lunes, 19 de mayo de 2014

RAIMON EN ECONÓMICAS. Mayo 1968

Raimon en Económicas. Un recital histórico
Madrid, 18 de mayo de 1968







Tal día como ayer, 18 de mayo, pero de 1968, hace nada menos que cuarenta y seis años, tuvo lugar el famoso concierto de Raimon en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense de Madrid, que además de la importancia que pudiera tener para la historia de la canción popular del Estado Español se convirtió en el acto más representativo y destacado de la participación patria en aquel mayo revolucionario que sacudió al mundo en tal mes y año. Me apetece recordarlo, y para ello he recuperado dos textos de muy diferente fecha que creo complementarios.
El primero de ellos es contemporáneo del recital, publicado a comienzos de junio de aquel mismo año en la revista DISCÓBOLO, en la que yo había comenzado a escribir apenas a comienzos de 1968 y en la que ya había salido una crónica del recital. En este caso se trata de una especie de reportaje-diario-entrevista en la que se describen las actividades de Raimon previas y posteriores a la actuación a lo largo de la semana que pasó en Madrid. Leído ahora me llama la atención que sea, sin duda, el artículo más de “fan” que he escrito en mi vida. Hay que entenderlo, yo era un  jovenzuelo de 19 años, que acababa de comenzar a publicar, que conocía por primera vez a un artista del prestigio y la categoría de Raimon (También en esa misma semana a Pi de la Serra y Paco Ibáñez). Babeaba.
También me sirve la relectura de este viejo artículo para comprobar la relatividad de la memoria. En mi cabeza han quedado muy claras las cosas que cuento en el segundo escrito, pero se me han borrado por completo alguna de las que aparecían reflejadas en aquella crónica-diario. Por ejemplo, ni recuerdo de que Raimon también actuara en el colegio mayor Chaminade durante aquella semana, o que le prohibieran un recital junto a Paco Ibáñez en la Escuela de Arte Dramático. Al transcribirlo no he corregido ni una coma ni una concordancia errónea, ni un tiempo verbal, que como se verá, estaban bastante destemplados.
El segundo escrito se publicó en EL MUNDANO con motivo del 40 aniversario del recital, y en él relato con mayor o menor apasionamiento, lo que no pude contar en el momento de los hechos: las circunstancias y el significado político de aquel recital.
No he encontrado en youtube ningún vídeo en el que Raimon interprete “18 de maig a la villa” (al comienzo de estas notas aunque está enlazado el audio), pero sí una curiosa versión a cargo del británico James Hollingsworth.
Como ilustraciones musicales, incluyo el disco en el que recogió su recital también en Madrid de 1976, que también tuvo problemas con la prohibición de tres de las cuatro actuaciones que estaban previstas y que podría servir de banda sonora de estos recuerdos. Cierro con dos canciones míticas, “Al vent” y “Diguem no”, ilustradas con unas estupendas fotos de Manuel de Cos de la primera actuación del cantautor en Madrid, en Noviembre de 1965 en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid, también problemática.






 DISCÓBOLO. 8 JUNIO 1968

Después de tres años de ausencia, Raimon por fin ha actuado en Madrid. Ha sido la Unión del Departamento de Actividades culturales quien se encargó de enviar a uno de sus miembros a Barcelona a hablar con el cantante y acordar con él las fechas de la actuación; después, hablar con el decano de Económicas y el Rector de la Universidad fue el siguiente trámite y, por fin, el jueves día 16, Raimon se encuentra en Madrid dispuesto a pasar una larga semana que acabará haciéndose agotadora. Ya dimos un anticipo de su actuación y hoy vamos a resumir aquí el diario de estos ocho días de Raimon en Madrid.

VIERNES, 17

Ocho treinta de la noche. Ensaya en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas y vigila la instalación de los micrófonos y los altavoces en el  hall de la facultad. Se entrevista también con los delegados de actividades culturales de varios centros con los que revisa la confección del programa que se entregará a la entrada del acto en el que se encuentras traducidas todas las canciones que va a cantar.

A la salida de la facultad aprovechó la ocasión para aclarar algo su tan comentado cambio de casa grabadora.

--Bueno, verás, mucha gente estaba creída que nuestra mejor ayuda era tener una casa grabadora para nosotros solos, que en este caso era Edigsa; pero llegó un momento en que el cambio era aconsejable.

--¿Con que discografía estáis ahora?

