruja {Francisco A. Marino / Ernesto de la Cruz)
[2] La copa
del olvido (Alberto Vacarezza / Enrique Defino)
[3] Trago
amargo (Julio Navarine / Rafael Iriarte)
[4] Tomo y
obligo (Manuel Romero / Carlos Gardel)
[5] Esta
noche me emborracho (Enrique Santos Discépolo)
[6] Como
abrazao a un rencor (Antonio M. Podesta / Rafael Rossi)
[7] Tomo y
obligo (Manuel Romero / Carlos Gardel)
[8] Mi noche
triste (Pascual Contursi / Samuel Castriota)
[9] Nostalgias
(Enrique Cadícamo / Juan Carlos Cobían)
[10] Ninguna
(Homero Manzi / Raúl Fernández Siró)
[11] Adiós
muchachos (Cesar A. Vedani / Julio C. Sanders)
[12] Nostalgias
(Enrique Cadícanio / Juan Carlos Cobían)
[13] La
última copa (Juan Andrés Caruso / Francisco Canaro)
[14] Volver
(Alfredo Le Pera / Carlos Gardel)
[15] Sur
(Homero Manzi / Aníbal Troilo)
[16] Yira,
Yira (Enrique Santos Discépolo)
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