CASTAÑUELA 70. Críticas (1970)
Dando un repaso al libro de 2006 sobre los 35 años
de “Castañuela 70”, del que saqué la a modo de biografía que colgué (nunca
mejor dicho, ¡por el cuello1) el primer día en este blog, me deja aovariado la
atención que, en general, los periódicos y revistas prestaban al teatro, y más
en concreto a esta obra en concreto, al fin y al cabo teatro independiente que
hacían cuatro matados melenudos, los más prestigiosos críticos y escritores del
momento, de Alfredo Marquerie a Pedro Laín Entralgo, de Lorenzo López Sancho a
José Monleón. También me parece envidiable la capacidad de llegar a la gente, y
con ello de comunicación, de concienciación y de agitación que podía tener el
teatro, una cualidad que no debería haberse perdido.
No son textos míos, pero como participé en aquella aventura,
por mucho que mi responsabilidad no pasara de poner el culo en primer plano
(sí, ese culo que se ve en la foto es el mío), no me importa compartir mi
sorpresa ante lo leído. Está acabando la tarde, llueve, ando melancólico y me
duele hasta acordarme del santísimo la única muela que me queda en la encía
superior. ¿Qué mejor momento para darle cuerda a la autocomplacencia?
Críticas a “Castañuela
70”
“Intérpres
y músicos cantan y bailan con un perfecto sentido de la caricatura y de la
parodia, y tienen algo de “murga”, de “comparsa”, de “chirigota” gaditana, pero
en un plano elevado desde lo popular a lo intelectual, ya que su humor,
intencionado y sarcástico, es de un tono actualísimo. (...) No se crea ni por
un momento que "Castañuela 70" es algo improvisado o embarullado,
sino, por el contrario, una representación paródica y mimética, perfectamente
acoplada y conjuntada, donde se adivina la mano de un excelente director y de
un largo estudio, ensayo y disciplina”.
Alfredo
Marqueríe. Diario Pueblo,
22 junio 1970
“Tábano
ha dado un paso -solamente un paso, pero importante-, Y lo ha hecho entre la
incomprensión sonriente del teatro burgués y comercializado hasta el límite, y
las críticas inclementes de esa extraña izquierda teatral, autosuficiente y
reaccionaria, empeñada exclusivamente en experimentos que sólo pueden
"conectar" con un puñado de espectadores. (...) Sin despreciar lo
popular y burlándose de lo populachero (...). Se habla y escribe mucho de la
necesidad mutua entre teatro y pueblo, pero pocos se esfuerzan en buscar un
teatro auténticamente popular. Tábano ha dado el paso”.
Vicente
Romero. Diario Pueblo,
22 agosto 1970
“Es
una felicísima gamberrada. (...) El público se desternilló de risa. (...) Todos
los tópicos nacionales (...) fueron estilizados por vía grotesca, mediante un
ingenio fresco, una ironía risueña y a la vez implacable, y una gracia casi
aristofanesca”.
Carlos
Luis Álvarez. Diario Arriba,
23 junio 1970)
“Una
función crítica contra la publicidad televisiva, contra los partidos de fútbol
y las corridas de toros, contra el capitalismo, contra las derechas, contra la
inmovilidad en la política, contra la Bolsa, el folklore, contra las melodías
modernas, las fiestas de sociedad benéficas y también contra el triunfalismo
(...). Poca tramoya, mucha gracia, poco gasto, mucha intención, poca música,
mucha acidez”.
J.G.P. Revista SP, "Castañuela 70. La
sorpresa", 5 julio 1970
“Desde
lo más popular, hasta rayando lo intelectual y siempre con ribetes
humorísticos, es lo más serio y atrevido que he visto teatralmente en España”.
Salvador Escamilla. Diario La Prensa, Barcelona, 31 julio 1970
“Pintoresca
y divertida cosa ésta, la que anoche se estrenó en el teatro de la Comedia.
"Cosa" porque no nos es posible clasificarla dentro de alguno de los
géneros teatrales reputados como tradicionales. ¿Es un sainete arrevistado?
¿Una pieza "underground"? ¿Un desmitificado "Hair" a la
carpetovetónica? ¿Una antirrevista? (...). El humor de Castañuela 70 -satírico,
irónico, caricaturesco e intencionado en su crítica- se acerca más a lo primario
-sin degradarse-, castizo y elemental, que al humor fino e ingenioso elaborado con
el delicado contenido de un salero de cristal de roca y plata. Por eso su humor
es efectivo, contagioso y multitudinario, amén de popular, sin rozar nunca
-otro mérito- lo populachero (...). Resulta el más eficaz corrosivo contra el
tópico. Contra todos los tópicos que en este país se han ido levantando dentro
y fuera de nuestras fronteras”.
Anteno. Diario Madrid, "Castañuela 70, crítica a la española", 22
agosto 1970
“Sátira
costumbrista, política, social, que hiere con leves arañazos la acerada
cubierta de ese superacorazado que es ante el español, indefenso y nadador solitario,
el "establecimiento" (...). Cada
mochuelo a su olivo es un cuadro inocentemente salido de las teorías de
Kropotkin (...). Reinar después de morir
es un cuento de humor negro, negrísimo, que un poquito más afilado supondría
una atroz denuncia de cierto conformismo al que se induce a los menesterosos, a
los humildes, desde ciertos programas de apariencias filantrópicas (...). El
final, parodia de una apoteosis de revista, es muy afortunado. Una serie de
alegorías ironizantes, en su mayoría de origen folklórico, que hacen las
delicias del público por su libertad de espíritu y su sinceridad de realización
[...]. Tábano y Las Madres del Cordero divirtieron mucho, entusiasmaron al
público y derrotaron estrepitosamente a los grupos de reventadores que desde el
primer cuadro intentaron aguar ía representación. Las ovaciones, los bravos y
los aplausos demostraron que el público apreciaba su juvenil humor y su sátira
bienintencionada”.