--Estamos con Discophon, que ha creado una nueva sección que se llama “Inici”, y que llevaremos Quico (Pi de la Serra) y yo. En ella vamos a intentar que graben todos aquellos que tengan algo interesante que decir con su canción, ya sean catalanes, gallegos, cascos o castellanos.

Tras esta conversación, que continuaríamos en los días sucesivos, nos separamos. A cenar y a dormir luego.

SÁBADO, 18

Durante toda la mañana del sábado está descansando en su hotel, mientras en la Facultad se preparan para el acto vespertino. Raimon llega a la Facultad a las cinco de la tarde. Después de revisar someramente las instalaciones pasa a descansar a unas habitaciones del decanato. Se entrevista con el decano de la Facultad, que le anima a seguir y le desea suerte en la actuación.

No voy a hablar aquí de la actuación, pues ya se ha tratado en esta revista y son conocidos hasta los mínimos detalles. Tras acabar el recital, Raimon pasa de nuevamente al decanato y charla con el decano, que le felicita por su actuación y le agradece su permanencia en Madrid y en la Facultad. A la puerta de la habitación donde se encuentra hay una gran cantidad de personas, amigos, intelectuales y periodistas que quieren hablar con él. Se establece una amigable charla de la que los periodistas intentamos sacar alguna impresión.

--¿Cómo has encontrado al público de Madrid?

--Extraordinario. Nunca hubiera esperado esta acogida que me ha sorprendido felizmente. No me podía esperar que en Madrid fuera tan conocido cuando hacer tres años que no actúo, cuando mis canciones no se oyen por la radio o la televisión y cuando mis discos son distribuidos muy irregularmente. Ha sido una de las actuaciones de mi carrera a la que ha asistido mayor cantidad de público y que se ha sentido más identificado conmigo. Estoy emocionadísimo.

Por la noche cenamos juntos en compañía de los delegados de actividades culturales en un restaurante de Cuatro Caminos.

DOMINGO, 19

Desde las cuatro de la tarde hasta las ocho y media está reunido con el grupo “Canción del Pueblo” escuchando sus canciones y discutiendo sobre los problemas de la canción popular.

--Me resultaba difícil creer que en Madrid hubiera un grupo que intentaba hacer cosas serias, pero realmente me alegra haberos encontrado, y ahora que os conozco y que me he enterado que también hay un grupo de gallegos que canta, me gustaría cumplir una vieja idea. Yo todos los años suelo tener una semana en el Romea, y a ser posible me gustaría reunir a principios del año que viene a gente de las cuatro regiones: Pi de la Serra y yo, dos o tres vascos de “Ez dok amairu”, algunos gallegos, dos o tres de vosotros y, a poder ser, Paco Ibáñez. Porque desde luego una cosa es evidente, si tenemos algo importante que hacer sólo lo podemos hacer si estamos todos unidos trabajando en el mismo sentido. Desde ahora espero que estemos constantemente en contacto.

Por la noche cena con varios directivos de la Editorial Ciencia Nueva, que tiene el proyecto de editar una biografía de Raimon con textos de canciones y con estudios sobre las mismas   que haría el escritor catalán José María Carandell.

LUNES, 20

Se reúne en su hotel con Pi de la Serra, que llega de Barcelona.

MARTES, 21

Se reúne en su hotel con Paco Ibáñez, que viene de actuar en Barcelona.

MIERCOLES, 22

Por la mañana mantenemos una pequeña charla en su hotel en la tratamos principalmente de la canción.

--¿Qué opinas de la canción catalana?

--En un principio la canción catalana era un intento de hacer arte en una lengua un poco dejada de lado, que parecía arrinconada. Naturalmente, cuando se consiguió se vio que no era eso, sino una lengua viva que el pueblo hablaba y entendía. El pueblo pasó a exigir algo más, que aparte de hablar en su lengua se hablara también de problemas que le interesaban. Algunos esto no lo entendieron, y se quedaron atrás. Actualmente la canción catalana es un panorama tan extenso como en cualquier otra lengua y tiene los mismos problemas. Mucha gente que antes cantaba en castellano ha visto que ahora es negocio hacerlo en catalán, y ha empezado a aprovecharse de esta circunstancia, creando, pues, una diversidad de géneros, también con las mismas falsedades que antes hacían en castellano.

--¿Qué opinas del Grup de Folk?

