Recitales de ayer. La Fiesta del Estudiante y la
Radio. 24 horas de música (1984-85)
Las formas en que la canción llega al público, el tipo de recitales, la atención de los medios y las relaciones con la industria, sirven para diagnosticar con cierta aproximación el estado de salud de la música popular en un momento determinado. Cuando regresé a Madrid en 1983 después
de seis años en Canarias encontré un panorama musical en plena ebullición, con
grandes festivales de todo tipo y condición de los que tuve ocasión de informar
desde las páginas de El País. Uno sobre el que más escribí, porque tuvo varias
ediciones y porque ofrecía un interés especial por varios motivos que creo que
quedan claros en los artículos que reproduzco, fue la llamada Fiesta del
Estudiante y la Radio, 24 horas de música en directo que se retransmitían a
través de Radio 3 y TVE y que organizaban desde dos años antes Fernando Segundo, director del programa
que lo patrocinaba, y Javier García
Pelayo, viejo amigo desde los lejanos tiempos del aterrizaje en Madrid de
Smash (aventura que él mismo ha contado con singular calidad y desparpajo como que se puede leer en El Mundano, el blog de Adrián Vogel, otro veterano de la época,
cuya lectura recomiendo vivamente porque me parece una gozada y un testimonio
de primera magnitud).
Como se verá, hubo problemas posteriores
entre la radio y los organizadores, pero en cualquier caso creo que
contemplados desde ahora aquellos festivales ofrecen algunos temas de
reflexión:
1.- ¿Por qué ha perdido la música
popular la consideración social y cultural de la que entonces gozaba?
2.- ¿A qué se debe que los medios,
incluida la prensa, hayan llegado a la conclusión de que ya no merece la pena
hablar de música en sus páginas?
3.- ¿Por qué ya son prácticamente imposibles
este tipo de recitales, masivos y de gran repercusión, de los que también hay ahora, pero en los que la música y
la canción eran un signo de identificación cultural, social o política y no
sólo una fuente de ganancias y promoción para las grandes empresas privadas que
patrocinan u organizan los actuales?
4.- ¿Dónde ha quedado esa concepción de
la música que constituía la filosofía de los encuentros, no como un gueto de
sectas, sino como una forma de integración y complementariedad de lenguajes,
géneros y artistas?
Podría seguir, pero que cada cual se
pregunte lo que le parezca pertinente, que si ha llegado hasta aquí es porque
algo le interesa el tema. Nada hay de literario o analítico en los artículos,
sólo es información, pero creo que permiten hacerse una idea sobre lo que
representaba la música popular en España hace casi treinta años. ¿Y ahora?
Un apretado programa
Las 24 Horas de
Música y Radio van a representar una muestra de lo que se está haciendo en
estos momentos en España dentro de la música popular. Cada actuación durará
aproximadamente media hora y la primera va a ser una sesión de ritmo y alegría
que correrá a cargo de la Orquesta
Piraña para abrir, inmediatamente, una serie de actuaciones dedicadas a los
que se ha venido definiendo como cantautores, con la participación de los
artistas catalanes Joan Isaac y Pere Tapias, a los que seguirán el
aragonés José Antonio Labordeta, que
en los últimos tiempos está actuando con singular regularidad en Madrid, y Pablo Guerrero, otra vez activo después
de un período de silencio. Esta primera tanda de actuaciones se cerrará con el
folklore de Hato de Foces y la
canción satírica y crítica de los aragoneses Puturrú de Fúa. El jazz también tendrá cabida en la maratón.
Actuarán Celesta, con la
participación del excelente bajista Miguel
Ángel Chastang, premio del Festival de Jazz de Madrid, Arco Iris, Carlos Noel y
otros.