Lorenzo
López Sancho. Diario ABC,
"Castañuela 70, un feliz ensayo juvenil en la Comedia", 23 agosto
1970
“La
risa es a veces un veredicto, una condena profundamente liberadora, y la
condena frecuentemente es deseable y sana”.
A. Diario Hoja del Lunes, 24 agosto 1970
“Pero
¿por qué la mayoría del público se divierte, abre la boca con admiración,
aplaude, pasa un buen rato y al terminar la obra se dedica a meditarla? "Castañuela
70" va un poco más alla de la diversión, de ironía y de la crítica fácil.
Han alcanzado el "justo medio"; es decir, lejos de ser uno de esos
desprestigiados e inútiles "panfletos", tiene una clara intención
política en el más amplio sentido; y lejos también de ser una broma populachera
y chabacana, utiliza como instrumento el divertir y entretener al espectador.
(...) Además de obreros e intelectuales, Castañuela 70 y lo que le sucede puede
movilizar lo aparentemente inamovible, la mediocridad de ciertas clases
sociales que, por supuesto, también son necesarias si se quiere cambiar algo. Se
ha abierto un nuevo frente.
Nativel
Preciado. Diario Madrid,
5 septiembre 1970
"Castañuela
70" es un espectáculo musical que sirve de vehículo a una intención clara
de crítica de una serie de puntos de la sociedad en que vivimos, en forma de
"números" bien definidos, con aire de farsa, en el que un gran
sentido del humor lo envuelve todo. "Castañuela 70" tiene un público
joven, crítico, que participa profundamente de lo que sucede y se dice en la
escena”.
Rafael
Prats Rivelles. Revista El
Musical, 5 septiembre 1970
“Me
he divertido de veras y he encontrado sorprendente el espectáculo. (...).
"Castañuela 70" trata de que el público se ría con -y de- nuestro
modo de entender y practicar la justicia social, nuestro módico, pero ya
visible ingreso en ese tipo de vida económica que suelen llamar "sociedad
de consumo" y nuestra manera de concebir y realizar una serie de muy
importantes cosas: la educación de masas y la "distinguida", la
convivencia civil a través de los tumbos de la Historia, la participación del
pueblo en el conocimiento y la responsabilidad de su propio destino. Más aún:
declara abiertamente que la risa de los espectadores sería una pura risa si a
la postre no fuese más que simple risa. A la salida del espectáculo, ¿qué
pensará el público de esta última admonición? Yo no lo sé. Lo único evidente es
que llena el teatro de bote en bote, que se ríe y aplaude estruendosamente y
que, por tanto, se suma de la manera más ostensible al propósito de denuncia y
protesta que desde su raíz anima a la pieza. [...] ¿En qué medida y de qué modo
representa a la actual sociedad española?; y si ese público [...] se decide a
tomar en serio la recomendación de no conformarse con la risa, ¿qué deberá
hacer, qué podrá hacer, qué hará?”
Pedro
Laín Entralgo. La Gaceta Ilustrada,
"Castigat ridendo mores",
20 septiembre
1970
“Es
sano y refrescante que alguien venga y se ría donosamente de esa miseria
española, de ese mal gusto cupletera, de esa España pequeñoburguesa y apaletada
que tiene frente a Europa y el resto del mundo complejo de-pariente pobre y lo
disimula con fanfarronadas ridículas. Castañuela 70 es nacional hasta la médula
porque empalma con la tradición de nuestros grandes realistas, desde Quevedo
hasta Valle lnclán”.
Fernando
Castelló. "Un soplo
de aire puro", en la revista Diez Minutos,
26 septiembre 1970
“El
grupo Tábano y Las Madres del Cordero han propuesto lo que podríamos llamar una
revista crítica. (...) Castañuela 70 tomó como punto de partida una de las
infinitas revistas que cantan, al compás del pasodoble, la belleza inmanente de
las cosas de España. Las raíces patrioteras de lo que parecen caprichos
escenográficos -mantillas, claveles y banderas (...) - o pura rutina en la
máquina del espectáculo, hace que la irónica distorsión de estos elementos formales
se cargue de significaciones críticas. (...) La revista se revela como el punto
límite de una trivialidad que ilumina, a través de su inteligente
desintegración, otras zonas mucho más respetables de nuestro teatro y de
nuestra vida cultural. La burla excede así del chiste teatral para alcanzar a
todos esos triunfalismos más o menos correlativos de lo que en la revista se
llaman apoteosis. (...) Castañuela 70, hecha con ingenio, dominada por la inevitable
elementalidad técnica (...) tiene, sobre todos los demás valores, el de haber
probado que existe un público numeroso, dispuesto a sostener un espectáculo
crítico, fresco, inmediato, aunque no posea ninguno de los elementos ni
reclamos que orientan a nuestros empresarios.
José
Monleón. Revista Primer
Acto, agosto-septiembre 1970, 123-124, p. 105
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