--Es un movimiento interesante. Son gente joven que todavía puede dar mucho de lo que llevan entro, aunque creo que han cargado demasiado las tintas en la imitación de modelos americanos en sus canciones, quizás como una reacción a la anterior canción catalana, que era demasiado francesa, aunque son igualmente perniciosos ambos extremos.

Por la noche actúa en el Colegio Mayor Chaminade, ante cerca de cuatrocientos jóvenes que, al igual que en Económicas, corean y acompañan sus canciones. Ante la petición unánime del público, Pi de la Serra, que se encontraba presente, se ve obligado a interpretar dos canciones entre el clamor y los aplausos del público, que pide más, aunque no puede interpretarlas.

JUEVES, 23

Se suspende su recital en la Escuela Superior de Arte Dramático, lo que da motivo a algunos conatos de protesta por parte de los estudiantes congregados a la puerta de dicho centro. Raimon come y pasa el día fuera de Madrid en compañía de Pi de la Serra, de un delegado de Actividades Culturales y, naturalmente, de su esposa. Por la noche se reúne con varios amigos en casa del escritor y crítico de arte Valeriano Bozal.

VIERNES, 24

A primera hora de la tarde se entrevista con el pintor Juan Genovés, autor de un poster conmemorativo de su estancia en Madrid. Pi de la Serra se va a Barcelona, donde actúa por la noche. Enterado de la suspensión del recital que tenía que dar por la noche junto a Paco Ibáñez, así como el recital por la tarde del grupo “Canción del Pueblo” en el Club de Amigos de la Unesco, al que pensaba asistir como espectador, Raimon decide marchar a Barcelona. A las nueve sale en coche hacia Játiva, a pasar el día siguiente en compañía de su madre para llegar el domingo a Barcelona, suspendiendo un tanto bruscamente su estancia en Madrid, llena hasta ese momento de una intensa actividad.


En la foto: 
1) Annalisa Corti, esposa de Raimon, 
2) Arturo Mora, principal organizador del recital, delegado de la Escuela 
de Ingenieros Industriales. 
y 3) éste cronista, aún con pelo.



RAIMON EN ECONÓMICAS. 40 AÑOS

EL MUNDANO. 18 MAYO 2008


Tengo razones personales para recordar el 18 de mayo de 1968, tanto por haber asistido al famoso recital de Raimon en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid --cuyo 40 aniversario se cumple hoy y se que se conmemorará con un nuevo recital dentro de unos días--, como por haber contribuido a su organización.
        
Aquel día había reunión de la célula del PC en la que militaba, y yo me la salté para ir a escuchar a Raimon. Mi libertinaje político-musical no sentó nada bien a mis camaradas, ante los que tuve que hacer en la siguiente reunión la correspondiente autocrítica. Debí decir algo así como que reconocía que había faltado a mí deber de comunista por preferir la música a la disciplina partidaria, pero era mentira y, además, yo tenía razón. Era mentira porque no me arrepentía en absoluto, y la razón estaba de mi parte porque el acto de económicas era mucho más importante “políticamente” que la reunión con mis camaradas, en la que seguramente se debió discutir algo así como cual debía ser el contenido del mural que habría que colgar en las escaleras de la escuela el día siguiente, o sí había llegado el momento de hablar de una vez con Luis Mendo a ver si se conseguía captarlo, que el futuro guitarrista y compositor era “simpatizante”, pero no “militante”.
          
Pero es que hace 40 años las cosas eran así, por mucho que cueste creerlo a quienes no lo vivieron, y ya se sabe que la autocrítica era para los comunistas como la confesión para los católicos: una forma de exorcizar los pecados, religiosos o revolucionarios, y de reafirmar la fe en Cristo o en Lenin, según del lado del que te viniera el dogma.
        
1968 fue un año de cuidado. En el mundo, en Europa, en España, en Madrid, y en su universidad, que es donde transcurre esta historia.

Desde el 66 se habían ido creando en las universidades de toda España el Sindicato Democrático de Estudiantes, que en el 68 ya era un moviendo fuerte, con presencia en todo el estado. Siguiendo el modelo que tanto éxito había dado (y tantos detenidos le había costado) a Comisiones Obreras, que venían existiendo desde las huelgas asturianas de 1962, el movimiento universitario, al igual que el que estaba naciendo en los barrios, combinaba las formas de lucha ilegales (panfletos, sentadas, manifestaciones, asambleas…) con las legales (participación en las elecciones a delegados de curso o facultad, organización de actos culturales…). Con ello se rompía la tradición organizativa que hasta entonces había mantenido las organizaciones antifranquistas, como sucedía en la universidad con la FUDE (Federación Universitaria Democrática Española), centradas en la clandestinidad y la militancia estricta, pero permitió que el SDEU fuera una organización numerosa (entonces se hubiera dicho “de masas”), abierta y apartidista, aunque el peso lo llevaran los partidos clandestinos, a la que cualquier podía pertenecer más o menos sin tapujos.
        
