sábado, 20 de abril de 2013


Música popular y desarrollo técnico: un apunte histórico









Después de colgar ayer el escrito sobre el centenario de la música grabada, en el que intentaba hilvanar un argumento sobre la importancia de la fijación de las canciones en discos, y la consiguiente influencia de los avances técnicos, en los cambios sufridos por la música popular durante el pasado siglo, se me ocurrió que faltaba algo. Efectivamente, las grabaciones discográficas cumplieron un papel fundamental en esa evolución, pero no fue el único factor de cambio, resultado del efecto combinado de diversos elementos.

He recordado que  había escrito otra cosa sobre el tema, la he buscado y la he encontrado. En junio de 1984 la Fundación FUNDESCO organizó el pomposamente llamado I Simposio “Nuevas Tecnológicas en la Vida Cultural Española”, un encuentro de postín, como entonces se estilaba, en plena llegada de España a la modernidad de la mano de Felipe González. A Diego Manrique, Álvaro Feito y a mí nos pidieron que elaboráramos una ponencia sobre el tema en el terreno musical. Cómo cada uno nos ocupamos de una parte independiente, puedo recuperar ahora del libró que se editó mi aportación, en la que abordaba esa evolución al hilo de la tecnología de la música popular del siglo XX, no sólo desde la influencia de las grabaciones discográficas, sino también de la ampliación del sonido a través de medios electrónicos y la utilización de la radio y la televisión en su difusión. Lo ilustro con algunas muestras musicales que me parecen pertinentes y aclaratorias.



MÚSICA POPULAR Y DESARROLLO TÉCNICO: UN APUNTE HISTÓRICO

Hoy en día se puede afirmar que la música y la canción populares son ya géneros artísticos adultos, en el sentido de contar con una historia a sus espaldas y unas formas y contenidos elaborados y complejos, con unas características específicas, que les dan vida propia, y que les alejan tanto de la música llamada clásica como de la poesía o el folklore, sus referentes inmediatos. Todo ello es fruto de una evolución desarrollada a partir de la música tradicional, de la que conserva importantes elementos, tanto de formato como de contenido e intención, siendo, sin embargo, radicalmente distinta de las formulaciones primarias y puras de aquella, Sería una evolución en cierta manera similar a la sufrida por otras formas artísticas, la novela, por poner un ejemplo, o la ya citada música culta, En la novela, digamos por poner un ejemplo, las raíces de esa evolución se entierran en los cantares de gesta de la Edad Media, para llegar a esa cumbre monumental del Quijote como eje de rotación del género que alcanzaría su madurez expresiva en el Siglo XIX. En la música popular, este proceso de maduración y evolución progresivas hasta convertirse en género autónomo y moderno se inició mucho más tarde, precisamente en el momento en que coincidió con el surgimiento de la tecnología aplicada a la música y con el desarrollo, urbanización y maduración de las clases populares que la habían creado y mantenido viva a lo largo de los siglos.

Un desarrollo que tuvo su punto de partida en la masiva emigración que se produjo de las áreas rurales a las urbanas con los inicios de la industrialización, y que se plasmó en el declive de la cultura campesina y el nacimiento y estabilización de otra ciudadana cada vez más potente, cuya manifestación más evidente puede ser, precisamente, la nueva música que surge en ese momento en todo el mundo, ligada a las transformaciones sociales y políticas de este período; y también, de manera muy clara, a la revolución tecnológica, que posibilitó de forma rapidísima la sustitución de viejas constantes de la música folklórica. El anonimato anterior se sustituyó por la personalización y la autoría conocida de las canciones; el localismo se transformó en universalidad, o, al menos, en extra-comarcalismo; la simplicidad rítmica, métrica y melódica de la música tradicional fue sustituida por una complejidad formal que cada día se agudiza más; en fin, el amateurismo del artista folklorico, acabó barrido por la profesionalización.

Todo ello no se hubiera podido dar sin la existencia de unos descubrimientos técnicos que condicionaros esa evolución. Sin llegar a la afirmación macluhaniana de que "el medio es el mensaje", sí que se puede afirmar que la revolución científica y la técnica, posibilitadas por la industrialización de los últimos cien años, han transformado profundamente tanto la forma como los contenidos de la música popular, así como los esquemas compositivos y, sobre todo, los procesos de producción y de distribución, creando nuevas condiciones que establecen otro nivel de relación entre cantante o intérprete y público, entre creador y receptor.