Quizá el campo
más representado en las 24 horas sea el del rock en sus diferentes modalidades,
desde el pop de Mermelada, Betty Troup, Charol o los canarios Palmera, hasta el rock más o menos duro
y veterano de los madrileños Burning
o Coz, pasando por grupos punteros
del nuevo rock, encabezados por Alaska,
Polansky y el ardor, Banzay, Última Estación, Inkilinos
del 5º y algunos nombres históricos del rock español, como el valenciano Eduardo Bort, que sigue actuando
después de la edición de su reciente álbum, Medina Azahara, que, junto al guitarrista Manglis, serán los representantes del rock sureño, o Teddy Bautista, acompañado por los
también canarios Teclados Fritos.
El rockabilly
estará representado por los catalanes Loquillo
y Juanma el Terrible y por la noche
habrá una nueva tanda de cantautores ligados más o menos al rock, como Pulgarcito, Noel Soto o Joaquín Sabina.
No están todos los que son
Aunque se puedan
echar en falta algunos nombres importantes de la música española que suelen ser
habituales en actuaciones colectivas, como Luis Eduardo Aute, Miguel Ríos,
Víctor Manuel y Ana Belén, y otros, se puede decir que la muestra va a ser
representativa y que, con algunos altibajos imposibles de evitar en una muestra
tan amplia, el espectáculo ofrece los suficientes atractivos para disfrutar de
él de manera relajada, tranquila, tomándose tiempo para comer un bocadillo,
beber, múltiples cervezas o deambular por los stands instalados en los pasillos
del Palacio de los Deportes.
La celebración
de estas 24 horas de música trae a la actualidad la continuidad de los largos festivales
maratonianos que marcaron un punto importante de la canción en España en los
últimos años setenta. Jornadas como las seis y doce horas de cançó y rock en
Canet de Mar, el Festival de los Pueblos Ibéricos en la Universidad Autónoma de
Madrid o los festivales interminables que desde Burgos a Sevilla se celebraron
en esos años. Quizá habría que destacar como elemento significativo el que en
esta ocasión se haya intentado reunir en una sola jornada formas muy diversas
de la música popular, desde el folk hasta el jazz, con un criterio amplio e
integrador.
Cobertura de radio y televisión
En la
organización del festival han colaborado la Comunidad Autónoma de Madrid
(Dirección General de Cultura y la de la Juventud), el Ayuntamiento de Madrid
(Concejalía de Cultura y Concejalía de la Juventud), el Ministerio de Educación
y Ciencia, las universidades madrileñas Complutense, Autónoma, Politécnica, de
Alcalá de Henares y UNED, Ministerio de Cultura y la Sociedad General de
Autores. Gracias a estas entidades y al esfuerzo del programa radiofónico
organizador, Tiempo de Universidad,
que dirige Fernando Segundo, la
entrada será libre, lo que no deja de ser un importante aliciente, y se cuenta con
una completa infraestructura que incluye un vídeo gigante con el que se podrán
seguir cómodamente las actuaciones.
La cobertura
fundamental del gigantesco festival va a correr a cargo de Radio 3 (RNE. FM),
que va a retransmitir íntegra la sesión. Radio 1 (RNE. OM) cubrirá parcialmente
el acontecimiento. Los programas Frontera
(21.00-22.00 horas) y América está cerca
(22.00-24.00 horas) no serán emitidos hoy para dejar paso al festival en
directo. Durante todo el día, Radio 1 realizará frecuentes conexiones con el
Palacio de los Deportes en los programas En
días como éste, Tertulia en casa
y La cartelera. Todos los programas
dominicales de esta noche, entre las 12.30 horas de hoy y las 8.00 de la
mañana, se suspenden también. Posteriormente, el programa matutino de mañana, Don Domingo, hará frecuentes conexiones
con el Palacio. No sufren alteración ninguna los boletines informativos
horarios.
Televisión
Española, por su parte, no va a cerrar la emisión de la segunda cadena en toda
la noche, suspendiendo la mayor parte de los programas del sábado (véase
programación de la página siguiente), dedicando todo su tiempo, excepto el de
los informativos y algún que otro compromiso de programación aislado, a
difundir las actuaciones. Un esfuerzo que no tiene antecedentes en televisión y
que va a permitir seguir el acontecimiento a los públicos de toda España.
