viernes, 3 de mayo de 2013


Joan Manuel Serrat. Entrevistas 1984/85









A mediados de los años ochenta, Joan Manuel Serrat atravesaba un momento importante de su carrera como ídolo popular. Con la libertad ya en los países sudamericanos, especialmente del Cono Sur, en los que las respectivas dictaduras le habían prohibido cantar en los años anteriores, la vuelta a sus escenarios fue recibida con el entusiasmo popular que sólo se les rinde a los símbolos. A partir de entonces se convirtió en el único cantautor de la etapa franquista que sobrevivió a la dictadura no sólo con similar éxito al que había tenido antes, sino que lo multiplicó hasta convertirse en un ídolo de multitudes.

No es extraño, pues, que en esos años le hiciera varias entrevistas, reseñas y comentarios que publiqué en distintos medios, especialmente en EL PAÍS. De ellos rescato aquí una breve charla junto a Mario Benedetti con motivo de la grabación de “El Sur también existe”, y dos conversaciones, en MUNDO OBRERO y en EL PAÍS, en las que pienso que habla de cosas sobre las pienso que no ha hablado a menudo: la profesión de cantante, los medios de comunicación, la industria, la política musical, el comercio y el arte en la canción y algunas otras. He elegido como ilustraciones musicales algunas de las canciones de Serrat que más me gustan personalmente y he dejado la obra maestra para el final.





MUNDO OBRERO. 1984

Joan Manuel Serrat acaba de terminar su gira por España, una gira veraniega que ha estado llena de éxitos y actuaciones multitudinarias, en la que el cantante catalán ha sabido conectar con el público, transmitiéndole su mensaje de libertad, amistad, solidaridad y todas esas cosas pequeñas que hacen a la gente vivir más libres, en comunicación consigo mismas y con los demás. En la gira ha venido grabando las actuaciones para sacar a la venta un disco en directo, el primero de ese tipo que hace en su carrera, que transmita esa enorme capacidad de comunicación que Serrat ofrece sobre el escenario. Hablamos con él mientras escucha las cintas de esas grabaciones para seleccionar el material definitivo.

En una de las cintas encontramos un momento de sorpresa o de rechazo por parte de una minoría insignificante del público cuando canta un tema en catalán, que previamente ha traducido. Acalla los gritos con argumentos incontestables, pero el dato no deja de ser preocupante. ¿Por qué sigue sucediendo eso?

--Mira, yo siempre canto alguna canción en catalán, porque siempre hay que mantener ciertos símbolos que para uno son muy importantes. Aparte de eso, lo que resulta reconfortante es comprobar cómo el paso de los años varía el comportamiento de un personal en principio reacio a reconocer que existe una cultura que se llama catalana y un idioma que se llama catalán. Pero esos momentos apenas existen ya, suele pasar en algunos contados lugares fuera de Cataluña, donde la carretera nacional pasa poco y mal.

--¿Cómo  te  planteas  una canción en catalán o en castellano?

--Nunca me planteo una canción en catalán o castellano, me planteo un disco entero, que por lo que sea tiene que ser en castellano o en catalán, y a partir de ahí trabajo con un cierto método.

Latinoamérica: canción y sociedad

Joan Manuel Serrat está a punto de partir para Sudamérica, donde va a realizar la gira que anualmente hace. Este año podrá cantar en Uruguay, donde estuvo prohibido, y donde las entradas para el recital se agotaron con meses de antelación, igual que sucedió el año pasado en Argentina, país en el que la presencia de Serrat constituyó un aire de libertad con el que el público se identificaba.

--Formas parte del Comité Internacional de Nueva Canción, un organismo creado en el Festival de Varadero en Cuba y en el que participan los nombres más importantes de la canción de autor, no sólo de Latinoamérica sino de otros países, desde el brasileño Chico Buarque hasta el norteamericano Pete Seeger, pasando por el chileno Ángel Parra, el cubano Silvio Rodríguez, el nicaragüense Carlos Mejía Godoy, el uruguayo Daniel Viglietti, el mexicano Óscar Chávez y otros muchos. ¿Cuál es tu participación en este comité?

