Pablo Milanés. Cantar con el cubano (1985)
Puedo vanagloriarme --si es que de darse
autobombo se trata, que tampoco viene mal-- de haber contribuido de alguna
manera que no quiero cuantificar en la difusión inicial en España de lo que se
llamó Nueva Trova Cubana hace como unos cuarenta años. Como ya he contado algo
de ello en el texto publicado ya aquí sobre Silvio Rodríguez no lo
voy a repetir ahora que ha tocado el turno de hablar de la otra cara de la
misma moneda, Pablo Milanés.
Aunque hubo otros cantautores que se
cobijaron bajo el mismo paraguas, y en el artículo que reproduzco se da cuenta
de ellos, Silvio y Pablo son sin duda las figuras más importantes del
movimiento que transformó la música cubana en aquellos años, los artistas que
con el tiempo han conseguido una mayor repercusión mundial y, sobre todo, los
dos creadores más potentes la Nueva Trova. Dos de los creadores más potentes no
sólo de aquel grupo cubano, sino de la música popular de todo el mundo. A mi
entender.
Pablo y Silvio, Silvio y Pablo, dos cantautores
de características muy diferentes pero de similar categoría artística, ante los
que, aún gustándote los dos, había que definirse, como ante la elección entre
Beatles o Rolling, Isabel o Fernando. Y yo he de confesar que personalmente
siempre fui pablista.
Tal vez no se encuentren en Pablo esas
metáforas deslumbrantes y arriesgadas o esas melodías hipnóticas que caracterizan
las canciones de Silvio, pero la estructura férrea de sus composiciones, la
certeza directa de sus palabras y la contundencia de sus mensajes, sean de amor
o de otro tipo, me paralizan de emoción y admiración cuando las escucho. Aquí
he puesto, como ilustración, algunas de las que no puedo aguantar sin que se me
ponga la carne de gallina. Empezando por la que ya deberíais haber escuchado,
esa “Yolanda” que fue una de las primeras canciones suyas que escuché en
aquella cinta que me llegó a través de Julia León de la que ya he hablado (releyendo
me doy cuenta que debía tratarse de la misma cinta a la que se refiere Aute más
adelante) y de la que intuí que era una obra maestra antes de saber lo que era tal
cosa de las obras maestras.
En 1985, con motivo de la edición del doble
“Querido Pablo”, en el que realizaba dúos con varios colegas españoles, una
argentina y un brasileño, EL PAÍS le dedicó una página entera, en la que tuve
ocasión de hablar de él, con él y con los demás participantes en el disco.
Con
Eduardo Ramos
La canción del hombre nuevo
EL PAÍS. 24 NOV 1985
Pablo Milanés, nacido en Bayamo (Cuba) el 24 de
febrero de 1943, es, con Silvio
Rodríguez, el más significativos de los cantantes cubanos surgidos a finales de los años
sesenta y agrupados alrededor del movimiento denominado Nueva Trova: un intento
de crear una canción que enraizada en la tradición y nutriéndose de muy
diversas fuentes musicales y estéticas diera una imagen nueva de la realidad
cubana tras la revolución. Ya antes de que esta tuviera lugar, desde 1958,
estaba cantando como bolerista y cantante lírico en programas de radio y
televisión. "La revolución",
comenta ahora, "fue algo muy fuerte.
Para mí, con 15 años, ve r a la gente salir en masa a la calle fue un cambio
muy violento que reorientó mi vida musical y personal". El mismo año
1959 colaboró con el Cuarteto del Rey,
con el que estaría tres años: "Hacíamos
negro espiritual, en inglés, lo que era una buena escuela, pero como los
miembros del grupo eran de origen religioso y no habían hecho nunca música
popular, mundana, que decían ellos, cuando me planteé dedicarme a la música
cubana tuve que dejarlos y seguir solo".