Todo ello está marcado, además, por unos hitos históricos muy concretos, perfectamente delimitables en el tiempo y en el espacio. La aparición del espectáculo musical estructurado alrededor de escenarios más o menos fijos, con artistas y cantantes profesionalizados, que se inició poco antes de mediados del siglo XVIII (en 1735 se estrenó en un decrépito juzgado de Charleston, Carolina del Sur, la primera comedia musical americana, "Flora"),  que se sistematizzaría a lo largo de los últimos cincuenta años del siglo XIX. En 1843, el compositor Dan Emmett, que ya había creado “Dixie”, el histórico himno sureño, estrenó su espectáculo "The Virginia Mimstrels", primera comedia musical, tal como la entendemos hoy, iniciadora de un género que dura hasta nuestros días). Todo ello concluyó en el nacimiento del "Show Business", del que habrían de surgir nombres tan importantes para la música popular como los de Victor Herbert, Philip Sousa o George Gershwin, por hablar de compositores y músicos estadounidenses. O, ya entrado en el siglo XX, y bien entrado, cantantes como Al Jolnson, Edith Piaf, Raquel Meller o Concha Piquer, que dieron el estrellato a los intérpretes, ampliando un tanto él espectro del espectáculo musical en todo el mundo.

El primer micrófono de carbón, descubierto por Elisha Gray, Graham Bell y Davis Hughes en 1876, posibilitaría la extensión del espectáculo musical, en conquista de auditorios más grandes y de mejores condiciones acústicas, dando acceso a la canción y a la música a un mayor número de intérpretes, y multiplicando las galas, los "shows" y los espectáculos. De igual manera, el micrófono y la electrificación de los instrumentos sonoros transformaron profundamente los propios estilos musicales. De alguna manera, la necesidad crea el instrumento, técnico o musical, y el instrumento cambia la música. O contribuye a cambiarla.

Menuda pareja el ciego y el cojo

Un ejemplo que me parece ilustrativo de este axioma es el del "blues" norteamericano. En su origen fue una forma musical rural, negra (luego “inculta” y "marginada"), interpretada por cantantes individuales y ambulantes, que se mueven con instrumentos fáciles de transportar, la guitarra, la armónica o la tabla de lavar. Una situación no demasiado diferente a la de los juglares medievales europeos.

La emigración de campesinos de las plantaciones del sur, a las ciudades industriales del Norte y Oeste de los Estados Unidos, llevó consigo a gran cantidad de estos músicos rurales, aún  acompañados por guitarras acústicas y armónicas, a los "honky tonks", los bares de los cruces de caminos en los que descansaban, bebían y se divertían los viajeros en su tránsito hacia la ciudad, último e inevitable destinos de espectadores y músicos, que, por su parte, dieron allí los primeros pasos hacia su profesionalización. 

Una vez en la Chicago o en Memphis, hacinados en grandes barrios o "ghettos", enfrentados al vertiginoso e implacable ritmo de trabajo que imponían las cadenas de producción industrial, obligados a cantar para audiencias muy numerosas en grandes locales, mal acondicionados y con un volumen de ruido muy superior al que hasta entonces se habían tenido que enfrentar, los bluesmen se hubieran visto imposibilitados de seguir cantando y hubieran desaparecido si no hubieran dispuesto de los medios técnicos que les permitieron amplificar su música: los micrófonos, las guitarras eléctricas y la amplificación en general. Ello dio lugar al nacimiento del "blues" urbano, del " Rhythm and blues”, a la transformación del jazz tradicional, y en definitiva, al posterior surgimiento del rock cuando se añadieron a la mezcla formas sonoras procedentes de las comunidades blancas (las baladas de origen europeo, el folk tradicional, el "country", etc.), la principal influencia en la música popular de todo el mundo hasta nuestros días. Circunstancias sociales, económicas y políticas se mezclaron con los descubrimientos técnicos para posibilitar el avance de la canción, su transformación y modernización.


¿Fin del viaje?


El nacimiento de la radio, la industria discográfica y la televisión habrían de constituir en la primera mitad del siglo XX factores determinantes de ese desarrollo y evolución. Factores tan decisivos como las guerras mundiales, las transformaciones sociales o las revoluciones políticas, que transformaron los contenidos de las canciones, el sentido de la música popular y la actitud del público ante ella.

En 1914, en plena I Guerra Mundial, un grupo de oficiales franceses recibieron la lectura de un diario parisino a 100 kilómetros de distancia. Un hecho tan simple desató la comunicación radiofónica, que llegó a su auge en la década de los 20, con la implantación de la radio en todo el mundo, y con su secuela de popularización de canciones e intérpretes, contratación de orquestas, músicas compuestas a petición de las empresas radiofónicas o publicitarias, etc. El cantante ya no era un desconocido que iba de pueblo en pueblo, diciendo sus coplas en la plaza o en la orilla del camino; se había convertido en alguien conocido y famoso, que se escuchaba a través de un pequeño aparato que, a mediados de la década de los treinta, prácticamente sonaba ya en todos los hogares.

Pero no es sólo la existencia de programas musicales en directo, que pronto se convierten en los favoritos de la radiodifusión. Es que, paralelamente, nacen las grabaciones sonoras, Aunque los orígenes se remontan a 1.877, en que Edison grabó en un cilindro de cera su histórica frase "Mary had a little lamb" ("Mary tenía un corderito"), las primeras grabaciones de actores y cantantes conocidos fueran de los inicios del siglo (Sarah Bernhard y Mary Garden dejaron sus voces registradas en 1903, si bien un año antes ya el mítico Caruso hubiera asombrado a los melómanos con su primera grabación). Pero no sería hasta la aparición del disco microsurco, puesto en marcha por la RCA Victor, en 1933, y que permitía pasar de los cuatro minutos de duración máxima del disco a los casi treinta, lo que facilitaó, en pleno auge de la radiodifusión, la retransmisión por las ondas de obras más extensas. 

Además, con la popularización del disco, single, EP o LP, las canciones ya no sólo se escuchaban en la radio, sino que se compraban, se guardaban en casa y se oían cuando se quería, La influencia de estos descubrimientos -que se produjeron, además, en un crítico momento histórico: el periodo de entreguerras; el de las grandes luchas obreras en todo el mundo, la consolidación de los sindicatos y el nacimiento de los fascismos- sobre los gustos del público y sobre la propia música popular, es evidente y no creemos que haga falta insistir sobre ella. Era el momento del desarrollo del jazz, del encumbramiento de los "crooners" y de las grabaciones de los folkloristas que, como los Lomax en Estados Unidos, conservaron gracias a estos inventos un caudal sonoro y cultural que, de otra forma, se hubiera perdido. La radio y el microsurco fomentaron el salto de la comunicación directa cantante-oyente, a la comunicación masiva e interferida por la distancia.

Sin embargo, la gran revolución tecnológica y formal de la música popular contemporánea aún estaba por llegar. La segunda guerra mundial, que transformó la sociedad de su época, los hábitos morales, las pautas culturales y la realidad política del mundo, creó las condiciones para la aparición de temáticas nuevas en la canción popular, más universalizadas. En 1948 se descubrió la radio de transistores y se extendió hasta límites insospechados la utilización de tocadiscos, que se pusieron al alcance de un nuevo sector social, la juventud, la cual comenzó a alcanzar protagonismo en esos años de postguerra, Y nació el "rock and roll".

La televisión, que venía coleando desde que el 30 de septiembre de 1928 la BBC y la Baird Televisión Co inauguraron el servicio público de TV, va a traer a la música popular una problemática que hasta entonces no existía, o existía en mucha menor medida: la de añadir al sonido y a la voz la imagen de los cantantes y la escenográfica. El espectáculo completo ya estaba en casa. En 1962 se iniciaron las transmisiones transoceánicas a través del satélite Telstar y en 1968 había ya 215 millones de receptores de televisión en todo el mundo. Así, el festival que se monta en Ohio se puede ver en Calcuta casi como si se estuviera allí. Casi.

Al mismo tiempo, la industria discográfica ha ido perfeccionando sus sistemas de grabación, de 2 a 24 o 48 canales, del sistema monoaural al estéreo, de la multiplicidad de sellos a la concentración y al monopolio: en 1975, 51 firmas absorbían el 90% de la venta y producción mundial de discos. Todo ello plantea problemas de fondo para la música popular, que al mismo tiempo que se diversifica y se perfecciona como género artístico, se enfrenta también a la masificación y a la industrialización, al marketin y la manipulación comercial de contenidos y formas.

Y una obra maestra de casa para cerrar



No hay comentarios:

Publicar un comentario