Luis Eduardo Aute en 1984. Entrevista y reseñas
En sus primeros años de carrera, la
actitud de Luis Eduardo Aute con los escenarios fue conflictiva, tanto que
durante largo tiempo rechazó subir a los escenarios, llegando incluso a no presentarse
en algún concierto en el que estaba anunciado, como sucedió con la
presentación, en noviembre de 1967, en el instituto Ramiro de Maeztu de Madrid
del grupo Canción del Pueblo, con el que siempre mantuvo excelentes relaciones.
Acompañado a la guitarra por Joss
Martin, se animó al fin a cantar en público en febrero de 1978, en un festival
organizado por la CNT. Descubrió la erótica de los escenarios y debió gustarle,
porque comenzó a actuar con frecuencia, ya con Luis Mendo como fiel escudero.
Su presencia en directo disparó en breve tiempo el éxito de sus canciones y su
popularidad, que se consolidó de manera definitiva a raíz de los dos recitales
que ofreció, en marzo de 1983, en el Teatro Salamanca de Madrid, en los que
contó con Teddy Bautista, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Serrat como
invitados y padrinos, convirtiendo el doble álbum consiguiente en un indudable
éxito de ventas.
Un año después se instaló en la cumbre
del éxito multitudinario reventando de público la plaza de toros de Madrid en
su actuación de las Fiestas de San Isidro. Una prueba de la repercusión de su
trabajo está en la entrevista y las tres reseñas que sobre él tuve ocasión de
publicar en apenas dos meses en EL PAÍS y que reproduzco a continuación. Hago
lo propio con el artículo que también por esas fechas publiqué en Mundo Obrero.
“El éxito multitudinario condiciona en la
medida en que hay que responder positivamente en dos vertientes. Por un lado,
haciendo canciones de la misma calidad, y por otro, consiguiendo que además se
vendan masivamente", confiesa Aute, preocupado por su presentación de
hoy en el Palacio de los Deportes madrileño. Actuación en la que va a
interpretar las nuevas canciones de su reciente disco y que va a constituir una
especie de reválida, innecesaria a estas alturas para probar calidades, pero
obligada de cara a convalidar el triunfo conseguido.
El éxito en el
mundo de la canción es como un monstruo devorador que todo lo consume, que con
todo acaba. Son muchos los cantantes que, forzados por la necesidad de ir dando
cada vez la medida del triunfo anterior, se ven forzados a adecuar sus
canciones al gusto del mercado. "Todas
las canciones se escriben con la secreta intención de que sean un éxito, porque
si no resulta difícil continuar cantando", dice Aute, mientras toma un
café a la espera de comenzar uno de los últimos ensayos, que hará en un viejo
garaje de Vallecas antes del recital. "Ahora
bien, plantearme hacer una canción de éxito, pegadiza y comercial, no me lo
planteo nunca, entre otras cosas, porque no sé hacerlas así y también porque
después de tanto tiempo uno ya tiene una línea definida de la que difícilmente
puedo salirme. Lo que me planteo, por el contrario, es profundizarla,
perfeccionarla, pero siguiendo siempre el mismo camino".
Desde que en
1969, tras la buena acogida de sus primeras canciones --aquellas recordadas Rosas en el mar y Aleluya, entre otras--, decidió retirarse temporalmente a los más
tranquilos refugios de la poesía y la pintura, Aute tiene claro que la canción
es algo más que un divertimiento o un negocio. "La canción es un género artístico con unas características
absolutamente autónomas. No es ni poesía ni música, ni siquiera la mezcla de
ambas cosas. Es simplemente canción. Y ése es un tema que nos ha preocupado a
unos cuantos desde hace años: perseguir que la canción tenga el mismo prestigio
que una sinfonía o un buen poema”.
"La canción es básicamente comunicación
directa", afirma. Una comunicación que se establece a través de las
claves del espectáculo, en la que resulta fundamental el grado de credibilidad
del personaje que está encima del escenario, enturbiado a veces por el abuso de
trucos y golpes de efecto capaces de impactar al espectador, de llevarle por los
caminos que el cantante decide y selecciona, con los peligros de conductivismo
y liderazgo que ello conlleva. "Como
no me veo es como alguien más lúcido que los demás. Procuro ponerme siempre en
el lugar del espectador. Ser uno más, dubitativo, desconcertado y confuso. No
intento echar luz sobre la tremenda oscuridad en que vivimos, sino contribuir a
que todos nos sentamos menos solos con nuestras dudas y contradicciones".
Intimismo amoroso
El nuevo disco
de Luis Eduardo Aute, que incide en similares líneas temáticas y musicales que
los anteriores, desde la reflexión vital hasta la narración de historias más o
menos personales, pasando por el intimismo amoroso, mezcla de cotidianidad y
fantasía, se sale, en cambio, de la acostumbrada ordenación en trilogías que
tiene la mayor parte de su obra. "Después
de haber tratado en forma de trilogía temas monográficos (el amor, el erotismo
y la muerte, en la que compone sus álbumes Rito, Espuma y Sarcófago, o la espiritualidad y el gozo en Albania, De par en par y Alma), ahora me planteo
cada disco como una obra cerrada. Aunque quién sabe si, analizados con mayor
perspectiva, no habrá un hilo conductor subterráneo entre el anterior, Fuga
--Entre amigos fue un disco recopilación
y, por consiguiente, único--, este de ahora, Cuerpo a cuerpo, y el siguiente, que no tengo ni idea de
cómo será. No lo pretendo así, pero es posible que salga, aunque no de forma
tan explícita como en ocasiones anteriores".
Luis Eduardo
Aute va a presentar sus nuevas canciones intercaladas entre las antiguas,
"que son más reconocibles",
abriendo una nueva etapa de su carrera que este verano se va a mostrar en
numerosos recitales por toda España. "Intentando
que se olvide ese tópico que dice que la canción es un subgénero",
concluye el cantante. Y aceptando el difícil reto, podríamos resumir nosotros,
de demostrar que éxito y rigor estético son compatibles.
EL PAÍS. 21 JUNIO 1984
EL PAÍS. 16 JUNIO 1984
MUNDO OBRERO. JUNIO 1984.
Tuviste un desliz, causado por la manía de los correctores lingüísticos de actuar cuando nadie se lo pide: te puso "Albania" en vez de "Albanta".
ResponderEliminarAbrazos mil.