Tras una
estancia en un nuevo grupo, Los
Bucaneros, Pablo Milanés entra en contacto con otros jóvenes de su edad que
también comenzaban a cantar, como Martín
Rojas o Eduardo Ramos, actual bajista
del grupo de Pablo, y también, algo después, con Silvio Rodríguez, que es unos
años menor. "En la mili hice Yo
vi la sangre de un niño brotar, que es mi
primera canción de contenido político", cuenta el cantante al recordar
aquellos primeros años todavía confusos. Y añade: "Al principio no nos dábamos cuenta de que era la revolución la que nos
impulsaba a ser nuevos, a violentar la realidad que estábamos viviendo, a
expresar nuestras contradicciones, pero sabíamos que igual que había influido
en otros ámbitos creativos tenía que influir en la canción. En el año 1966 ya
teníamos canciones que nos caracterizaban como la raíz de un movimiento que se
estaba gestando dentro de la música cubana".
Los primeros
años fueron difíciles, con reticencias por parte de quienes los consideraban
demasiado críticos o demasiado revolucionarios, de quienes les acusaban de ser
excesivamente nuevos y extranjerizados. Fue el apoyo de Aidee Santamaría, directora de la Casa de las Américas, y de Alfredo Guevara, director del Instituto
Cubano de Artes e Industria Cinematográfica (ICAIC), con el que colaboraron, lo
que les abrió las puertas de un trabajo que se extendería en los años setenta
por Latinoamérica y el mundo.
"Una de las personas a las que más admiro es
a Violeta Parra", cuenta
Pablo Milanés al hablar de sus influencias; "todo en ella me parece importante: sus textos, su actitud ante la vida,
su música. También he estado siempre muy relacionado con el jazz y los
movimientos cubanos de este tipo de música, y me ha influido mucha gente: otros
cantantes latinoamericanos o españoles; el catalán Pi de la Serra, por ejemplo, al que admiro y cuya obra he estudiado
mucho".
Tras casi 20
años de cantar, la obra de Pablo Milanés se ha ido desarrollando en canciones
cada vez más ricas, más complejas, de las que el doble álbum recién editado es
una buena muestra antológica. "En
mis canciones he intentado dar una imagen global del hombre", dice,
"con sus contradicciones, con sus
problemas. No hacer canciones que sólo traten de amor, o de la solidaridad
internacional, o de los problemas sociales, porque no son cosas que se vivan
aisladas unas de otras. La canción de amor había sido siempre una expresión
comercial, y la canción política una expresión ideologizada. Mi intento fue
romper esos convencionalismos y hacer una canción más integral, que sea
expresión del conjunto de cosas que puede sentir un hombre como yo en un
momento determinado, un conjunto de sensaciones unidas".
Cantar con el cubano
Los más
importantes cantautores españoles y latinoamericanos colaboran en el último
disco de Pablo Milanés
EL PAÍS. 24 NOV 1985
Nueve de los más
importantes cantautores españoles y latinoamericanos han participado en la
grabación del último disco del cantante cubano Pablo Milanés. Un doble álbum que recoge una antología de las más
representativas canciones del cantautor. Víctor
Manuel -que además ha producido el disco-, Amaya, Joan Manuel Serrat,
Miguel Ríos, Ana Belén, Luis Eduardo Aute,
Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa y Chico Buarque
interpretan, junto Al propio Pablo, composiciones tan conocidas como La vida no vale nada, Yo no te pido, El tiempo, el implacable, el que pasó, Para vivir, Te quiero porque
te quiero o Si el poeta eres tú,
que cuenta con un prólogo escrito y recitado por Julio Cortázar.
"Cuando el sello discográfico en el que graba
Pablo me propuso producir uno de sus discos se me ocurrió inmediatamente la
idea", explica Víctor Manuel.
"Me pareció mejor volver a grabar
algunas de sus canciones más representativas, a las que pensé, junto con Pablo,
que se les podía añadir una nueva dimensión con arreglos musicales diferentes a
los que había venido utilizando hasta el momento. A partir de ahí, conseguir la
participación de otros cantantes fue fácil. Todos ellos, amigos de Pablo y
admiradores de su trabajo, aceptaron participar sin la menor reticencia".
