jueves, 16 de mayo de 2013


Hilario Camacho. Propuesta para un himno antidesahucios




Si eso todavía pudiera ser, a Hilario Camacho se le caerían los palos del sombrajo al comprobar que “El son del desahucio”, la canción que compuso en 1967 sobre un poema que el cubano Nicolás Guillén había publicado en 1947 y que tan pronto dejó de interpretar pudiera ser hoy en día, en la España actual, un perfecto himno contra una de las mayores canalladas del poder en una época en que hay sobredosis de canalladas. Quedaría asombrado, probablemente orgulloso en su fuero interno, aunque no creo que estuviera satisfecho con que un problema tan viejo estuviera de tan plena actualidad.

El cruel drama humano al que se ven sometidos tantos ciudadanos no es casualidad, sino que sigue la lógica de un sistema en el que se conjuntan la voraz avaricia de los poderes económicos con la sumisión de los poderes gubernamentales, que legislan obedientes a la voz de su amo. 

El poema de Guillén y la posterior canción de Hilario pienso que definen mejor que cualquier otra que conozca la angustia y el desamparo del desahuciado, pero también la firme voluntad de luchar por su dignidad humana y sus derechos. Aunque en su origen no lo sea, esas dos características son las que la podrían convertir, de hecho, en un himno. Y a veces las canciones han ayudado a unir voluntades y acciones.


Completo esta entrega con la canción actual que pienso que ha expresado con emoción y dramatismo el drama del desahucio, “Canción para Dimitros”, en la que Joaquín Carbonell y un grupo de compañeros denuncian las consecuencias de una política asesina.




Para acabar y quitarle un poco de dramatismo a la cosa, incluyo un texto que buscaba y que al fin he encontrado. Se trata de la una entrevista con Hilario, publicada en 1968 en DISCÓBOLO, justo cuando andaba preparando la grabación de este "son del desahucio". Él era la primera vez que asumía el papel de entrevistado y yo ahí le andaba con el de entrevistador. Una bisoñez que se nota, como en esa ingenua descripción de la canción que da título a la charla.


A Hilario Camacho es fácil oirle cantar, porque siempre está dispuesto a hacerlo; pero lo que ya comienza a ser más difícil es conseguir que exprese de una forma detenida su concepción de la canción, sus ideas y su lucha por conseguir un resultado digno y con calidad, no porque no tenga ideas claras y concisas, sino porque hay que correr tras él un día y otro hasta encontrar el momento propicio.

En esta tercera entrevista de las que estamos dedicando a la nueva canción popular cantada en castellano, nos hemos enfrentado con este problema, hemos discutido, he oído muchas canciones suyas, pero me ha sido difícil hacerle llegar al extremo de conseguir unas respuestas centradas, aunque, eso sí, cuando lo he conseguido el resultado merece la pena. También me ha hablado de sus proyectos y de los de «la canción del pueblo», grupo al que pertenece, y entre los que figuran el de celebrar un recital en un teatro de Madrid, con canciones totalmente nuevas, aunque en la misma línea que las que han cantado hasta ahora. También incluyen en sus proyectos actuar en fábricas y barriadas obreras y hacer alguna que otra salida fuera de Madrid.

La charla ha comenzado de una forma que ya se va haciendo tópica, pero que de todas formas es necesaria. La pregunta era: ¿Cómo entiendes tú la canción popular? Y la respuesta ha sido:

--La canción popular es la expresión del pueblo embellecida por el poeta y cantada por el juglar. Esta expresión puede tener un contenido de cualquier tipo, es decir, siempre tendrá dentro de ella una problemática social, profesional, amorosa o de cualquier otra clase. Para mí, concretamente, la canción popular encierra una doble finalidad: Primero manifiesta esta problemática a los demás, intentando inculcar en ellos una preocupación y despertar la existencia de unos problemas que existen y que ellos han de resolver; y segundo, para mí la canción popular tiene un contenido de valores; es un medio de realizar la belleza. No hay que olvidar una serie de valores inherentes al hombre, que hacen que no se convierta en una máquina, como es sobre todo la facultad de creación. Es necesario que siempre haya una canción, una poesía, una pintura, toda la realización de la belleza manifestada en el arte.

Hablamos luego de los poetas y de la poesía; Hilarlo pone música a varios poemas de Hernández, Guillen y Machado de una forma espontánea y sencilla, justamente la que necesitan nuestros poetas para hacerlos más cercanas.

--Muchas de las canciones que yo canto son adaptaciones de poesías. En primer lugar, la causa de esto es que algunos poemas me han gustado tanto, me he sentido tan compenetrado con ellos, que he considerado necesario ponerles música, y, por otra parte, no me considero tan buen poeta como para hacer la letra de todas mis canciones, aunque cada día intento hacer más letras propias. Siempre que pongo música a otros poetas procuro respetarlos lo más posible, adaptando la música a sus exigencias, aunque creo qué la mejor forma de respetarlos es no tocarlos, ya que cada cual tiene su obra propia.

Y tratando un tema siempre interesante le pregunto sobre la canción en España; siempre es importante la opinión de cantantes que, como éste, buscan un camino distinto del de “Te amo, te quiero, amor, amor, amor”, que, más o menos, era el estribillo de nuestras misérrimas cancioncillas de moda:

--La canción  española  actual, dejando aparte un pequeño movimiento que está surgiendo en Euzkadi y Cataluña, y quizás en algún otro sitio, desconocido porque aún no han grabado, la veo muy inmadura en cuanto a letras, y musicalmente hay cosas buenas y malas, no puedo calificarla ni siquiera de despreocupada. Ciñendome al panorama discográfico, lo único que tiene en mi opinión un valor positivo es la obra de Raimon, Pi de la Serra y en general todos los del grupo catalán. Respecto a la búsqueda de una auténtica canción popular de habla castellana podemos citar a Paco Ibáñez, aunque no resida ni grabe en España.

Como vemos, las contestaciones de estos jóvenes valores sobre este punto son casi unánimes, todos ellas atribuyen un valor positivo a la canción catalana, y en especial a algunos nombres que no son, precisamente, los que más suenan. Raimon y Pi de la Serra encabezan esta lista de preferencias; también un nombre del que sería conveniente comenzar a tener noticias en España: Paco Ibáñez, una verdadera figura de la canción y del que tal vez algún día hablemos en estas páginas más detenidamente.

«No se acerquen, señores, / no se acerquen, / es sólo un hombre explotado por otro hombre”. Estas palabras, pertenecientes al final de una de las canciones dé Hilario, podría dar muy bien señal de ellas; canción comprometida, pero no protestona. No es una simple pose ante la moda ni un intento de estar al día, sino algo más profundo, algo totalmente asumido.

--Sí, sí, naturalmente creo que canto en consecuencia con lo que pienso, e igualmente llevo a mi vida las ideas que defiendo en mis canciones.

Pero tampoco debe entenderse por ello que Hilario sea un cantante partidista  ni de tema único. Sus canciones también tratan otros temas, de amor por ejemplo, pero un amor en esta línea de seriedad y asunción de la realidad. Ante todo es un hombre que se dedica al arte, y tanto como hombre como artista no  puede permanecer ajeno a los problemas que le rodean.



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