Nueva Canción Chilena. Dos años de exilio. 1975
Para muchos españoles, el golpe militar
del 11 de septiembre de 1973 que acabó con la democracia en Chile supuso una
conmoción política y personal que habría de marcarnos para siempre. Durante
tres años, el ejemplo de ese país tan largo había sido un modelo que abría la
posibilidad de alcanzar el socialismo, o algo que en cualquier caso supusiera
una sociedad más justa, libre e igualitaria, a través del ejercicio democrático
de la política, y el golpe supuso el derrumbamiento del sueño. De entre ellos,
los que gustábamos de la música popular, habíamos encontrado en los nuevos
cantantes y grupos chilenos el mejor retrato de esa utopía, un espejo en el que
mirarse a la hora de ver las posibilidades que tenía la canción como forma de
cultura, sí, pero también de concienciación y agitación. Sabíamos de los
esfuerzos de la derecha de toda la vida por derrocar al gobierno de la Unidad
Popular con los medios más agresivos, pero nunca supusimos que pudieran apoyar,
en connivencia con Estados Unidos y su CIA, una sublevación militar cuya
violencia y crueldad nos dejó anonadados.
Como se puede ver en el escaneado que
incluyo al final del editorial que escribí para MUNDO SOCIAL en octubre, apenas
sabíamos nada de lo que pasaba, lo que hacía dispararse la imaginación pero no
apagar el dolor. De hecho, no conocimos la realidad del asesinato de Víctor Jara
hasta que Gonzalo García Pelayo se encontró en Londres a su esposa, Joan Jara, al
año del golpe y le hizo una magnífica entrevista que se publicó en Triunfo.
En aquel momento el conocimiento de la canción
chilena que teníamos era también escaso y parcial, como correspondía al haber
accedido a él a través de los pocos discos que se habían editado para entonces
en España y de algunos más que alguien nos podía haber traído en el fondo de
alguna maleta. Habría que esperar a la edición en España a partir de 1975 de
las producciones del sello DICAP (Difusora del Canto Popular), montado por el
Partico Comunista de Chile, para que pudiéramos empezar de salir de esa ignorancia.
Ya he colgado por aquí unos textos sobre Violeta Parra, ha llegado la
hora de sus continuadores.
Ese mismo 1975 publiqué en la revista
OZONO (supongo que en el mes de septiembre, pues solo conservo fotocopias sin
fecha) un largo informe sobre lo que había significado la Nueva Canción en el
contexto de la Unidad Popular y cómo el golpe había obligado al exilio a la
mayor parte de sus integrantes. En el largo artículo que reproduzco, cuatro
páginas, se incluía también la discografía chilena editada hasta entonces en
España.
Aunque sé que no
es muy conveniente abusar de los recuerdos, ni acudir al sentimiento a la hora
de escribir un artículo, se me va a permitir --o me lo voy a permitir yo
mismo-- empezar con algunas alusiones muy personales que espero se correspondan
con 1as de algunos de los lectores para no sentirme tan solo.
Referencias
personales que me llevan dos años atrás, a un 11 de septiembre terriblemente
triste. Durante tres años, algunos, tal vez muchos, habíamos tenido la vista
fija y los oídos atentos a cuanto sucedía al otro lado del mar, en un país ten
largo que nos costaba trabajo aprehenderlo de punta a punta, desde la Tierra
del Fuego hasta lo alto del Altiplano, en ese Chile que era. nuestra utopía y
nuestro espejó, nuestra preocupación y nuestra esperanza. En pocos años
habíamos aprendido a amar paisajes y gentes que nunca habíamos conocido, que
nunca habíamos visto, habíamos aprendido a subir uno a uno los escalones de la
solidaridad con el pueblo triunfante, como ahora tendríamos que aprender a
subir uno a uno los más tristes escalones de la solidaridad con el, pueblo
derrotado (o, mejor dicho, no el pueblo derrotado, sino el pueblo en lucha).
Aquel 11 de
septiembre de 1973 fue brutal, nos azotó de golpe, sin damos tiempo a
reponernos. Suponíamos que algo tenía que suceder, que un día cualquiera la
muerte tendría que mostrar su cara brutal, descarnada, pero no podíamos
imaginar que iba a ser de aquella forma. Y sólo nos quedaba lanzarnos sobre los
periódicos para inquirir noticias, escuchar la radio para intentar saber lo que
sucedía por debajo.de fas verdades oficiales, estábamos demasiado lejos para
que nuestro brazo llegara hasta allí, y a la tristeza se unía la impotencia.
Nos enteramos de
la muerte de Salvador Allende, y
unos días después de la de Pablo Neruda;
al día siguiente, mientras iba en coche, del silencio definitivo de Víctor Jara. Y sabíamos que éstos eran
sólo los nombres que conocíamos, que no eran sino la parte visible de un gran
iceberg de muertos anónimos, y en cada uno de ellos lloramos a muchos otros.
Durante mucho
tiempo me negué a escuchar canciones chilenas, pero hay que seguir viviendo; un
día, en un discoforum, volví a escuchar (y a poner) "Venceremos", él himno de la Unidad Popular, cantado por Inti Ilimani:
"Desde
el hondo crisol de la patria
se
levanta el clamor popular
ya
se anuncia la nueva alborada
todo
Chile comienza a cantar..."
Y
la gente se fue levantando poco a poco. Se iban poniendo en pie y escuchaban en
silencio la canción que salía del frío tocadiscos. Toda la sala, con los puños
apretados. Entonces me di cuenta de que todo era posible nuevamente, que cada
día se nace de nuevo. Y aquí estoy ahora, intentando otra vez, en septiembre
del 75, explicar --quizá con tristeza pero ya sin lágrimas-- lo que han
supuesto estos dos años de exilio para la canción chilena.
Difícilmente
podemos comprender la violencia de la represión contra la canción popular si
antes no vemos, aunque sea brevemente, la importancia que llegó a alcanzar como
vehículo de concienciación de las masas en los tres años de Unidad Popular y
aún antes.
Si queremos
remontamos al folklore más remoto, podemos hacerlo, y encontraremos canciones
que, como "Bajando la cordillera"
(1817) o "Cueca de Balmaceda"
(1886), constituyen pruebas reales de un folklore vivo, cantando eI camino
del pueblo hacia la libertad, por no citar el "Canto a la Pampa", que con letra del poeta Carlos Pezoa Veliz y música tradicional
es un antecedente temático de la "Cantata
Santa María de Iquique":
"Pido
venganza por el pampino que allá en Iquique supo morir."
Pero sin duda,
la más importante aportación al nacimiento de una nueva canción popular
chilena, el primer eslabón, fue Violeta Parra. Su ingente labor como folklorista,
recopiladora, compositora, instrumentista e intérprete y su inquebrantable
postura "militante" como cantante y como persona la convierten en
ejemplo a seguir y en maestra indiscutida de toda la generación de jóvenes
cantantes que surgieron en Chile a partir de 1965 y que cuenta con sus hijos Ángel e Isabel en primera línea de fuego. Junto a ellos, Víctor Jara, Rolando Alarcón, Patricio
Mans, Héctor Pávez, Juan Capra, Quilapayún, Inti Illimani,
Voces Andinas, Los de la Peña, Los Cuatro
de Chile, y un largo etcétera que convirtieron la canción chilena en un
arte de participación popular, en un arma de esclarecimiento, conocimiento y lucha.
Fueron los
momentos difíciles. Tuvieron que enfrentarse con la radio y la televisión para las
que apenas si existen, sufrieron dificultades para grabar, el boicot de las
grandes distribuidoras, debiendo refugiarse
en los pequeños sellos de vida precaria, pero de abundante entusiasmo:
"Arena", "Peña de los Parra", "J. J.", y
finalmente DICAP (Difusora del Canto Popular), en la que habrían de fundirse
todos los esfuerzos.
Llegó 1970,
llegó la campaña presidencial de Salvador
Allende y el agrupamiento de los partidos de izquierda alrededor de la Unidad
Popular. ¿Cómo hubiera reaccionado Violeta
Parra ante un hecho de esta importancia? La respuesta resulta evidente: de
la misma manera que reaccionaron los cantantes que podían hacerlo. Los comités
de Unidad Popular reunían a los simpatizantes del proceso, a los militantes de
los partidos políticos y a los independientes que en una esfera determinada de
la producción apoyan la campaña presidencial y el programa conjunto. Los
cantantes formaron su comité, en él participaron todos los nombrados y muchos
más que abarcan desde importantes folkloristas veteranas, como la gran Margot Loyola, hasta músicos de
extracción clásica que se acercan entonces a la música popular, tales como Gustavo Becerra, Sergio Ortega y Luis Advis.
Los comités de
Unidad Popular de músicos y cantantes realizaron una importantísima labor de
colaboración en la campaña presidencial de Salvador
Allende: Actuando en los mítines, buscando votos, creando canciones,
poniendo sus discos y su trabajo personal al servicio la camparla. El triunfo
en las elecciones presidenciales de septiembre del 70 cambió radicalmente el
panorama de la nueva canción chilena.
Cambios que se
operan en primer lugar en el campo de las facilidades para el perfecto
desarrollo de su trabajo. Lo que hasta entonces habían sido dificultades serían
todo lo contrario, a pesar de la oposición de ciertos sectores de los medios de
información (prensa, radio y televisión), que todavía continuaban en manos del
capital. Los medios oficiales fueron, por primera vez, un eficaz sistema de
comunicación popular, y los cantantes entraron a participar en ellos, así como
a hacer música para películas (Inti Illímani,
por ejemplo, hizo la música de "Continente
en llamas" y "La tierna
prometida"; Patricio Castillo
y Amerindios, la de "Diálogo de América", entre otros
muchos); las Universidades quedaron al servicio del folklore, creándose
departamentos especializados en su estudio, conservación y difusión. La discografica
RCA pasó a depender del Gobierno, con el nombre de IRT y dirección de Julio Numhauser (Amerindios); DICAP,
por primera vez en su historia, no sólo no vio obstaculizada su labor, sino que
se le facilita, y los propios cantantes pasaron a desarrollar su trabajo como
becados de diferentes organismos: sindicatos, Universidades, la propia Presidencia
del Gobierno. El "tren de la cultura", una iniciativa cultural que tuvo
su antecedente en la Rusia leninista, recorrió el país llevando a rincones
donde antes nunca habían llegado la cultura, el arte, la poesía, e1 cine y,
naturalmente, la canción.
Estos cambios
son fundamentales para comprender lo sucedido en la nueva canción chilena
durante esos tres hermosos años de la historia de Chile, puesto que,
naturalmente, iban a repercutir en las propias canciones y en los propios
cantantes. Hemos de considerar que son estos cambios estructurales los que
permitieron que la nueva canción chilena dejara de ostentar el “valor de cambio””
que toda obra de arte tiene en la sociedad capitalista, para pasar a ser de
verdad una obra popular y alcanzar una libertad de creación de temas y de
formas nunca antes soñada.
Si siempre en la
nueva canción chilena, siguiendo el ejemplo de Violeta Parra, se había
planteado la recuperación de su folklore como método de reencuentro de la
propia identidad como pueblo, el Gobierno de la Unidad Popular permitió la
profundización en esta búsqueda y, sobre todo, su definitiva popularización,
que llevó consigo la aparición de nuevos grupos con gente muy joven (como Illapu)
y al surgimiento de nuevos cantantes y folkloristas, como Tito Fernández, Oswaldo
Rodríguez, Charo Cofre, Hugo Arévalo, etc.
Junto a esta
búsqueda en las raíces del folklore, otro de los rasgos definitorios de esta
etapa es la investigación de nuevas formas musicales que sin dejar su raíz popular
fueron también una utilización liberadora de las nuevas corrientes musicales y
de los nuevos instrumentos. En este apartado se pueden apuntar algunos trabajos
de Ángel Parra, Víctor Jara, Isabel Parra,
Amerindios, Payo Grondona, Tiempo Nuevo,
etc., siendo también de gran importancia la aparición de conjuntos de música
"pop" que trajoen a este tipo de música una preocupación social en
sus letras, recuperada sin duda de la nueva canción y del folklore. Estos
conjuntos, como Blops, Jaivas, Congregación, Congreso, Embrujo, apenas han sido capaces de
superar la represión, deshaciéndose la mayoría de ellos.
Y la tercera
característica a destacar es la utilización de formas de la música culta
mezclados con las tradicionales, creando esa nueva modalidad que es la
"Cantata". Obras de larga extensión, con un argumento dramático y un
contenido revolucionario. Este es sin duda el mayor aporte de la nueva canción
chilena en estos años, un camino que se inicia con la "Cantata Santa María de Iquique", de
Luis Advis, cantada por Quilapayún,
se continúa después con "La fragua",
de Sergio Ortega; "Vivir como el Van
Troi", de Frank Fernández, también
interpretadas por Quilapayún; "Canto
para una semilla", de Luis
Advis, sobre poemas de Violeta Parra,
interpretada por Inti lllimani e Isabel Parra; "Canto al programa", de Julio Rojas en el texto y Luis Advis y Sergio Ortega en la música, cantada por Inti lllimani también; "La
población", de Víctor Jara;
el "Canto general", de Aparcoa, sobre textos de Neruda o el "Oratorio de los trabajadores", de Huamari.
En el apartado
de, textos se perfilan ciertos temas que se van repitiendo hasta conformar unas
constantes temáticas bien definidas, que no siempre son, ni mucho menos,
políticas o sociales, pese a su importancia, sino que abarcan igualmente la
recuperación de temas folklóricos y las canciones de amor, por poner dos
ejemplos (y pienso que algunas de las más hermosas canciones de amor de la
nueva canción chilena se escriben precisamente en estos años de lucha, como,
por ejemplo, "El encuentro", de Jara,
o "No te alejes más", de Ángel Parra), los temas que se decantan
podríamos agruparlos en cuatro grandes apartados:
Está el disco completo, pero la primera es necesaria:
"NIXON"
1. La recuperación de la historia.-- Es decir, la
búsqueda en la historia de Chile de un pasado que investigar, que contemplar
para sacar unas experiencias para el presente y para enorgullecerse de sus raíces. Aunque no falte en canciones sueltas (“Puerto Mont”, de Víctor Jara sin ir más lejos), este tema suele quedar circunscrito
a las cantatas, por ejemplo, “Santa
María de Iquique” trata del luctuoso asesinato de 3.600 obreros de las
minas del salitre en 1907; el "Canto
general" lleva su mirada a la historia pasada de la América Latina y a
sus relaciones con el Imperio y e, imperialismo, "La fragua" y "Oratorio
de los trabajadores" lo que ponen en música es la heroica lucha de la
clase obrera chilena, "Canto para
una semilla" rastrea la vida de Violeta
Parra y, por consiguiente, la historia misma del canto popular.
2. Apoyo a la Unidad Popular.-- Lo que antes
había sido crítica y lucha, con la Unidad Popular en el gobierno hubo de
plantearse evidentemente con una nueva perspectiva, que si también era lucha, iba
destinada ahora a consolidar el nuevo gobierno popular. En este esquema se
circunscriben obras como "Canto al
programa" y canciones y ciclos de canciones como "Canciones de patria nueva", de Ángel Parra; "Ahora es tiempo nuevo", de Tiempo Nuevo; "Cueca de
la CUT", de Héctor Pávez;
"Póngale el hombro, m'hijito",
de Isabel Parra; "Mes
de volantines", de Amerindios, las canciones a la Brigada Ramona Parra, de Ángel Parra y Víctor Jara,
y tantas otras.
~
3. La solidaridad internacional.-- De similar manera
a como ha sucedido en Cuba con la Trova Cubana las nuevas canciones
de Chile abordaron la solidaridad internacional, solidaridad
que puede ser hacia los países en lucha (como Vietnam) o los países
revolucionarios (como Cuba), siguiendo también en esto el ejemplo de Violeta
Parra. Quizá la obra más significativa en
este sentido sea "Vivir como
él Van Troi", de Quilapayún,
pero también se inscriben canciones como "El derecho de vivir en paz" y "A Cuba", de Víctor Jara;
"Nixon" y "Una vez un yankee yo encontré", de Amerindios; "Canción de Navidad", de Tito
Fernández, y la serie de canciones cubanas que interpreta Isabel Parra en "Dé aquí y de allá" e "Isabel Parra y parte del grupo de
experimentación sonora ICAIC", sus dos álbumes de la Unidad Popular.
4. La crítica del "momio".-- El
"momio" es el reaccionario, el burgués, el pancista, y contra él se
vuelven las canciones más duras. Temas como las "Canciones funcionales", de Ángel Parra, y otras de Víctor
Jara, Quilapayún, Amerindios, Payo Grondona, etc., apuntan en este sentido y son una puesta al
descubierto del reaccionario. Aunque tampoco falta alguna canción como "La compañera rescatable", de Isabel Parra o "Ya no basta con rezar", de Tiempo
Nuevo, que apuntan a una posible convergencia entre elementos de la burguesía y
el cristianismo con la revolución. También en este apartado podríamos incluir
las canciones que a partir del intento de golpe militar del 29 de junio de 1973
se escribieron como denuncia de la guerra civil que se avecinaba
inexorablemente y que iba a estallar en septiembre del mismo año:
"De nuevo quieren manchar
mi tierra con
sangre obrera
los qué
hablan de libertad
y tienen las
manos negras,
los que quieren
separar
a la madre de
los hijos
y quieren
reconstruir
la cruz que
llevara Cristo."
Vientos del
pueblo,
Víctor Jara
Quizá de todos
los cantantes chilenos fuera Víctor Jara
el que tratara de manera más clara la posibilidad de Un golpe militar y de una
guerra civil: respondiendo al llamamiento de Pablo Neruda para evitar la guerra
puso música a uno de sus poemas y estaba trabajando en su grabación el 11 de
septiembre:
"Yo no quiero mi patria dividida
ni por siete
cuchillos desangrada.
Quiero la luz de
Chile enarbolada
sobre la nueva
casa construida."
Aquí me quedo Pablo Neruda, Víctor Jara, Patricio
Castillo.
y Angel Parra.
Canción de amor. 1972 uno de los primeros videos musicales de chile
Una vez
comprobada la eficacia de la canción popular en Chile y su importancia no
encontraremos extraño que sobré ella se volcara la represión de manera más
violenta si cabe, eliminando en tan sólo unos días la fecunda labor que había
durado años. Tal vez el caso más destacado de represión fuera la muerte de Víctor Jara en el estadio Santiago de
Chile, pero, indudablemente no se trata del único, también está el
encarcelamiento de Ángel Parra, el
exilio del resto, la clausura de DICAP, la total esterilización de la canción,
la sustitución de la nueva canción por la cancioncilla de consumo, la
instauración de la vulgaridad y la alienación en la música popular.
El 11 de
septiembre de 1973 comenzó .para la nueva canción chilena una nueva etapa: el
duro aprendizaje del exilio.
Y si durante
casi un año el trabajo primordial de componer se ve relegado a segundo término
por la urgencia de encontrar un sitio donde vivir, de aclimatarse a la nueva
situación, de organizar la vida en el exilio, pronto empiezan a surgir las
nuevas canciones. Se reorganiza DICAP, que empieza a trabajar y a editar sus
nuevos discos en París, los conjuntos y los cantantes recorren los cinco
continentes dando recitales que son un llamado a la solidaridad, una nueva
manera de continuar la vieja lucha.