Pablo Milanés,
nacido hace 43 años en Bayamo, Cuba, es, junto a Silvio Rodríguez, el más
destacado de los cantantes surgidos en los años sesenta en la canción cubana.
Originalmente intérprete de música feeling, a partir de la revolución cubana
orientó su trabajo en la creación de canciones que sintetizaran la tradición
musical cubana y las nuevas formas de la canción popular contemporánea, creando
temas que han influido en toda la música de habla hispana en los últimos 20
años.
"Conocí a Pablo Milanés en su primer viaje a
España, en 1975", cuenta Luis
Eduardo Aute, "pero su obra me
impresionó desde que en 1968 el director de cine José Luis Egea me facilitó una cinta con sus canciones, que había
conseguido en un viaje a Cuba. A través suyo les hice llegar a Pablo y a Silvio
una cinta mía, y pronto nos dimos cuenta de que había una gran afinidad en el
trabajo que cada uno hacíamos. Pablo me parece un gran creador de músicas, con
una sonoridad propia inconfundible, una voz privilegiada y un excelente autor
de textos. Mi participación en este disco suyo era obligada, ya que desde
entonces no hemos perdido ocasión de tratarnos. Además, él había cantado
también en mi disco Entre amigos".
Sonoridad internacional
El disco, que ha
sido grabado en Londres y Madrid con músicos ingleses, españoles y cubanos,
cuenta con arreglos y dirección musical del británico Geof Westley, quien le ha dado una “sonoridad internacional” a la producción "sin quitarle nada del toque cubano que siempre hay en las composiciones
de Pablo", aclara Víctor Manuel.
Son 20 canciones que expresan con precisión las preocupaciones fundamentales
del cantante cubano: el amor, la solidaridad con los procesos revolucionarios
del mundo, los problemas sociales, el paso del tiempo. "En mis canciones intento hablar de lo que me
rodea, no hacer canciones aisladas sobre el amor, la sociedad o la revolución,
porque creo que todo ello unido forma parte de nuestra vida cotidiana.
Normalmente se ha tratado el amor como un hecho aislado y la política como algo
exclusivamente ideológico; yo he pretendido romper esos convencionalismos,
porque todo lo que nos sucede se mezcla en las vivencias de cada uno",
explica el cantautor.
Para Ana Belén
lo más atractivo de este proyecto ha sido devolver al cantante cubano su
capacidad de dar amistad, amabilidad y buenas sensaciones. "Quedé deslumbrada con él", dice,
"desde el primer momento en que le
conocí, en su casa de La Habana, en 1975. Fue una noche imborrable, en la que
nos cantó de todo, canciones populares, sones, boleros, y también sus propias
canciones, que me parecen excepcionales". También Miguel Ríos comparte esa admiración por el cantante y la persona:
"Cuando Víctor Manuel me llamó para
proponerme cantar una canción a dúo con Pablo no lo dudé ni un momento. Me
apetecía trabajar con Víctor en una producción, y mucho más si era con un
cantante como Pablo Milanés, al que admiro desde hace muchos años".
El disco, que
acaba de aparecer a la venta estos días y que será distribuido en la práctica
totalidad de los países suramericanos, se presentará en directo en España en un
recital colectivo que se prepara para el próximo mes de diciembre.
Satisfacción
“El local será probablemente el Palacio de
los Deportes de Madrid. De momento estamos intentando coordinar las fechas de
todos los que hemos participado en el disco, que es lo más dificil porque cada
uno tiene un programa muy apretado de actividades; pero estoy seguro de que se
conseguirá y que será un recital memorable", concluye Víctor Manuel,
que confiesa haber quedado totalmente satisfecho del trabajo, tanto en los aspectos
musicales como en los amistosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario