domingo, 28 de julio de 2013

Historias de la tele cuando la tele era una. 8 (1973)







Periodistas y payasos protagonizaron el 1973 televisivo. Una mezcla explosiva en un año que estuvo marcado en el terreno internacional por el golpe militar de Chile que acabó con el gobierno de Salvador Allende, en el nacional por la muerte del almirante Carrero Blanco por atentado de ETA y en el de los medios de comunicación nacionales por la voladura del edificio del ya prohibido diario Madrid.

Informe semanal”, que con el título de “Semanal informativo” salió por primera vez al aire el 31 de mayo de 1973, tiene en su haber dos hitos únicos por los que merece pasar a la historia de la televisión española con letras mayúsculas. Fue el primer programa que instauró con regularidad el reportaje de actualidad como género informativo y es el espacio más longevo de la televisión en España, con 35 años en antena a la hora de escribir estas notas, una cifra que le ha valido figurar en el libro Guinness de los récords.

En aquella España marcada a hierro por la dictadura, en la que una férrea censura vigilaba con saña cuanta noticia se refiriera a asuntos patrióticos, “Informe Semanal” se especializó pronto en la política y los acontecimientos internacionales, que mezclaban con la crónica cultural y de actualidad. Todo ello en un formato que si bien ya era habitual en otros países se estrenaba entre nosotros: cuatro o cinco reportajes de alrededor de 10 o 15 minutos, unidos por un presentador o presentadora que les iban dando continuidad. La juventud, entusiasmo y honestidad de sus responsables y reporteros le confirieron credibilidad entre los espectadores, que esperaban interesados la ampliación y el análisis semanal de las noticias que ya se conocían por los informativos diarios. Además, le convirtieron en “un ejemplo de reporterismo audiovisual, del que todos los programas de reportajes que han surgido después han heredado alguno de sus planteamientos”, según declaró Ramón Colom, uno de sus directores, cuando el programa cumplió los 25 años.

El primer director de “Informe Semanal” fue, sin embargo, Pedro Erquicia, que entonces tenía 30 años y que estuvo al frente del espacio durante su primera década. Él fue quien le dio su forma definitiva, que apenas ha cambiado con el paso de los años más allá de lo que han hecho necesario las nuevas tecnologías y los cambios impuestos por el transcurso del tiempo. A lo largo de su historia han dirigido el programa de reportajes profesionales de tanto prestigio como Rafael Martínez Durbán, Jorge Martínez Reverte, María Antonia Iglesias, Elena Martí, Baltasar Magro o Alicia Gómez Montano y otros.

Informe Semanal” también fue cantera de una nueva generación de reporteros, los primeros estrictamente televisivos que surgían en el país, que estuvieron precedidos por los pioneros del programa, entre los que destacaban verdaderos renovadores de la información de televisión, como Javier Basilio, Carmen Sarmiento, Manu Leguineche o José Antonio Silva, entre otros muchos. A ellos se añadirían en años sucesivos una nómina impresionante de periodistas, de Rosa María Calaf a Vicente Romero, de Rosa María Artal a Victoria Martínez, de Outi Saarinen a Sol Alameda.

Con el paso del tiempo, han permanecido en la historia de la televisión y en la retina de los espectadores que las vieron imágenes como las del atentado contra Carrero Blanco (1973), la coronación de Juan Carlos I (1975), la muerte de Paquirrín (1984), la tragedia del Nevado del Ruiz (1985) o las de Monserrat Caballé cantando en medio de las ruinas del recién incendiado Liceo de Barcelona (1994).



¿Cómo están ustedes?

Cuentan las crónicas que tres payasos españoles, que habían encontrado el éxito durante su larga estancia en Sudamérica, acudieron el 12 de octubre de 1972 a la fiesta que la embajada española en Argentina ofrecía cada año con motivo del día de la Raza y que allí se encontraron con el entonces ministro de trabajo del Gobierno de Franco, Licinio de la Fuente. Tras charlar amigablemente un rato preguntó el mandatario a los cómicos si querían algo de España. “¿No es usted ministro de Trabajo? Pues eso es lo que queremos?” parece ser que le contestó uno de ellos. Y en 1973 ya estaban en España grabando los 13 primeros programas de un espacio para niños que les daría reconocimiento, fama y un recuerdo perecedero.

Aquellos tres payasos eran hermanos, se apellidaban Aragón y eran conocidos en el mundo del circo y la televisión del otro lado del charco como Gaby (Gabriel, 1923/1995), Fofó (Alfonso, 1927/1976) y Miliki (Emilio, 1929/2012). Pronto serían conocidos en su propia tierra como los payasos de la tele y su popularidad rompería con muchos los estrechos límites del público español, que se lo reconoció manteniéndolo en antena, en periodos discontinuos, hasta 1983. Aunque para entonces ya no quedaran los originales y su lugar lo ocuparan sus hijos, seguidores de la saga: Milikito, Fofito y Rody, que, a decir verdad, no han alcanzado la talla de sus mayores.

Con su grito de guerra de “¿cómo están ustedes?” por bienvenida, los tres payasos supieron ganarse al público español utilizando toda la experiencia televisiva y circense que habían adquirido en sus giras por Sudamérica, donde se habían trasladado la familia completa en 1946.
La estirpe circense de Gaby, Fofó y Miliki se remontaba a siglo y medio, hasta el Grand Cirque Fouraux, que había fundado, un miembro de la familiar real sueca y en la que habían debutado su padre, Emig, sus tíos, los geniales Pompoff y Teddy, a los que se unirían también sus no menos divertidos primos Zampabollos y Nabucodonosorcito, todos ellos ilustres representantes de la historia circense en España.

El impecable chaqué de Gaby, y las películas, narizotas y largas camisetas de Fofó y Miliki, deudoras  del traje de payaso que había puesto de moda el maestro Charly Rivel, pronto fueron tan populares como las canciones que componían y cantaban para diversión de pequeños y grandes. Algunas de ellas han pasado de generación en generación convirtiéndose en clásicos del cancionero infantil, anónimas para muchos. Ahí están para probarlo “Hola, don Pepito”, “La gallina turuleca”, “Mi barba tiene tres pelos” o “Cómo me pica la nariz”. Las recuerdan incluso quienes no las escucharon.













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