Para conseguir que esa táctica de lucha abierta resultara un éxito eran necesarios actos públicos, multitudinarios y legales, a ser posible, que dieran visibilidad a la lucha, afianzaran la confianza de la gente y demostraran la fuerza del sindicato. En ese contexto (joder, me está saliendo esto como un antiguo análisis para la célula), se pensó en organizar en Madrid un recital de Raimon, sin duda el más representativo de los cantautores del momento y el que mayor cantidad de gente podía reunir.
        
Para 1968, Raimon, que había comenzado a cantar en 1961 y había grabado sus primeras cuatro canciones (“Al vent” incluida) en 1963, era el cantante de mayor reconocimiento, no sólo en Catalunya, sino en el conjunto del estado y en el extranjero. Ya había protagonizado recitales multitudinarios de gran repercusión, como el del Instituto Químico de Sarría en 1966 o el del Palau de la Música Catalana en 1967. Además, había actuado ya en Francia, entre otros sitios en el Olimpia (1966), Alemania, Bélgica, Cuba, Estados Unidos, México, Suiza y otros países, en alguno de los cuales se habían publicado sus discos. En Madrid tan sólo había actuado anteriormente en una ocasión, en un conflictivo concierto en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid. En el terreno compositivo, aparte de sus canciones iniciales, que se habían convertido en auténticos himnos generacionales, había publicado ya sus “Cançons de la roda del temps” (1966), sobre poemas de Salvador Espriu, una obra cumbre, a mi entender, de la música popular, con la que queda desmentida su imagen posterior de cantante “panfletario”, que sólo un indocumentado puede sostener, en la que rompía la estructura habitual de las canciones y experimentaba sonidos hasta entonces inéditos, que luego sería calificados como “mediterráneos”.

El recital de Económicas se encargó de organizarlo el comité de los delegados de actividades culturales del SDEUM, del que yo formaba parte como delegado de la Escuela de Ingenieros Técnicos, es decir, de peritos, industriales (ahí es nada). No obstante, quien realmente se ocupó del tema fue Arturo Mora, delegado de Ingenieros Industriales, que fue quien viajó a Barcelona a contactar con Raimon y convencerle y quien más activamente participó en la organización. Arturo era del PCE, con el que rompió durante su posterior estancia en la cárcel, de la que salió para morir pocos años después en un accidente de coche. No recuerdo exactamente a quienes estaban en aquel comité, aunque parece que por allí andaba el posteriormente profesor y dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria Jaime Pastor, el luego escritor y periodista Gregorio Morán, entonces delegado de culturales de la Escuela de Arte dramático, creo recordar, y otros cuyos nombres tampoco nos dirían nada hoy en día.
        
El recital fue extrañamente autorizado por el rector correspondiente, que o bien pensaba que sería un mero acto cultural o simplemente quiso dar una muestra de aperturismo. Pero el tiro les salió por la culata.
        
Raimon ha dejado contado en El País cómo viajó hasta Madrid con su mujer, Annalisa, en un 600 y cómo se hospedaron en un pequeño hotel del centro de Madrid. Era el Hotel Madrid, de la calle Carretas, que también utilizaba Paco Ibáñez en sus viajes a Madrid. Recuerdo que allí se reunió Raimon el día anterior con los integrantes del grupo madrileño de cantautores “Canción del pueblo” (Hilario Camacho, Elisa Serna y Adolfo Celdrán, entre otros), pero, en cambio, tengo muy confuso el recital del día siguiente. Raimon, por ejemplo, aseguraba en La Sexta que al final se había previsto cantar la Internacional, pero que no se pudo porque nadie se la sabía. Estoy seguro que nadie se la sabía, pero en cambio no tengo yo recuerdo de esa previsión de cantarla. Sí que me acuerdo perfectamente, en cambio, de que se repartieron unas hojas ciclostiladas con las letras de las canciones en versión catalana y castellana, cuya portada figura aquí; unos papeles que, por cierto, nos sirvieron para ocultar la cara ante cualquier flash que estallara ante los que estábamos sentados alrededor del cantante en las escaleras, junto a Annalisa, que nunca se sabía qué policía podía estar detrás de la cámara.
        
Lo que sí recuerdo perfectamente es la sensación que me provocó el acto, que fue mucho más que un recital. Posteriormente he vuelto a visitar la facultad de Económicas, y con los años su entrada siempre me ha parecido pequeñísima, pero aquel 18 de mayo, absolutamente abarrotada de estudiantes, con pancartas con las más diversas consignas que colgaban de las barandillas, como recuerdan las fotos, resultaba realmente enorme y reconfortante. Cuentan las crónicas que acudieron 6.000 personas, quizás una miseria ahora, pero una barbaridad para aquellos años, aunque podían haber sido más o menos y el efecto sobre cada uno de los que lo vivimos  hubiera sido similar. Es curioso que el mejor retrato de aquel acto lo realizara el propio Raimon en su “18 de maig, a la villa”, que, por otra parte, refleja perfectamente mis propias sensaciones de aquella ocasión, o, al menos, lo que yo recuerdo de aquellas sensaciones:

Y la ciudad era joven/ aquel 18 de mayo/ Sí, la ciudad era joven,/ aquel 18 de mayor/ que no olvidaré nunca.// Por unas cuantas horas/ nos sentimos libres,/ y el que ha sentido la libertad/ tiene más fuerzas para vivir.// De muy lejos, de muy lejos,/ llegaban todas las esperanzas,/ y parecían nuevas,/ recién estrenadas:/ de muy lejos las traíamos.// Por unas cuantos horas/ nos sentimos libres,/ y el que ha sentido la libertad/ tiene más fuerzas para vivir.// Una vieja esperanza/ encontraba la voz/ en el cuerpo de miles de jóvenes/ que cantaban y que luchan.// No lo olvidaré nunca,/ no lo olvidaré nunca,/ aquel 18 de mayor/ en Madrid”.

Ese sentirse libre durante unas horas que canta Raimon es la sensación fundamental que yo tengo en mi memoria del recital. Sentirse libre y, además, acompañado en esa libertad por miles de personas de las que, sin conocerlas, sabías que, excepto los policías infiltrados que hubiera, que os puedo asegurar que serían unos cuantos, pensaban y sentían como uno mismo. Y todo ello alrededor de un cantante y unas canciones que podían gustarte más o menos (a mí personalmente me parecían y me siguen pareciendo excelentes), pero que, en cualquier caso, reflejaban las mismas ansias, las mismas esperanzas, los mismos deseos y aspiraciones que uno mismo podía tener. Una sensación así no es la simple identificación con un músico al que admiras o la emoción ante unas canciones que te gustan. No es comparable con la identificación que se da con un cantante de éxito comercial que llena plazas de toros. Entre otras cosas, porque en aquel sitio y en aquel momento, los participantes también compartían la sensación de peligro que significaba vivir y luchar en una dictadura, con la posibilidad de ser apaleado, detenido, torturado, o, como aquel mismo año le sucedió a Enrique Ruano, tirado por una ventana. Esa identificación entre los asistentes, y a su vez entre estos y el cantante, que visto desde ahora no dejo de reconocer que tenía mucho se sentimiento cuasi-religioso, provoca unas sensaciones, que, os lo aseguro, se vive pocas veces en la vida, y aquel 18 de mayo se vivió. Fue, ante todo, algo que nos dio “más fuerzas para vivir”.

1) Gregorio Morán, delegado de actividades culturales de la Escuela de Arte Dramático. Escritor, politólogo y periodista.
2) El cronista con pelo.





3 comentarios:

  1. Que mi modesto Blog (El Mundano) esté a la altura de una publicación de referencia como Discóbolo es motivo de orgullo y satisfacción. Pero lo es mucho mas haber contado con tu colaboraciones y sobre todo tu amistad. Un abrazo enorme amigo.

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    1. La verdad, compañero, es que en unos años en los que lo que hacía en el periódico me aburría irremediablemente, encontré en El Mundano una forma de escribir libremente y sobre temas que nos interesaban. Te lo agradezco yo a ti, y así quedamos empatados en peloteo.

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  2. Un poco tarde leo este Blog cumplidos los 50 que comenzará mis estudios de CCPP en Galerias Castañeda. Así llamabamos entoces a la inaugurada 3 años antes Facultad de Ciencias Políticas,Económicas y Comerciales

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