EL
PAÍS. 29 ENERO 1984
"Rockeros: el que no esté colocado, que se
coloque y al loro". El consejo del alcalde de Madrid, Enrique Tierno, fue seguido durante
toda la jornada de ayer por los cientos de jóvenes que abarrotaron el Palacio
de los Deportes de Madrid donde a las doce del mediodía dio comienzo la gran
fiesta de 24 Horas de Música y Radio organizada por el programa Tiempo de
Universidad de Radio Nacional de España-RadIo 3.
Sobre la 01.10
horas de hoy hubo algunos incidentes, al intentar acceder al recinto numerosos
jóvenes. La policía lo impidió porque el local estaba repleto, y sólo era admitida
la entrada de un grupo cuando salía otro de tamaño similar. Esas precauciones
fueron mal acogidas por jóvenes que esperaban presenciar las actuaciones,
algunos de los cuales quisieron entrar por la fuerza. La policía arrojó varias
veces botes de humo y dispersó a los alborotadores.
El gran
espectáculo iniciado ayer termina al mediodía de hoy, y se podrán presenciar
las actuaciones de Juanma el Terrible,
Inkilinos, Cráneo, Barricada, Raquel, Palmera, Stress, Teddy Bautista y Teclados Fritos.
Eran las 12 en
punto de la mañana cuando el público asistente dio la bienvenida a los primeros
actuantes de la maratón musical. A los compases alegres, ligeramente
nostálgicos, y con toques críticos de la Orquesta
Piraña, se inició el festival. Cantaron a la bicicleta y se soltaron el
pelo contra la OTAN, y el público bailó desde un mambo a un pasodoble. A partir
de ese momento, con regularidad matemática, fueron subiendo al escenario Joan Isaac, Javier Ruibal, Nacho Bravo y
Raúl Alcover; y después José Antonio Labordeta, que trajo hasta el
escenario madrileño los aires aragoneses. Siguió Pablo Guerrero, en plena madurez, Hato de Foces, interprerpretando folklore de Huesca, y los
corrosivos Puturrú de Fuá.
Celesta inició la parte dedicada al jazz, ante
un público que intentaba paliar con un bocadillo y una cerveza el hambre
acumulado a esa hora de las 15.30. Y luego Arco
Iris, el guitarrista de jazz Carlos
Noé, que se enfrentó solo con su guitarra a un Palacio de los Deportes
todavía frío. Imán Rodríguez había
compartido con él la media hora de actuación.
El brasileño Fernando Girao comenzó a calentar la
tarde con una mezcla de rock, jazz y temas casi samberos que fueron bien
acogidos. Quizás para celebrar el inicio de la fase rockera de la larga jornada
musical, los asturianos Modas
Clandestinas fueron acogidos por un desentonado canto de Asturias patria querida, al que le faltó
algo de calor étnico. Y a partir de ese momento, ya con la noche encima, el personal
se dispuso a dar unos cuantos saltos a buen ritmo de rock, mezclándose con las
torres de sonido, los cables de televisión, las columnas de focos y un
deambulante público de edad jovencísima, como corresponde a una fiesta
estudiantil. Un festival como éste resiste difícilmente una apreciación
crítica. No se trata tanto de escuchar lo que van interpretando sobre el
escenario como de vivir unas horas relajadas o alucinadas, depende del talante
de cada cual, que incluyen la posibilidad de salir a tomar un café al bar de la
esquina, comprar libros y posters en el hall, entretenerse hojeando una revista
de comics mientras que suenan las guitarras eléctricas o darse un beso detrás
de un bafle.
Al año siguiente las cosas estaban
preparadas para que todo transcurriera más o menos como el anterior, que bronca
aparte, había resultado todo un éxito. Así quedó reflejado en el artículo que
publiqué en El País Semanal una semana antes del evento anunciando el programa.