--Fundamentalmente formo parte de este comité porque sé que mi presencia allí sirve para colaborar con un esfuerzo común en el que creo. En realidad trabajo poco, mi posición es la de poner mi persona y mi trabajo al servicio de una manera de entender el oficio como compromiso con el pueblo, que si bien en España y en Europa en general puede tener ahora un sentido distinto, en América Latina sí que tiene su importancia, y muy grande, porque existe una relación entre la canción y la colectividad muy establecida, sabiendo para qué lado está cada uno, enfrentándose siempre con el enemigo principal de América Latina, que es la dominación de Estados Unidos, lo que conlleva el mantenimiento de situaciones de injusticia, falta de libertad, e incluso asesinatos simples y llanos.

--Sin embargo, parece que tas cosas van cambiando algo, no están igual El Salvador y Nicaragua, por ejemplo, que Argentina, ¿no?

--Son situaciones distintas, evidentemente, pero hay que tener en cuenta que en un país tan civilizado como Argentina se han podido dar esas listas de desaparecidos tan impresionante, que el reciente informe de la comisión presidida por el escritor Ernesto Sábato ha puesto de relieve para quienes no quisieran verlo, sin posibilidad de seguir ocultándolo por más tiempo ni esconder su verdadero significado, y tienen un boquete de dos millones ochocientos mil exiliados. La situación en Nicaragua o El Salvador es más dura, más directamente de enfrentamiento en estos momentos, pero es una situación que abarca a todos los países, fíjate en Chile y Uruguay. Esto es algo que los cantantes no podemos ignorar, por eso participo en ese comité, que busca contribuir con la canción a apoyar esa lucha de liberación a todos los niveles.

Industria, política cultural y canción

Serrat se expresa en el escenario y fuera de él con meridiana claridad, con la seguridad de quien tiene las cosas claras y quiere decirlas sin sobrentendidos. Las casas de discos, la política cultural, la dignificación del trabajo del cantante y del músico, los derechos laborales y culturales, son temas que le preocupan y sobre los que hablamos también largo y tendido:

--El problema de la industria discográfica de cara a la creación y a los creativos, a los artistas, es que cada vez van más atrás. Son burócratas que tratan de vender un producto y no saben ni lo que venden ni la manera de hacerlo. Van sólo sobre valores seguros, sin ningún sentido del riesgo ni de lanzar nuevos cantantes valiosos, que los hay. En las empresas de discos están siempre las mismas personas, que pasan de una a otra repitiendo los mismos criterios caducos. Se gasta el dinero en pagar listas de éxito, lo que es paradójico, porque pagan a las emisoras por hacer su trabajo, que es programar discos. Y lo hacen con una ignorancia total de lo que tiene significado cultural o calidad artística. Siguen a ciegas los criterios comerciales de las grandes multinacionales de las que dependen.

--Pero las cosas van variando un poco...

--A la canción se le ha dado siempre un tratamiento muy adolescente, comercial, por parte de la industria y de los medios de comunicación, pero siempre ha existido una canción seria, que quiere decir cosas, y canciones de consumo que se hacen para vender, y eso sí que va variando, al menos en el gusto del público. El hecho de que los que nos pongamos encima de los escenarios con cuarenta años, haciendo canciones que no pretenden decir tonterías, tengamos un público cada vez más amplio y fiel, que comprende mejor nuestro trabajo, es muy positivo.

--En estos últimos años, en que la canción de autor ha sufrido una cierta crisis, aunque algunos hayáis seguido cantando con regularidad y mayor éxito que nunca, pero también en que el país ha ido afianzando,  no sin conflictos, si quieres, la democracia, ¿han cambiado las condiciones de trabajo de los cantantes?

--Hombre, mira, las cosas van cambiando, más lentamente de lo que sería deseable, pero van cambiando. Ahora son muchos los Ayuntamientos, fundamentalmente de izquierda, que organizan recitales, y eso es un adelanto muy positivo, porque permite actuar a gente que, si no, no tendría otras vías o las tiene muy restringidas, al no ser 'cantantes comerciales con todo el apoyo de la industria.. Pero todavía suceden cosas lamentables que exigen que esto se complete y profundice con circuitos estables y no esporádicos. No es comprensible que haya que seguir actuando en malas condiciones, en plazas de toros, de feria o polideportivos, al aire libre, al lado de los caballitos, en escenarios pequeños e inadecuados, con malas condiciones acústicas. Hay un cierto momento en el que un determinado cantante tiene un prestigio y una demanda que puede empezar a exigir ciertas cosas, pero cuando lo haces dicen que eres un señorito, y no se dan cuenta de que la única manera de ofrecer un trabajo digno, como el público y el cantante se merecen, es hacer las cosas bien hechas, sin chapuzas. Además, está la situación de absoluto desamparo legal y laboral en que se mueven músicos y cantantes. Hay un pequeño número de gentes que podemos desenvolvernos mejor, pero se tendría que arreglar la situación de todos, desde la práctica de una política cultural inteligente. Hay que buscar unas leyes o unos mecanismos que nos protejan, de cara a las condiciones de trabajo, a la creación de circuitos dignos y estables, a la propiedad y derechos de las canciones. En fin, muchas cosas que todavía no se han afrontado y es necesario hacer en profundidad, porque la canción es una forma de cultura como otra cualquiera que, por si fuera poco, arrastra a verdaderas masas de gente.


 



EL PAÍS. 7 SEP 1984

Con un pie en el avión, a punto de iniciar su nueva gira por Latinoamérica, Joan Manuel Serrat cierra sus actuaciones veraniegas en España con la presentación de hoy en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid.

A las 22.30 el cantante catalán se enfrentará con un auditorio de 20.000 personas, una cantidad de público similar a la que ha acudido a los recitales de Bob Dylan o Stevie Wonder, las más grandes figuras de la escena del rock internacional, que han pasado este año por España. En esta entrevista, realizada en el estudio de grabación donde supervisa las grabaciones de estos recitales, Serrat habló de la indefensión absoluta en la que cree que está el cantante en España.

Pregunta. ¿No es un cierto desafío para un cantante español enfrentarse con una cantidad de público que sólo han reunido las grandes figuras internacionales?

Respuesta. Yo creo que sí, sin ninguna duda. Este recital va a tener lugar en un espacio muy grande, pero es un público que siempre ha tenido conmigo un comportamiento muy cariñoso y que no se va a modificar hoy. Estoy seguro de que tanto público nos va a tirar para arriba, y será uno de los días más bonitos de nuestra vida.

P. Su último disco se titula Fa 20 anys que tinc 20 anys, en una referencia al tiempo que lleva cantando. ¿Cómo han influido esos años transcurridos en sus canciones?

R. Existe un personal que llevamos muchos años cantando, hemos pasado de la adolescencia a edades que se aproximan a la vejez, y el tipo de canciones que uno hace va acompañándonos en este trayecto. La canción que hacemos en estos momentos -yo entre otros- es diferente a la que hacíamos hace 20 años, más adulta, tanto en lo que contamos como en la forma de contarlo y en las motivaciones que nos mueven a hacerlo.

P. Sin embargo, el mundo de la canción sigue estando dirigido fundamentalmente a la adolescencia. ¿No hay un cierto desfase entre la canción como creación y la canción como comercio?

R. Todo lo que es el mundo comercial de la canción pienso que está sembrando su ruina constantemente, y lo hace a partir de una inoperancia y una falta de imaginación enormes. Los elementos que forman parte de las empresas discográficas suelen ser mucho más burócratas que creadores, y, en cambio, pretenden desempeñar más un papel de creativos que de funcionarios. Viven de la importación, siguiendo las directrices de multinacionales alemanas, británicas o norteamericanas, introduciendo un tipo de música que en este país a ningún hijo de vecino se le hubiera ocurrido escuchar a no ser porque nos la meten con calzador. No se hace caso a los creadores españoles, y es lamentable ver cómo matan la creatividad.

P. ¿Qué papel desempeñan en todo esto los medios de comunicación?

R. Los medios de comunicación están en manos privadas, y juegan únicamente con sus propios intereses. Estos medios tienen grandes compromisos que cumplir de cara a la sociedad, como los tienen otras industrias y no los cumplen en absoluto.

P. En los últimos años los recitales de canción ya no los organizan tanto empresarios privados como organismos oficiales, ¿Ha cambiado esto mucho las condiciones de trabajo de los músicos y cantantes?

R. Las cosas van cambiando, pero muy lentamente. La acción de ayuntamientos o diputaciones ha sido muy positiva, porque han puesto al servicio de la canción unos espacios amplios en los que se puede cantar y que abaratan el precio de las entradas. Pero es lamentable que todavía tengamos que seguir actuando en plazas de toros, en escenarios pequeños, sin condiciones, que no exista una infraestructura de locales adecuados organizados por el Estado. Ya es hora de que se cree una infraestructura que permita cantar en buenas condiciones a todo el mundo, en lugar de gastarse el dinero en grandes festivales que pasan y no dejan nada detrás.

P. ¿Cuál es la situación laboral del cantante en España?

R. Yo creo que hay una indefensión absoluta. No hay ningún tipo de protección ni de organismo que nos defienda, porque la Sociedad de Autores es sólo un organismo administrativo. Se nos persigue a la hora de pagar impuestos, pero no se nos protege, lo que sería su obligación. No hay ni seguridad social, ni retiros, ni nada de nada.






EL PAÍS. 5 OCTUBRE 1985

Joan Manuel Serrat -de 42 años de edad, criado al arrullo del mar en el Poble Sec barcelonés, cantautor- y Mario Benedetti -de 65 años, que vio la luz en Paso de los Toros, en Uruguay, poeta, ensayista, novelista y autor teatral- acaban de finalizar la grabación de un disco conjunto. Durante meses han estado trabajando, alargando o retocando poemas antiguos, o escribiendo letras totalmente nuevas para dar a luz 10 canciones que plantean una visión del mundo y de la vida desde la coincidencia de mirarlo desde el Sur.

"Un sur", explica Joan Manuel Serrat mientras esperamos en una sala del estudio de grabación la llegada del técnico para poder oír las canciones, "que no es sólo geográfico, ni siquiera que es un sur económico que resulta oprimido por un norte también económico, pero poderoso. Es un trabajo de dos personas del Sur, tres, porque hay que incluir a Ricard Miralles, que ha hecho un trabajo con los arreglos tan creativo como el nuestro, que plantean sus puntos de vista sobre lo que ven desde esa condición de compartir el vivir en una misma área". En los veinte años de trabajo de Joan Manuel Serrat y en los más de cuarenta de Mario Benedetti nunca habían coincidido personalmente, "aunque, como es lógico, por su categoría de cantante, yo conocía la obra de Juan desde antes de salir de Uruguay, hace diez años", dice el poeta. Circunstancia de conocimiento previo en la que coincide Serrat. "Es muy curioso: yo conocí al Benedetti poeta porque en cada viaje que hacía a Latinoamérica siempre me regalaban libros. Al principio eran libros de Machado y Hernández, no sé si por censura o aplauso al trabajo que yo había hecho con ellos, y muy pronto empezaron a coincidir en regalarme libros de Mario Benedetti. Desde entonces me apasiona su poesía y su actitud ante la vida". Se conocieron cuando el cantante llamó al poeta para proponerle la idea, que fue aceptada con entusiasmo.

Por teléfono y a través del correo, en encuentros en Madrid, Barcelona, Mallorca o Montevideo, fueron saliendo las canciones en las que han trabajado conjuntamente. "La forma de trabajar ha sido muy variada: partíamos de una idea general sobre lo que tenía que ser la canción, Mario me enviaba una letras -con una rapidez sorprendente, por cierto- y luego yo hacía acotaciones sobre las cosas que me iban bien o mal para cantarla” indica Joan Manuel Serrat. Y Benedetti matiza: "El trabajo ha sido muy agradable, es la forma que más me gusta de trabajar con un cantante, hacer conjuntamente la canción, para que letra y música vayan una en función de la otra".

Ambos habían tenido ya experiencias similares, aunque han resultado muy distintas. Joan Manuel Serrat había musicalizado con anterioridad a Miguel Hernández, Antonio Machado y Joan Salvat Papaseit, y los poemas de Mario Benedetti han sido cantados por más de treinta cantantes de toda Latinoamérica y España, pero ésta es la primera vez que se enfrentan a un trabajo en colaboración total, cosa a la que no parecen demasiado aficionados ciertos poetas importantes. "Eso va cambiando; hay poetas, como Jaime Gil de Biedma o José Agustín Goytisolo -o Idea Vilariño y Washington Benavídez, en Uruguay-, que están encantados de escribir letras de canciones", comentan casi a dúo poeta y cantante. "De todas formas, hay un refrán catalán que viene al pelo: El zorro que no alcanza las uvas dice que no están maduras", apostilla Serrat.







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