lunes, 17 de marzo de 2014

TESTAMONIOS Y ZARANDANZAS (casipoemas)






Desde que me conozco, me recuerdo emborronando papeles con asomos de versos con insistencia enfermiza y regularidad de marinero enamorado. Es decir, uno cada seis meses y en estado de necesidad imperiosa. Con tal dedicación, en los últimos años la magra cosecha me ha dado apenas para llenar eso que en otros tiempos, ahora creo que también, se llamaba una plaquette poética; vamos, una radiografía de libro. No sé si son poemas, paradojas, sentencias, meditaciones, aforismos, o tal vez sólo chorradas en renglones cortos. Casi poemas. Aquí los dejo. ¡Que nadie diga nunca que este charro se arruga!









Pensando en ilustraciones con las que pudiera identificar los textos, he recalado en Cristino de Vera, por cuya hondura, belleza, esen-cialidad y virtuosismo ya me diera yo con un canto en los dientes que me quedan.

Rivas Vaciamadrid. Marzo 2014




TESTAMONIO 1
(Para los que amo)

No soy de los que dicen (permitid la licencia):
Haced lo que yo digo,
más no hagáis lo que yo hago.
Al contrario, seguid mi ejemplo:
vivid lo que soñéis,
soñad lo que vivís.
Romped con el martillo las puntas de una estrella
y olvidaros después
que existe La Gotita.

Pero sabed
que al final siempre llega
la negra sombra del recaudador de impuestos.



TESTAMONIO 2
(Para los que me aman)

Recordadme por lo que no fui.
Así quizás podréis seguir queriéndome.



ZARANDANZA 1
(Normativa de registro de prioridades urgentes)

Un sentimiento vale más que una idea,
una acción más que un sentimiento,
y más que la acción vale la persona.

El amor vale más que el odio,
la risa más que el llanto,
el valor aún vale más que el miedo
y un abrazo vale más que una bala.

Vale más una palabra que un silbido,
una pluma del ala de un albatros
más que un navajazo,
un adiós,
un luego.

El dolor ajeno vale más que el propio,
el vino más que el vaso,
el panadero que el pan,
la risa más que el llanto.

Más que el fuego vale el agua.
Y puestos a valer, vale más la lluvia que la nube.
La duda es más valiosa
que la certeza más cierta.

Es mejor ser poeta que veleta,
mareada por el viento apuntando a la nada.
Y es la bondad
la cualidad más pura del humano:
ser “en el buen sentido de la palabra, bueno”.



TESTAMONIO 3

Se acerca la hora y la inquietud es cierta.
Certidumbre del ser y del no ser.
Incógnita del cómo.
Incógnita del cuándo.
Y después…
Allá me las den todas.
Yo en la nada.






TESTAMONIO 4

El más egoísta en el entierro es siempre el muerto.
Recordadle y sabed
que él ya no sufre.



TESTAMONIO 5

El puente de la vida es largo,
cruza del no sé dónde al no sé qué.
Si quieres llegar salvo a la otra orilla
no desprecies el vértigo de los abismos.



ZARANDANZA 2

Alguna vez fui niño.
Hace ya tanto tiempo
que prefiero pensar
que aquel niño era otro.
Ser inocente y puro,
protegido de todos
                               los fríos del invierno.

Corredor en apuestas imposibles
perdió la lozanía.
Descubrió que no hay en el mundo refugio
que ampare a los niños de la adolescencia,
que impida a los adolescentes
su madurez,
que niegue la muerte a los ancianos.






ZARANDANZA 3

Amores imposibles
                               de la dulce caricia
Amores imposibles
                               del grito destemplado
Amores imposibles
                               de noches luminosas
Amores imposibles
                               de los días en sombra
Amores imposibles
                               de nubes y tormentas
Amores imposibles
                               que la pasión impone
Amores imposibles
                               que la razón reclama
Amores imposibles
                                de inalcanzables picos
Amores imposibles
                                de asfixiantes desiertos
Amores imposibles
                                del uno con el otro
Amores imposibles
                                 del uno frente al otro
Amores imposibles
                                 de lágrimas saladas
                                 de lágrimas saladas
:
:
:
:                              
                                  De lágrimas saladas



ZARANDANZA 4

Aprendí que vivir
no es sólo amar,
pero hay que amar
para vivir.