EL
PAÍS SEMANAL. 20 ENERO 1985
El año pasado,
las 24 horas de música, comunicación y cultura que organiza el programa Tiempo de Universidad, dirigido por
Fernando Segundo, de Radio 3-RNE, estuvieron a punto de acabar como el rosario
de la aurora. Una estúpida provocación, con amenaza de bomba incluida, estuvo a
punto de sembrar el terror en el Palacio de los Deportes de Madrid y desparramó
por las calles a los miles de espectadores, que cometieron algún que otro
desmán. Este año se repite el acontecimiento, que será de nuevo televisado --en
esta ocasión íntegramente-- y retransmitido por Radio 3. Con la idea global y
ambiciosa de juntar todos los tipos de música en un solo y largo concierto,
ligándolo con la cultura y la Universidad, desde las doce de la mañana del
sábado 26 hasta la misma hora del día siguiente pasarán por el escenario grupos
y cantantes de los más diversos estilos. Desde los cantautores hasta la música
de vanguardia, pasando por el jazz, el folclor renovado, el rock, el pop, el
heavy, el sinfónico o el rock más actual.
José Antonio Labordeta, Antonio Resines, Javier Krahe, Joaquín Sabina,
Noel Soto, Barra Libre, Eduardo Bort,
Medina Azahara, Burning, Bella Bestia, Topo, Itoiz, Oskorri, Orquesta de las Nubes, Minuit Polonia, Lecaros Latín Jazz, Tomás
San Miguel Band, Celesta y Jazz el Destripador serán algunos de
los nombres —hasta casi 50— que participarán en este singular macroconcierto,
que cerrará con toda probabilidad el musicólogo Llorenç Barber con un concierto de campanas.
TVE-2 retransmitirá íntegramente,
desde el mediodía del sábado 26 hasta el mediodía del domingo, la Fiesta del
Estudiante y la Radio.
Algo debió torcerse en los seis días
siguientes a esta convocatoria, porque el acuerdo entre los organizadores y la
radio televisión pública (entonces aún no existía la privada), que se retractó
de su compromiso de participar en el festival y retransmitirlo. No conozco
exactamente los motivos, que seguramente podría explicar Javier García Pelayo,
que estuvo metido en medio del fregao y que, como buen resistente, no renunció
a montar la fiesta tal y como él la había pensado, aunque los problemas
introdujeran variaciones en el programa y el festival tuviera que cambiar de
sitio.
EL
PAÍS. 27 ENE 1985
A las dos y
media de la tarde de ayer, con un retraso de dos horas y media sobre el horario
previsto, un insólito y espectacular concierto de campanas de Llorens Barber, musicólogo y catedrático de la universidad
Complutense, iniciaba en Madrid la IV Fiesta del Estudiante y la Radio, en la
facultad de Filosofia B, en la Ciudad Universitaria.
Los
enfrentamientos habidos entre la dirección de Radio 3, emisora que depende del
Ente Público RTVE -entidad que ha patrocinado y emitido las anteriores fiestas-
y Fernando Segundo, ex director del
programa Tiempo de universidad, y Javier García Pelayo, ambos
organizadores de pasadas convocatorias, llenaron de inseguridad el concierto.
En estos
enfrentamientos, el director de Radio 3 llegó a enviar un telegrama a los
empresarios de los grupos contactados para participar en el encuentro que
organizaban conjuntamente, en el que, después de aclarar que no tenía nada que
ver esta nueva convocatoria con la suya -que se ha retrasado hasta fecha
indefinida-, indicaba: "Quiero que
sepas que agradecemos la participación de tus artistas en nuestra fiesta y
espero tomes las medidas oportunas para que no se vean envueltos en algún error
el próximo 26 y 27".
Dificultades
Los
organizadores del acto de ayer, han llevado su deseo de realizar este
concierto, que cuenta con el patrocinio de la Comunidad Autónoma, del
Ayuntamiento de Madrid y de la universidad de Alcalá de Henares, al extremo de
ponerlo en pie en apenas diez días, con todos los problemas y dificultades que
ello comporta, y la correspondiente disminución de medios y atractivo popular.
A pesar de todas
estas contrariedades, tanto sonido como escenario, servicio de orden y
organización técnica en general, fue más que correcta.
La Orquesta Piraña ofreció, ante un salón casi
vacío, su salsa alegre y bailable. Lo propio hicieron Curva Peligrosa con su pop-rock y Raúl Leal Quintet con su jazz-rock, suavizado y de agradable
escucha.
A las cinco de
la tarde, antes de la actuación de los valencianos Centauro -que se pagaron el viaje y tocaron ante 200 personas como
si lo hicieran ante miles- se intentó levantar una enorme pancarta en el
escenario que proclamaba la “IV Fiesta
del Estudiante, sin RNE”. No se consiguió en ese momento, aunque tres
cuartos de hora después, antes de que Fuerza
Animal descargara un torrente de rock duro, que puso en pie al público, se
consiguió izarla. A las siete, con la sala casi llena atronando con Los
Tiburones, la fiesta continuaba contra viento y marea.
EL
PAÍS. 28 ENE 1985
En la madrugada
del domingo finalizaba en la Ciudad Universitaria madrileña la IV Fiesta del
Estudiante, tras casi 16 horas de música ininterrumpida. Veintiún grupos
subieron al escenario de este festival. Un concierto de campanas lo inició a
las 2.30 de la tarde del sábado y se cerró a las seis de la mañana con rock
sinfónico.
La decisión de
Radio 3 de no retransmitirla ni patrocinarla, como en ediciones anteriores,
anunciando realizarla por su cuenta en marzo o abril y despedir a los
organizadores de otras fiestas, Fernando
Segundo y Javier García Pelayo,
quienes decidieron llevarla adelante pese a todo, hizo variar sustancialmente
la idea de la fiesta original. Ante la imposibilidad de contar con buena parte
de los grupos y cantantes contactados y anunciados previamente, los
organizadores decidieron abrir el escenario a cuantos grupos y músicos lo
solicitaran, lo que abrió una avalancha de peticiones que apenas se pudieron
satisfacer en el tiempo que duró la fiesta. Llorenç Barber, Orquesta
Piraña, Curva Peligrosa, Ramón Leal Quintet, Centaurus, Fuerza Animal, Tiburón, Dirigidos, Claxon, Fantasías Animadas,
Chechu y los Bingos, TDK, Panadería y Bollería Virgen del Carmen, Eduardo Bort, Mercedes
Ferrer y Carlos Ferrero, Dick Zapala
y los Aligator, Código Q, Ciudad Jardín, Meridiano 0, Mokko y Oso,
fueron el programa definitivo.
Si a las 2.30 de
la tarde tan sólo dos espectadores y el personal de la organización asistieron
al insólito concierto de campanas, a la hora del cierre eran varios miles de
jóvenes los que habían pasado por este festival. Como se puede comprobar por
los nombres de los grupos, hubo de todo: pop, rock, heavy, salsa, sinfónico,
Punky, jazz y hasta sus gotas de ska. Una representativa muestra de por dónde discurre
una buena parte de las inquietudes musicales de muchos jóvenes.
Posteriormente
a esta alternativa IV Fiesta del Estudiante y la Radio, la emisora estatal
organizo la suya tal y como habían anunciado. Ni que decir tiene que la
convocatoria oficial tuvo un tono más institucional que la independiente,
contando con muchos de los artistas que se habían anunciado al comienzo y que
se cayeron del cartel de enero.
EL
PAÍS. 18 MARZO 1985
La orquesta Patxinger Z, minutos después de las dos
de la madrugada del domingo, exactamente 26 horas después de su inicio, ponía
el punto final a la oficial, maratoniana y descomunal IV Fiesta del Estudiante
y la Radio que, organizada por Radio 3 y retrasmitida por TVE y Radio Nacional,
había comenzado con otra orquesta, la Piraña.
A lo largo de ese tiempo se fueron sucediendo sobre el escenario grupos y
cantantes que ofrecieron una muestra bastante completa, dentro de lo posible,
de los diferentes estilos de música que se hacen en España: rock, punky, heavy,
funky, pop, salsa, cantautores, orquestas de baile, jazz y folclor.