Las nuevas
canciones tratan fundamentalmente dos temas: la denuncia y la esperanza:
"Cuiden que no pase el tiempo,
cuídense del sol
y el aire,
cuídense que
ninguno piense,
pero no podrán librarse
porque en la
historia del hombre
cuajará pronto
la sangre."
Cuajará pronto la sangre (anónima)
"Y la sangre de Allende
corrió a
torrentes;
fue vista por
los pueblos
y continentes,
y continentes,
sí,
qué canallada,
porque libre
quería
la patria amada."
Alerta pueblos
del mundo,
Héctor Pávez
''Nuestro pueblo no está sólo
su problema no
es extraño,
de todos los
continentes,
de todos los
corazones,
se elevan miles
de manos."
Ya no es tiempo de esperar, Isabel Parra
“Y ahora, el pueblo
que se alza en
la lucha
con voz de
gigante
gritando:
¡Adelante!”
El pueblo unido
jamás será vencido
VIOLETA PARRA: Inútil escribir su biografía, sin duda
la más importante cantante folklorista y compositora de Chile y de América.
Muerta en 1966. “Un río de sangre”
(CBS), con Isabel y Ángel Parra; le faltan tres canciones
del original, completadas con canciones de Los
Calchakis. “Las últimas composiciones”
(RCA); disco fundamental, aunque en su última y reciente edición chilena,
realizada después del golpe, se haya cometido el atentado artístico de añadirle
cuerda. Ante la indignación general, RCA española ha editado al fin la edición
original sin violines. “Canciones
inéditas” (Gong-Movieplay); antiguas grabaciones en París, contiene quizá
su obra más "rara": la suite “El
gavilán”, de nueve minutos de duración.
QUILAPAYUN: También conocidos sobradamente. Creados en 1966, su obra es ingente, por el
grupo han pasado, entre otros, Julio
Numhauser, Patricio Castillo y Julio
Carrasco. Actualmente viven en París. “¡Basta!”
(Gong-Movieplay); disco fundamental en su discografía, en la edición española
ha sido necesario incluir canciones de otros álbumes. “Canto de pueblos andinos, vol. 2” (Emi Odeón); discos de folklore
de toda América, pertenece a sus grabaciones con la Emi chilena. “Cantata Santa María de Iquique”
(Gong-Movieplay); la obra más importante sin ninguna duda de la nueva canción
chilena. Se editará aquí en octubre.
INTI ILLIMANI: Formados en 1967, han recorrido todo
el mundo con sus canciones, se trata quizá del mejor grupo instrumental
chileno. Viven actualmente en Italia. “Nueva canción chilena” (Gong-Movieplay),
edición española de su disco italiano. “Canto
de pueblos andinos” (Emi Odeón). Disco de folklore. “Canto de pueblos andinos, vol. 1” (Emi Odeón).
VÍCTOR JARA: No sólo por su muerte, sino también en
vida, el compositor más apreciado de la nueva canción chilena. Director y
profesor teatral, también formó parte del conjunto Cuncumen y Quilapayún
(como director musical). Asesinado el 17 de septiembre de 1973. “Te recuerdo, Amanda” (Gong-Movieplay).
Por varias razones la cara "B" contiene canciones de su álbum “El derecho de vivir en paz”. “Canciones póstumas” (Gong-Movieplay).
Recoge seis de las siete canciones que estaba grabando al morir. Lleva también
un homenaje de Labordeta y otro de Miguel Ángel Cheruvito y Eulogio Davalos.
ISABEL Y ÁNGEL PARRA: Hijos de
Violeta, fundadores de la Peña de Los Parra, tanto formando dúo como en
solitario constituyen dos de las personalidades más fuertes de la N. C. Ch.
Isabel vive actualmente en París trás haber estado un año en la República Democrática
Alemana, y Ángel vive en México, donde se instaló después de seis meses de
campo de concentración. “De Violeta” (Gong-Movieplay),
cantan canciones de su madre.
GABRIEL SALINAS: Junto con su compañera Victoria Torres estuvo en España en el
año sesenta y ocho, siendo quizás el primer cantante que dio a conocer en
nuestro país la música latinoamericana comprometida. Hermano de Horacio Salinas (Inti Illimani), actualmente ha vuelto a Barcelona. “Canto a mi América” (Barlovento. 1969).
“Yo defiendo mi tierra” (Barlovento).
AMERINDIOS: Dúo formado por Julio Numhauser y Mauro
Salazar; en él que también estuvo un tiempo Patricio Castillo. Vivieron en España y luego marcharon a Suecia
donde residen ahora. “Tu sueño es mi
sueño, tu grito es mi canto” (Diresa y Basf). Quizás el disco más
problemático de los editados en España. La primera edición es de 1973, justo en
septiembre, pero la editora lo retiró del mercado ante el golpe militar; a la
llegada del grupo a España volvió a ponerse de nuevo a la venta, pero la fuga con
la "pasta" del director de Diresa volvió a hacerlo desaparecer.
Recientemente ha sido reeditado por Basf, pero parece ser que los contactos de
la central alemana de esta casa con la Junta Militar han obligado a retirarlo
de nuevo.
GUILLERMO BASTERRECHEA: Cantante
chileno que lleva algún tiempo en España, donde ha hecho prácticamente toda su
carrera. “Te recuerdo, Amanda” (Emi
Odeón). Las obligaciones discográficas le obligaron a aceptar unos arreglos
poco convincentes para este disco. “Homenaje
a Víctor Jara” (CBS). Disco en el que canta versiones muy personales de
canciones de Víctor Jara.
ATACAMA:
Grupo dedicado al folklore formado antes del golpe en Suecia. Ya están
disueltos. “Arriba quemando el sol”
(Bocaccio Records). Editado en 1973.
JUAN CAPRA: Cantante poco conocido en Chile, puesto
que aunque fue uno de los iniciadores de la "Peña de los Parra",
salió del país para estudiar en Italia, donde participó en los espectáculos del
Nuevo Cancionero Italiano. Vuelto a
Chile durante la Unidad Popular desconocemos cuál es hoy su paradero, aunque desde
luego no continúa en Chile. “Cantos y
danzas de Chile” (Hispavox). Aunque editado en 1972 ni siquiera se indicaba
en portada que se trataba de Juan Capra. Supongo que el disco ya estará
descatalogado. “Canto a lo humano”
(Edigsa). Grabación original francesa es realmente un magnífico disco de
folklore.
CURACAS: Grupo formado en 1968 en el seno de la
Peña de los Parra. Se dedican fundamentalmente al folklore. En la actualidad
está disuelto. “Norte” (Gong-Movieplay)
Es un buen disco de folklore.
ILLAPU: Formados durante la UP por seis
jóvenes estudiantes, su repertorio es una mezcla de temas del folklore y comprometidos.
Residen en Europa. “Música andina” (Gong-Movieplay).
TITO FERNANDEZ: También pertenece a los
cantantes surgidos después del 70. Aunque vive en Chile actualmente hay que
desmentir tajántemente los rumores que han corrido sobre su colaboracionismo
con el nuevo régimen. “El temucano”
(Gong-Movieplay).
MIGUEL ÁNGEL CHERUVITO Y EULOGIO DAVALOS: Dúo de guitarristas
que interpretan tanto música clásica como folklore. Actualmente viven en
Barcelona, donde actúan a menudo demostrando su magnífico dominio del
instrumento. “Música para todos”
(Gong-Movieplay).
Además de estos
cantantes que tienen discos editados en España, están en el exilio: Charo Cofre y Hugo Arévalo (Italia), Patricio
Castillo, Aparcoa, Patricio Mans, Sergio Ortega (París), Oswaldo
Rodríguez, Payo Grondona y Tiempo Nuevo (Alemania), entre otros.
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