ZARANDANZA 5
(Desgracia del olvido)

Pobre del que mira atrás
y no reconoce al niño que fue
en las sombras que pueblan el bosque de la vida.



ZARANDANZA 6

“Cuando eres joven tienes la tentación de ser muchas personas diferentes, pero es algo que poco a poco desaparece, hasta que descubres que el lugar más confortable es ser quien eres”
Liv Ullmann
“El País”, 29-09-07

Guardo en un cajón
caretas varias:
de clown, de saltimbanqui,
de señor enojado,
de bueno,
de poeta,
de viva Cristo Rey que si muere resucita.

Incluso tengo una, de rictus agotado,
que me pongo los días de infinito cansancio.

Las guardo en el cajón de una cómoda vieja
y muy de vez en cuando
con un plumero rojo les voy quitando el polvo.

A veces en la calle
veo desconocidos
que han comprado sus rostros
en esa tiendo oscura donde yo mismo los compro.



ZARANDANZA 7

“La vejez es una cosa atroz; te encuentras de pronto en que te has convertido en un viejo, miras hacia atrás y ves cada vez más pasado y menos porvenir”
José Manuel Caballero Bonald
El País, 29-09-07

Funambulista en el hilo de la vida,
el viajero pone un pie delante de otro.
A la derecha abismo
y abismo al otro lado.
El hilo cada vez más corto.
Más hondo el precipicio. 



TESTAMONIO 6
(Para el Resi, que nos salió poeta)

Que quede escrito:
Odio la pulcritud del jardinero
que ordena en implacables filas sus parterres.

Odio la rectitud de sus líneas,
la claridad de sus perfiles,
la inútil profundidad de sus perspectivas,
que a lo lejos confunden
la última luz del día
que se oculta en la noche.

Pero puestos a odiar, lo que más odio,
aquello que en verdad me encorajina y enrabieta,
lo que, vaya por dios, más me cabrea,
son esas flores temerosas y opacas
que esconden la cabeza del tirano
y no se atreven
a desafiar el filo homicida de las tijeras.



ZARANZANDA 8
(Para leer antes de TESTAMONIO 6)

El jardinero,
de un solo tajo
limpio,
corta las rosas del rosal.
Atraviesa el jardín y con mimo las pone
en un búcaro de oro.
O de plata, o de bronce o de cristal.
Vamos, en un búcaro.

Maldita sea su suerte.
Maldita sea.

Triste impotente rosa encerrada,
incapaz de arrancar ni una gota de sangre
de los pálidos dedos
de su pulcro asesino.

  

TESTAMONIO 7
Western

En memoria de Ángel Fernández Santos (1934/2004) con motivo de la reedición (2007) de su libro “Más allá del oeste”.

“No solo soy un filósofo, sino también un fatalista. Mire usted, amigo mío; en algún lugar, alguna vez, habrá una bala certera o una botella equivocada esperando a que por allí pase yo. ¿Por qué voy a preocuparme de cuándo y de dónde?”
Doc Boone, el médico borracho que interpreta Thomas Mitchell en “La diligencia” (John Ford, 1919).


El jinete solitario atraviesa a lo lejos la reseca pradera
en plano general, paralelo a la cámara,
y cabalgando salé por el límite izquierdo de la pantalla.
Límite del adiós.
Límite de la vida.
Parece que todo ha terminado,
pero el viejo tuerto no funde a negro hasta que la última mota de polvo
se ha posado
de nuevo en el desierto.

A oscuras en la butaca, sueño.



TESTAMONIO 8

Y eso lo digo yo,
que siempre perseguí la insaciable utopía
de pensar que vivir
era gozar la vida.
Luego aprendí que la vida
no se goza.
Se vive.





ZARANDANZA 9
Ojeando la prensa

No es lo mismo ser hijo putativo que hijo de puta.
Es más, yo diría
que no es igual
ser hijo de puta que hijodeputa.

Y no nos engañemos,
cuando el género humano esté a punto de alcanzar esa inaccesible y deseada meta de ser al fin igual todas las personas,
y libres
y felices,
repito: no nos engañemos,
aún entonces habrá categorías.


  
TESTAMONIO 9

Comprendamos que la vida no es un completo desenfreno.
Aprendamos que no siempre los caballos que vuelan tienen alas.
Descubramos que debajo del asfalto están las alcantarillas.
Sepamos que no amanece más pronto por mucho que dios te ayude.
Esperemos que tras un feliz habitar, la muerte sea un suave olvido.
Separemos el grano de la paja antes de hornear el pan nuestro de cada día.
Firmemos al final las últimas facturas.
Pongámonos corbata en cuello almidonado.

Y luego, sin vivir a la tumba.




  
TESTAMONIO 10

Sólo pienso que podíamos vivir un poco más felices esta pequeña vida
Escuchado en el autobús


Plácida el agua,
que al sol descansa en los límites del lago.
Agua furiosa,
que desvanece espumas en el peine del viento.

Solo pienso

Líquido el fuego,
que araña las entrañas de la tierra.
Fuego violento,
compitiendo con las nubes el humo del incendio.

Que podríamos vivir

Seca la tierra,
abrasada por todos los soles del desierto.
Tierra mojada,
lamida por la ola que agoniza en la playa.

Un poco más felices

Entristecido el hombre,
y la mujer, seamos al fin correctos.
Mujer iluminada,
y el hombre, por la luz incandescente del silencio.

Esta pequeña vida



ZARANDANZA 11

Fue poeta y jamás escribió un verso,
arquitecto y nunca levantó una casa,
dios divino y no hizo ni un milagro.
Cruzó a braza los ríos sin saber nadar.
Dio de comer a sus hijos con sólo una soldada.
Voló en alas sin hélices sobre los océanos.
Se enamoró una vez y siguió insistiendo.
Recuperó tortugas ciegas de los pozos sin fondo del olvido.
Se olvidó de beber y no tenía sed.
Rompió el carnet de identidad
y se lo echó a los peces de un estanque seco.
Escribió una carta y encontró direcciones a las que mandarla.
Se cobijó bajo un árbol y no llovía,
ni hacía calor
ni era domingo.
Se rompió los dedos de jugarse la vida a los chinos.

Renunció al sueño porque tenía sueños.

Mirándose al espejo se sintió envejecido.



TESTAMONIO 11

Cada humano guarda en el fondo
de sus zapatos
un resto último de infantil inocencia.



TESTAMONIO 12

Refugiado en la limpia soledad de los espejos
bservo escrutador los surcos de la vida
y retoco el retrato que refleja el azogue
en un esfuerzo vano de parecer más viejo.

Que no descubra nadie que estoy vivo,
que crean que ando sólo por inercia
 y que el vino que bebo es bendecido.



ZARANDANZA 12

Como aquella bailarina de claqué
que tropezó en su sombra y
cayó al suelo.

Como aquel patinador olímpico
que perdió la huella en
su propio giro.

Como aquel pianista ciego
que escaló el Everest y se paró
en la cumbre.

Me miro en el espejo y sólo veo
los surcos derrotados de tanto
esfuerzo inútil.



ZARANDANZA 13
Canción bucólica

Por tus labios arriba
subo y te beso.
Son claveles abiertos
en que me pierdo

De tus labios abajo
caigo y me estrello.
Añorando la altura
busco tu aliento

Pierdo el aliento,
que subiendo y bajando
nunca te encuentro.

Triste mendigo,
suplicando tus besos
de los que vivo.



ZARANDANZA 14

Envidio a veces
la plácida soledad de los ahogados,
y que allí donde yacen
puedan saciar el hambre de los peces.



TESTAMONIO 13
(Sentado en lo alto de la montaña medito el sermón de mañana)

Que nada os impida usar
todas las letras del abecedario
para definir los nombres
de la felicidad.

Que nada ponga fronteras ni barreras
a vuestros pies andantes.
No dejéis que las llagas
os acorten los pasos,
que el bosque no os permita ver el árbol,
que el asombro se os valla de los ojos.

Pero eso sí, cuidado con los abismos.
Cuando el camino es largo,
mejor andarlo despacio
que no andarlo.















3 comentarios:

  1. Gracias, Antonio, por la belleza de tus versos y por tu compromiso sin fisuras con la vida.
    Tipos como tú, hacen sentirse a uno de la misma tribu esté uno donde esté.

    ResponderEliminar
  2. Me tomo con un regalo que atendieses a mi indirecta. Es que sin música y poesía (y sin músicos y poetas) me cuesta más vivir.

    ResponderEliminar
  3. Me tomo como un cumplido que hayas atendido a mi indirecta. Es que sin música y poesía (sin músicos y poetas) me cuesta más vivir.

    ResponderEliminar