Con la salvedad
del grupo Panzer, que ya había
anunciado previamente que no podría actuar, y de Rh Positivo, que simplemente no se presentó a la hora que tenía
adjudicada, el programa se desarrolló sin alteraciones sobre lo anunciado los
últimos días, con una organización y un sonido todo lo correctos que pueden ser
en un acto de estas características. A las cuatro menos cuarto de la madrugada
del domingo comenzaba, propiamente dicha, la noche rock. Los cordobeses de Medina Azahara abrieron la puerta del
ritmo a un público adolescente que llenaba prácticamente el local con ganas de
bailar con los grupos que pasaban por el escenario. A las ocho de la mañana el
agotamiento había hecho que comenzara la deserción hacia la cama, aunque buena
parte de los asistentes permanecieron todavía durante el resto de la mañana.
La aparición
sobre el escenario del grupo vasco Oskorri
cambió el signo del concierto. Acababa el rock y comenzaban a sonar otros tipos
de música. Folclor más o menos evolucionado y cantautores compusieron el plato
fuerte de la segunda parte de la fiesta. A las ocho de la tarde se procedió a
la entrega de los premios universitarios que otorga el programa La Casa de la Troya, antes Tiempo de Universidad.
Los atronadores
aplausos para el alcalde de Madrid, Enrique
Tierno Galván, y los no menos atronadores silbidos para el director de
RTVE, José María Calviño, fueron lo
más destacado de la jornada, que pasó fugazmente ante un público que volvía a
llenar el local después de una ligera bajada en las horas de la comida, deseoso
de escuchar el resto del programa.
Tópicos triturados
La variedad de
actuantes sirvió para triturar los más importantes tópicos que se aplican a la
música popular española. A la vista de lo ocurrido, no parece cierto que el
rock atraiga mayor cantidad de gente que otras formas musicales; la misma
cantidad de personas acudió a las sesiones rockeras de la noche que a las más
tranquilas de la tarde. Tampoco es cierto que la juventud sólo se interese por
el rock, ni que la marcha sea exclusividad de este estilo; la juventud estuvo
presente igual en una parte que en otra de la fiesta y bailó con el mismo
entusiasmo un tema heavy de Claxon
que una jota castellana del Nuevo Mester
de Juglaría o una muñeira de Brath.
Igualmente triturado quedó el tópico de la monotonía que algunos atribuyen a
cantautores y grupos de folclore; más bien quedó demostrado el presupuesto
contrario. Por no hablar de calidad, profesionalidad, creatividad o sonido. Y
es que los tópicos nunca han servido para explicar la realidad. La fiesta fue
plenamente ilustrativa de ello y, sobre todo, de que resulta más conveniente
acudir a donde se hacen todo tipo de músicas que a cenáculos cerrados.
Asistir en
directo a la IV Fiesta del Estudiante y la Radio o seguirla por televisión son
dos experiencias distintas, incluso contrapuestas. Desde la comodidad del sofá
casero las actuaciones se vieron con una intensidad que no tenía nada que ver
con la que se vivió en el Palacio de los Deportes, las sensaciones eran
diferentes, la apreciación de calidades, dispar. La continuidad de un
concierto, planteado además como fiesta, obliga a un ritmo en la sucesión de
las actuaciones totalmente distinto al que exige un programa de televisión, por
mucho que éste sea una retransmisión en directo del primero. Lo que resulta
beneficioso en el primer caso puede ser negativo en el segundo, y a la inversa.
El calor del público que anima a un grupo no es transmisible al espectador de
televisión, y la intimidad de un cantante determinado, que se aprecia
perfectamente frente al televisor, se pierde en la inmensidad de un enorme
local.
Como recital fue
irregular, inconexo a veces, disperso en la variedad de estilos, largo y
agotador. Como programa televisivo resultó igualmente largo, aunque la
posibilidad de conectar y desconectar el aparato en cualquier momento
permitiera eliminar a voluntad el agotamiento. Lo que era una fiesta en directo
resultó en televisión una especie de programa documental sobre la variedad de
músicas que se hacen en España; un catálogo de artistas que por diversas
razones no tienen demasiadas ocasiones de salir en la pequeña pantalla.
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